14. La visita del alfa

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La luna creciente se alzaba sobre el cielo como una sonrisa que acompañaba a la enorme cantidad de estrellas brillantes que se encontraban esparcidas en pequeños cúmulos luminosos por todo el cielo.

La media noche había pasado desde hace mucho y Jimin se encontraba durmiendo plácidamente en su habitación luego de haber llegado de su acostumbrada exploración nocturna por el bosque.

Sus ojos cerrados denotaban tranquilidad y su nariz respiraba rítmicamente haciendo ver que se encontraba profundamente envuelto en el mundo de los sueños.

Y es que, aquella noche, Jimin se encontraba caminando en un desierto desolado que su mente le dibujaba. El cielo estaba oscuro y se podía observar la misma luna creciente que también se alzaba en la realidad. Las estrellas se veían muy bien y no hacía frío incluso si era de noche. Jimin caminaba sin descanso, algo confundido pero maravillado por el paisaje del cielo y de la comodidad que aquella soledad del desierto le causaba; pero de pronto mientras más fue caminando, una extraña figura se acercaba hacia él como si tuviese gran prisa en encontrarlo. Y aunque pareciera que aquel sueño podía fácilmente convertirse en un pesadilla, Jimin decidió caminar en dirección de aquella sombra pues muy dentro de sí sabía perfectamente de lo que se trataba.

Poco a poco la silueta de una mujer conocida se hizo más visible. Cabello castaño, largo y ondulado. Ojos cafés, piel blanca y delicada.
Hermosa.
Aquella mujer era simplemente hermosa, y más allá de infundirle una sensación de lejanía, Jimin sentía muy dentro de sí una calidez familiar que le hacía querer verla cada noche en sus sueños. De hecho, él lo recuerda muy bien desde que era un niño pues aquella mujer se había presentado en sus sueños y siempre lo había hecho de la misma manera: como si fuera una viajera de un lugar lejano que casualmente se había hecho su amiga y le hablaba de cosas extraordinarias cada vez que se encontraban.

Para Jimin  no era extraño soñar con la misma mujer en cada luna creciente. Se había acostumbrado a su presencia y a su rostro, a su trato cordial y la tomó como una amiga imaginaria que incluso cuando dejó de ser un niño, se seguía presentando en sus sueños.

Como si fuera aquella mujer a la que por desgracia nunca conoció.

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En aquel preciso momento, en ese recinto rodeado de vampiros que lo miraban con recelo, y luego de haber pasado tantas calamidades como lo de su secuestro y su rescate (incluyendo la persecución de los lobos), ver a aquella misma mujer bien vestida y sentada en un impresionante trono le hizo creer que realmente todo se trataba de un sueño… hasta que la chispa de la realidad hizo cortocircuito en su mente y se dio cuenta de que no era así.

  —Salgan de aquí por favor— la mujer ordenó a los nobles que estaban sentados a su alrededor.

Los vampiros se miraron con incertidumbre y obedecieron las órdenes de su reina dejando nada más a los vampiros que acababan de llegar junto al chico de cabello rubio.

Cuando ya la sala estuvo en el más completo silencio, las miradas de Jimin y de la reina se cruzaron otra vez como al inicio.

Para Jimin, la viajera que lo visitaba en sus sueños se había materializado y en ese preciso instante se encontraba parada ante sus ojos. Era todavía más hermosa que como la recordaba y aquella sensación de familiaridad se instaló en su pecho como era acostumbrado. Luego se preguntó ¿Cómo podía ser posible? Él creía firmemente en que el mundo de los sueños estaba completamente separado de la realidad ¿Entonces aquella mujer era real? Tal vez no eran sueños después de todo.

  —¿Por qué lo han traído?— la reina preguntó sabiendo exactamente que ya sus servidores se habían enterado de la verdad de su pasado.

  —Su majestad— Yoongi hizo una reverencia y tomó la palabra para poder responder—, antes déjeme explicarle la situación.

CLOSER [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora