3. Las Islas Solitarias

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(T/N)

Salimos de la oficina de Caspian y yo me fui a la borda a babor. Empecé a hacer plática con Rynelf, uno de los de la tripulación. Era de Galma, marinero de profesión. Él y su familia migraron a Narnia cuando se corrió la noticia de que Caspian era rey. Cuando Caspian anunció la misión que quería llevar a cabo, se unió a la tripulación y se embarcó en el Viajero del alba. Era agradable, me contó sus experiencias y comentamos sobre algunos lugares que ambos habíamos visitado. Después se fue a hacer sus labores.

Me quedé mirando el horizonte. No había mucho que admirar, pero me agradaba la brisa marina. De repente, sentí que dos brazos me rodeaban por atrás, pero me relajé y sonreí al ver que se trataba de Edmund.

–¿Estás feliz? –preguntó.

–Mucho. –respondí y besé su mejilla.

–Seguro creerás que no es ni la mitad de lindo que la Hispaniola. –dijo poniéndose a mi lado.

–Te equivocas. Es encantador.

Miré el castillo de proa y alcancé a ver a Lucy platicando con Reepechip, vi la banderilla ondeando con el viento en lo alto del mástil, los marineros haciendo sus labores;me sentí feliz.

–Espero que no hayas olvidado cómo usarla. –habló Caspian saliendo de su oficina con dos espadas y extendiéndo una a Edmund.

–Claro que no. –dijo Edmund tomando la espada.

–¿Aceptas un duelo?

–Por supuesto.

La tripulación pareció entender lo que pasaba e hicieron espacio en el centro. Edmund se quitó el chaleco que llevaba y lo puso en la borda. Me guiñó el ojo y se fue con Caspian dejándome sonriendo como tonta. El duelo empezó y la tripulación vitoreó a sus reyes. Lucy bajó del castillo de proa y se puso a mí lado.

–(T/a).–habló después de un rato.

–¿Sí?

–¿Tú... crees que soy bonita?

–Claro que sí. –respondí mirándola.

–Esque... bueno, tú tienes a Ed y pareciera que todos los chicos andan tras Susan...

–Lu, tu valor o belleza no lo definen ningún chico. Eres bonita, inteligente y valiente. No saben lo que se pierden.

Lucy sonrió, yo la abracé y continuamos viendo el duelo. Caspian lo hacía bien y parecía que Edmund no había perdido su habilidad a pesar de tanto tiempo. El duelo acabó cuando ambos reyes quedaron enfrentados. La tripulación aplaudió emocionada al igual que Lucy y yo. Un marinero le ofreció un vaso de agua a Edmund, éste lo tomó y se fue con nosotras. Se puso a mí lado y rodeó mis hombros con su brazo.

–Chicos–dijo Lucy–, ¿creen que si navegamos hasta el fin de la Tierra sólo caeremos por la orilla?

–¿O sea que aquí el mundo es plano?–pregunté y Edmund soltó una risa.

–Tranquilas, chicas, falta mucho para llegar. –respondió Edmund antes de dar un trago a su vaso.

–¿Así que los tres siguen diciendo tonterías? –dijo Eustace saliendo del camarote en donde lo pusieron. Decidí intentar ser amable.

–¿Cómo te sientes, Eustace?

–Bien y no gracias a ustedes. Qué suerte que tengo complexión de hierro. –intento fallado.

–Tan efervescente como siempre–comentó Reep–. ¿Hallaste tu equilibrio?

–Jamás lo perdí, solo fue la conmoción. Mamá dice que soy muy adaptable, gracias a mi Inteligencia.

Our lifetime || Edmund Pevensie x Reader Donde viven las historias. Descúbrelo ahora