33. Los Ojos son las Ventanas del Alma

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La puerta de la habitación se cerró con seguro justo antes de que Yoongi y Jimin se abrazaran como si no se hubiesen visto durante meses y después se hundieran en un profundo beso que habían estado reservando durante todo el tiempo en el que por razones obvias no habían podido estar a solas.

Poco a poco la pareja exploraba más hasta que un beso no parecía suficiente para satisfacer esa necesidad de cercanía que ambos sentían, por lo que en un instante la habitación se llenó de respiraciones frenéticas y sonidos poco discretos que ambos vampiros no querían, o más bien no podían contener. Nuevamente el sentirse tan cerca los llevaba a flotar junto a las nubes más altas del cielo mientras el tiempo se detenía y el mundo quedaba en el más absoluto silencio.

Para Yoongi no había un momento más preciado que aquel en el que podía sentir tan cerca y tan suyo a Jimin, por eso él siempre lo exploraba y acariciaba con paciencia y cuidado mientras guardaba cada segundo como un fragmento imborrable dentro de su memoria. Por eso trataba a Jimin con extrema delicadeza y lo tomaba en sus brazos con cariño siempre pidiendo permiso incluso si sabía que la respuesta jamás cambiaría.

Y como Yoongi esperaba, Jimin siempre decía que sí. Así es que después el vampiro de ojos ámbar se sentía caer sobre suaves pétalos perfumados que se mezclaban exquisitamente con el aroma de Yoongi a quien besaba y le revolvía el pelo de una manera juguetona solo para sacarle una sonrisa que lo derretía y le quitaba la respiración.

Entonces ambos se miraban y se unían nuevamente con un tierno beso que iba cambiando su intensidad hasta que creaban su propio mundo dentro de la habitación mientras comenzaban con su vaivén rítmico, creando fuego ardiente que se expandía por su piel y los consumía en medio de los suspiros ahogados de Jimin quien se aferraba a Yoongi con todas sus fuerzas hasta que el vampiro buscaba sus labios para besarlo apasionadamente y de descender a su cuello dejando pequeñas marcas que por sí mismas hablaban de un amor más que correspondido.

En ese momento en el que sentían que podían tocar lo más alto del cielo con sus propias manos, ambos pedían que el tiempo no avanzara más. Deseaban con todas sus fuerzas permanecer así, envueltos en los sentimientos más profundos que solo ellos podían entender. Estar tan cerca que se podían percibir y oír sin la necesidad de hablarse para expresar el inmenso amor que sentían el uno por el otro. Era el paraíso infinito, pues incluso cuando terminaban quedaban embriagados de esa sensación mientras se fundían en un cálido abrazo que para ellos podía ser eterno.

  —Eres lo más bello que mis ojos han visto— Yoongi acariciaba el cabello de Jimin como si se tratara de la seda más delicada del mundo— y si existo solo es por ti y para ti— le dijo antes de notar un suave sonrojo en las mejillas de Jimin, algo que le pareció tan lindo que sintió un agradable cosquilleo recorrer su cuerpo entero.

  —Vi estas la arbo, sub kiu mi sentas min sekura— guardando un tono cálido, Jimin le respondió en esperanto mientras entrelazaba sus manos con cariño.

«Tú eres el árbol bajo el que me siento seguro»

 

  —Vi estas mia vivo— le dijo al final.

 

«Tú eres mi vida»

Yoongi oyó las palabras de su kaliko como una bella melodía que salía de aquellos hermosos labios que siempre quería probar, despúes dio un suspiro y sonrió como solo sonreía para Jimin. Luego lo acercó más hacia él y le besó la frente con ternura.

  —Te amo tanto— le dijo Yoongi a aquel muchacho que le había robado el corazón con su sonrisa y sus hermosos ojos de media luna. A aquel muchacho de quien realmente se había enamorado a pesar de creer que aquel sentimiento no era más que una fantasía.

CLOSER [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora