CLOSER [YoonMin]

31. Despertar

Unos murmullos sonaban dentro de su cabeza mientras de a poco la oscuridad limitada por sus ojos cerrados se hacía cada vez más y más clara. Jimin fue abriendo los párpados con lentitud, adaptándose de a poco a la luz artificial que iluminaba la habitación antes de sentir un intenso dolor en el pecho y en sus extremidades.

El vampiro de ojos ámbar trató de reincorporarse en la cama en la cual se encontraba recostado, pero fue detenido por aquellos dolores que lo aquejaban y por una mujer que estaba sentada a su lado y que lo había estado vigilando durante todo ese tiempo.

  —Ten cuidado pequeño— le habló aquella figura femenina mientras lo detenía por los brazos y hacía que se recostara nuevamente cubriéndolo con el edredón para que siguiera descansando.

Aquella voz le sonó tan familiar que Jimin se talló los ojos con cuidado para poder ver mejor a la mujer que le había hablado, y cuando al final pudo verla se dio cuenta que su rostro era más que familiar pues había logrado reconocer a su madre justo a su lado.

  —Por favor no hagas esfuerzos— le pidió la reina Taeyeon acariciando con delicadeza el cabello rubio de su hijo. —Lo has hecho muy bien, pero todavía necesitas descansar— le repitió con dulzura.

Jimin se volvió a recostar en la cama, pero esta vez tratando de orientarse preguntándose cómo había llegado hasta ese lugar y por qué tenía su cuerpo tan adolorido. Y, de hecho, aquellas dudas habrían rondado por su mente durante unos buenos minutos de no haber sido por la repentina sensación de que algo muy importante le faltaba. Poco a poco, un gran malestar peor que el dolor de su cuerpo comenzó a hacerse presente antes de que vagamente pudiera recordar a Yoongi muriendo en sus brazos.

Fue ahí cuando lo recordó todo: la guerra, las bestias, los hombres lobo, los híbridos, las hechiceras, el desierto y las tormentas, los ángeles, el demonio y Yoongi; y con esto último abrió los ojos antes de saltar de su cama al suelo con desesperación.

  —Y-yoongi— Jimin repitió con la garganta adolorida y la voz ronca mientras con esfuerzo trataba de dar unos cuantos pasos hacia la puerta. —¿Dónde está él?

La reina Taeyeon lo alcanzó asustada por la reacción de su hijo y lo tomó de los brazos con cuidado para hacer que se tranquilizara y tomara asiento antes de darle la trágica noticia.

  —Trajimos su cuerpo de vuelta… —le informó angustiada— pero ya ha pasado un día entero y él simplemente… Él simplemente no volvió a abrir los ojos.

Una agria sensación volvió al corazón de Jimin, tan hiriente y devastadora como cuando vio a Yoongi morir en sus propios brazos. Su vista se nubló y el nudo en su garganta hizo que se fuera asfixiando poco a poco. Después, las primeras lagrimas comenzaron a salir de aquellos preciosos ojos ambarinos. Eran unas lágrimas desconsoladas que recorrían su rostro marcado por una expresión de negación y tristeza.

  —¿Dónde está él? — preguntó sin dejar de sollozar— necesito verlo, aunque sea una última vez.

Taeyeon lo miró con un desolado rostro lleno de preocupación. Ella sabía perfectamente lo que se sentía perder a un ser tan amado como a un kaliko, así que simplemente dejó de detener a su hijo y le dijo:

  —Subiendo las escaleras al final del pasillo, en la tercera puerta.

Jimin la vio con unos ojos agradecidos e incapaces de contener las lágrimas, como si el cielo se hubiera quebrado en sus ojos y la lluvia cayera sobre sus mejillas. Y, aun así, aquellas lágrimas que no le dejaban distinguir bien la realidad no le impidieron salir como pudo de la habitación y caminar con agonía por el gran pasillo vacío y alfombrado que se abría delante de él.