𝐀𝐌 | Bucky no puede dormir por las pesadillas y Dannika sufre insomnio, ambos hechos concluyen en ellos dos encontrándose en la escalera de incendios de su edificio. De la casualidad surgen grandes cosas.
THE FALCON AND THE WINTER SOLDIER
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Reviso lo que queda en mi nevera en busca de algo que sirva para el desayuno post-decepción amorosa que Holly y yo vamos a compartir con Alicia. El caos en la cocina no ayuda mucho: tengo un montón de envases a medio terminar y varios ingredientes que, si bien no parecen estropeados, no garantizan un festín digno de levantar ánimos.
Holly entra a la cocina justo cuando estoy en plena inspección, bostezando con la energía característica de una persona que apenas ha logrado arrancarse de los brazos de la cama.
—Buenos días —dice, restregándose los ojos mientras se apoya contra el marco de la puerta—. ¿Descansaste?
—Lo necesitábamos —respondo, con un suspiro que deja claro que la fatiga todavía no me ha abandonado del todo.
Ella asiente mientras se acerca para inspeccionar el refrigerador conmigo.
—¿Todo bien con tu vecinito especial ayer?
Por poco dejo caer la caja de huevos que tengo en las manos. Mi reacción es tan exagerada que ella suelta una risita burlona.
—¡No es mi vecinito especial, rubia! —siseo, bajando la voz de inmediato mientras lanzo una mirada hacia la sala—. Alicia te puede escuchar.
—Él me gusta, ¿sabes?
Sin querer todo mi cuerpo se tensa al escucharla y dejo los huevos en el mostrador, olvidando que intentaba hacer en primer lugar. Es como si el aire a mi alrededor fuera más difícil de respirar.
No debería de sorprenderme eso. Bucky es guapo y encantador cuando no asusta a la gente en la oscuridad, siempre es amable con la gente del edificio. Y Holly, ella es una princesa salida de un cuento de hadas, claro que a ella le gustaría y...
—¡Danni!
—¿Qué decías? —Acabo diciendo con un hilo de voz—. Perdón, eh sí. Yo hago los omelettes.
—Danni —Algo en mi rostro debe exponer el lúgubre camino que han tomado mis pensamientos. No me gusta el tono condescendiente que toma para hablarme, como si fuese una niña—. Me refería a que Bucky me agrada, como me agrada Marianne, tus hermanos y Alicia. Quise decir que me cae bien y me gusta que seas su... amiga. No sé en qué hayas pensado, pero no.
Le creo, aunque las palabras que quiero decir quedan atrapadas en mi garganta. Por un lado, me siento aliviada, pero por otro, estoy demasiado asustada de que algo se me escape y termine revelando más de lo que debería.
Por suerte, Alicia entra tambaleándose en la sala de estar, distrayendo a Holly lo suficiente como para que deje de mirarme como si fuera un cachorro lastimado.
Sin poder luchar con que es un jueves, después de una mañana perezosa llena de mimos, despido a Holly y Alicia, Jesse esperándolas abajo para que Alicia recogiera sus cosas después de su irremediable separación con su ex prometido. Maldito desgraciado.