Capitulo XXVII: Mi turno de soltarlo

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La misión de Irene estaba tardando más de lo normal, seguramente tuvieron que tomarse su tiempo para que Sherlock no se viera tan involucrado.

Por otro lado, yo había estado pasando el tiempo con el equipo de Q en su taller.

—¡Q, tienes que escucharme, esta pieza no va ahí!

—. Pero si no va ahí ¿Por que encaja?

—. ¡Por que la estas metiendo a la fuerza! —Respondió Marco algo irritado.

—Creo que, deberíamos subir para traerles algo de comida ¿No crees _____?

—. Si, tienes razón Moneypenny.

Ambas, nos tomamos del brazo y salimos hacia la cocina en busca de galletas y unas tazas de café.

Volvimos al taller, donde Marco y Q seguian ensamblando piezas.

—Dejaremos en la mesa una taza de café y galletas para cada uno. —Digo mientras con Moneypenny nos sentamos a beber el nuestro.

—. Gracias chicas —agradeció mi hermano—, pero no vamos a despegarnos de aquí hasta terminar.

Mientras la de lentes y yo ordenábamos unos cuantos materiales del taller, los chicos ni siquiera emitieron un sonido, hasta que….

—. ¡Ya esta! —Gritó Marco lanzando una llave inglesa por lo aires que por poco le cae en su propia cabeza.

—¿Lo logramos? —pregunta el de las vendas.

—¡Si, lo logramos Q! —Dice el peli negro pasando un brazo por el cuello de su amigo y meciéndolo con euforia.

—. Aún no cantes victoria Marco, debemos encenderlo antes…

—¡Alto! —digo deteniendo a mi hermano de golpe—, ¿Van a encenderlo aquí? Esperen… ¿por que lo hicieron aqui abajo en primer lugar?

—Porque todas nuestras herramientas estan aca abajo, ademas prefiero trabajar en mi taller, me se de memoria cada rincón y me muevo con mas facilidad. —Explico Q.

—Eso lo entiendo, pero ¿Como lo llevaran para arriba? No es como que cayera por la puerta y el coche subiera las escaleras.

Ambos hombres se llevaron una mano al mentón, se miraron entre ellos y los cuatro nos echamos a reír.

—¿Como es que se nos fue tan importante detalle?

—Creo que estábamos tan emocionados con su construcción que no pensamos en ello.

—. Uf… en fin, tendremos que subirlo por piezas.

—Si, pero yo primero voy a comer lo que trajeron las chicas. —Suspiro Marco sentándose a mi lado y quitándome la galleta que estaba a punto de comer—, ven a comer Q.

—. Háganme un lugar en el sofá porfavor.

Entre los cuatro las cosas iban bien, los chicos eran una compañía muy agradable y ayudaban bastante a pasar los dias en la mansión.

—Bien, como ya terminamos de comer, deberiamos comenzar a desarmar para subir el carro ¿Nos ayudaran chicas?

—Claro Q, para eso estamos aquí. —Respondimos la de lentes y yo.

De pronto se escucho el toque de la puerta, Q grito “adelante” y entró Louis.

—Buenos días Louis.

—Buenas tardes señor Marco, ya son las tres de la tarde.

—. Vaya, perdí la noción del tiempo.

JUDAS (William James Moriarty x Tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora