Carta, galletas y maldición - Cap. 28

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—Si tú sabes esto desde hace muchos años, seguro has investigado el porqué de lo que me pasa —Yoongi miraba sin ningún sentimiento a la Luna, tenía demasiadas preguntas y no pensaba en volver con Jimin sin resolverlas.

—Claro que lo hice, pensé por un momento que era trastorno de identidad disociativo, pero es obvio que no. En este trastorno se ve cambios físicos leves como: El tono de masa muscular, la forma de hablar, incluso la manera de sentarse, pero nunca se ha visto el cambio de color de ojos, ni la aparición de un tatuaje.

—¿Y si mi caso es nuevo? —Yoongi sabía que eso era imposible, más no quería perder las esperanzas de una vida normal y feliz, aunque eso ya era muy lejano.

—No lo es —prendió un nuevo cigarro— Cuando entré en esa casa descubrí una carta.

—¿Carta?

—Sí, tu padre había escrito una carta antes de morir, cuando saliste de ahí, entré, yo la recogí, no la leí hasta volver a casa —botaba humo de su boca.

—y ¿qué decía? —Yoongi empezó a tiritar, no por el frío, sino por el miedo que le traía su recuerdo.

—Según en esa carta, le cayó una maldición, decía que tú serías su fin. Sé que suena irreal, pero esto ya es bastante creíble comparado con lo que te pasa. Saqué la conclusión de que eres así debido a esa maldición; ahora te sigue, hijo, ya no solo era el fin de Kwang, sino también el tuyo…

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Un hombre alto de tez pálida, se escabullía entre el bosque, tenía puesto un gorro y cubre bocas negro, vestido como si no quisiera que supieran su identidad, él seguía caminando esquivando árboles; llegó a su destino, una choza, no una cualquiera, era famosa por ser la choza de un brujo que podía cumplir con todos tus deseos, pero algo debías darle a cambio. Aquel hombre bien cubierto haría lo que fuera solo por cumplir lo que deseaba con tanto anhelo después de tan desdichado suceso.

Tocó la puerta y vio como esta se abría sola, entró con toda la confianza, notando en medio, una mesa cubierta de una tela roja y en medio de esta los típicos instrumentos de un brujo. El hombre tenía curiosidad de qué eran esas cosas, pero cuando estaba por apenas tocarlas un personaje apareció reprochándolo.

—Oh chico, que te trae aquí, es obvio que quieres algo —el brujo miraba fijamente al alfa que tenía al frente.

—Señor, vengo para que me cumpla un deseo —se le notaba lo desesperado que estaba.

—Pues dímelo, es mi trabajo cumplirlo —sonrió con falsa amabilidad— Pero antes tienes que saber que, tu deseo se hará realidad, sin embargo, me tendrás que dar algo a cambio y si no obtengo lo que quiero, sobre ti caerá una maldición —sonrió ante la última palabra, amaba maldecir y hacer sufrir a las personas, pero si le pagaban por hacerlos sentir "felicidad" pues no habría problema en utilizar sus dones para beneficiarse.

—Usted dígame y se lo daré —sus ojos por lo poco que se le podía ver estaban hinchados, seguro por el llanto.

—Está bien, lo que quiero es la vida de tu hijo —sonrió con malicia.

—¿Q-qué? Mi hijo, yo no puedo, ¿cómo sabe que tengo un hijo? —La duda lo carcomía.

—Es mi trabajo saberlo, ¿entonces me lo darás? —miraba inquisitivo lo poco que dejaba ver el alfa su rostro.

—Se lo daré —habló con seguridad.

Al brujo no le impresionó, sabía muy bien de lo que era capaz ese hombre por volver a su esposa a la vida, una omega que le quitaba los suspiros cuando era más joven, aunque la disposición de su cliente le agradaba, era de extrañar pues cualquiera en su lugar no hubiera aceptado, pero eso ya no importaba, después de todo, él saldría beneficiado.

Let me Love You  [YOONMIN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora