𝐀𝐌 | Bucky no puede dormir por las pesadillas y Dannika sufre insomnio, ambos hechos concluyen en ellos dos encontrándose en la escalera de incendios de su edificio. De la casualidad surgen grandes cosas.
THE FALCON AND THE WINTER SOLDIER
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En los siguientes días me encontré comprando comida para gato, como en un acuerdo tácito, estuve alimentando con Bucky a los gatos callejeros, que comenzaron como un par y al día de hoy fueron seis. No dejaba de parecerme adorable la manera en que interactuaba con ellos, lo que sí noté estaba cambiando, fue el estupor que me causaba en estas situaciones, cada vez me parece todo más normal.
Es evidente para mí como se hace mella poco a poco en mi vida. Y es indiscutible en este momento, conmigo limpiando deliberadamente el salón a estas horas, como si fuese lo más normal del mundo, con las cortinas corridas y todo.
Como si lo invocara, se aparece en la escalera de incendios. Vi un sostén rosa con florecillas a mis pies. Hey, esto no es mío. Patee la prende debajo de un sofá y me encamino hasta la ventana.
—Hola vecino.
—Dannika —asintió como reconocimiento—. ¿Quién hace limpieza a esta hora?
—El alma de la fiesta, ¿no es obvio eso?
Puso los ojos en blanco. — ¿Por qué te mantienes despierta a esta hora?
Tocado y hundido, ¿eh?
— ¿Recuerdas la otra noche? Cuando me puse mocosa y decidí apoyarte en tu ardua labor de alimentar a las bestias del vecindario.
El asiente con diversión bailando en sus labios. Objetivamente puedo mencionar que tiene una boca bonita.
—Desde que pasó todo lo del chasquido me cuesta dormir —Luce arrepentido de inmediato de preguntar—. Pero no todo es malo, en esos años hice ejercicio, aprendí un poco de costura, cociné muchísimo, leía hasta los libros viejos de papá. ¡Incluso intenté usar la guitarra de mi hermana!
—Estas llena de talentos.
—Bueno, casi era Rapunzel en la torre buscando qué hacer —bromeo.
— ¿Rapunzel...? ¿Cómo el cuento de los hermanos Grimm?
Eso me llama la atención y por un segundo me debato entre contarle de la versión animada más reciente y cuestionarle sobre sus gustos literarios, el tema ha destruido todo el letargo en mí.
— ¿Leíste el cuento?
—Por supuesto, Steve y yo... amábamos leer libros.
El modo en que sus palabras vacilan y su postura se transforma me dice más de lo que debería. Me percato de que todo el asunto del Capitán es un tabú y por el bien de nuestra... ¿Relación de vecinos? ¿Casi amistad? Lo que sea, no voy a pinchar ahí.
—Tienes que ver la nueva versión —opto por cambiar de tema, no dice nada pero sus ojos agradecen sin palabras el nuevo nuevo enfoque de nuestra conversación—. No tiene tantas espinas ni gemelos, pero es preciosa. ¡Una genuina joya de Disney!
