JUDAS (William James Moriarty x Tu)

Capitulo XIV: Salidos De La tierra

Despierto sintiendo pesada mi cabeza, ni siquiera podía levantarla, era como si la tuviera pegada al hombro.

Intento mover mis manos para poder ayudarme, pero tampoco reaccionan a mis pensamientos.

Ni siquiera podía mover mis piernas, no tenía fuerzas, o eso creía.

Con todo mis mayores esfuerzos abro un ojo y me doy cuenta que no era que no reaccionaba a mis movimientos, si no que estaba amarrada en una silla.

No entro en desesperación, al menos estaba viva, pero si miro hacia todas partes.

Si no fuera porque esa noche era luna llena, no sabría dónde estaba, pero al verla claramente acompañada de las estrellas pude notar que estábamos...

—. Al aire libre, estamos en altura y en el aire libre, exactamente en la hermosa Opera de Garnier. —Dice la persona que me había traído aquí.

La misma persona que había asesinado a la chica.

La misma persona que me había dormido, más bien dejado inconsciente.

La misma persona que era culpable del incidente de la mansión Lacroze.

Se pone frente a mí y se acerca cada vez más.

La luz de la luna es reflejada en una superficie filosa, la cual consistía en una cuchilla de hoja extremadamente fina.

—. Hasta aquí llegó Mademoiselle Rosalyne, o mejor dicho, ____ ¿Oh creía que no lo sabía cuando la conocí y se presentó con su apodo?

La voz familiar vuelve a sonar en mis oídos, todos mis muslos se tensan.

Levanto mi vista y la fuerzo para lograr ver el rostro.

—. Es imposible... —Digo al reconocer quien estaba frente a mí.

—. Decir que algo es imposible es un comentario bastante paradójico, ya que no hay forma de probarlo, pero tampoco puede ser mentira.

—. ¿Puede ser tan mentira como que tu habías muerto?

—. Exacto mi querida ___, es usted muy inteligente.

—. No me llames querida, que o si no me mordere la lengua aquí mismo.

—. Oh, adelante, de todas formas morirás, pero antes... —Se me aproxima con una venda. —. Quiero que escuches cierta historia sobre mi.

—. No tengo nada que escuchar de boca del asesino de mi hermana... ¿Verdad señor Gabriel? Bueno, si es que ese siquiera era tu verdadero nombre.

Ahora si la luz de la luna permitía ver el rostro completo de quien tenía en frente, se dejaron ver esos mechones pelirrojos y aquellas pecas en el rostro, mientras se reía a carcajadas.

—. Oh señorita ____, lamento haber tenido que convertirme en asesino, pero necesito contarle algo.

Se aproxima aún más y acerca la venda a mi boca.

—. Alejate o te juro que te mataré.

—. ¿A si? Veamos quién entierra primero el cuchillo después de la historia que debo narrar.

Muevo mi cabeza, pero aún así me pone una venda en la boca para evitar que mordiera mi lengua.

—. Bien, así está mejor, de este modo me escuchará.

Toma una silla y la pone frente a mí.

—. Mi nombre real no es Gabriel, mi verdadero nombre es Colt ¿Le suena?