2. El cuadro de la habitación

325 15 2
                                    

(T/N)

Edmund me dijo que sus tíos querían conocerme;él hubiera querido presentarme primeramente a sus padres, pero no sé pudo. Salí de la WAAF y me encontré con Edmund y Lucy en donde la primera vez. Por la bicicleta a su lado y las cosas en ella, supuse que habían ido al mercado. Lucy se veía diferente a la primera vez que la vi. Su cabello había crecido un poco y sus facciones se habían definido.

Caminamos hasta la casa de los Scrubb. No era muy grande, pero era linda. Cuando entramos nos quitamos los abrigos, Edmund colgó el mío y el suyo en el perchero y Lucy hizo lo propio para luego irse a otra parte. Edmund tomó mi mano y fuimos a la sala, donde estaba su tío. A decir verdad, estaba nerviosa. El señor Scrubb estaba tan ensimismado en su periódico que no nos prestó atención hasta que aclaré mi garganta.

–Ella es (T/N) (T/A), mi novia. –dijo Edmund.

–Un gusto, señor Scrubb. –hablé mientras él se ponía de pie y estrechaba mi mano.

–El gusto es mío, hija. –respondió de manera amable. Me sorprendió.

Lucy llegó hacia donde estábamos diciendo que había llegado una carta de Susan. Acordamos leerla en la habitación de Lucy.

–Con permiso, señor Scrubb. –hablé.

–Adelante.

Salimos de la sala y subimos las escaleras.

–Tu tío no se parece en nada a como lo describiste. –le susurré a Edmund.

–Es porque le caíste bien.

La habitación de Lucy era pequeña y pintada de blanco, había una gran ventana sin cortina y un cuadro del mar con un pequeño barco. Nos sentamos y Lucy empezó a leer la carta de Susan. Por lo visto, se la pasaban bien en Estados Unidos aunque su padre estaba muy ocupado. Edmund dejó de prestar atención cuando su hermana mayor había mencionado que un oficial naval la había invitado a la fiesta de té del consulado británico;se puso de pie y fijó su vista en el cuadro. Los tres pusimos atención cuando Lucy leyó:"parece que los alemanes han hecho difícil cruzar el océano. Son tiempos duros. Mamá espera que puedan pasar unos meses más en Cambrigde."

Voltée a ver a Edmund. A mí me alegraba que estuvieran aquí, pero sabía que ellos no estaban a gusto.

–¿Unos meses más? No voy a sobrevivir. –exclamó Lucy.

–Tú tienes suerte–dijo Edmund volviéndose a sentar y tomando la carta–:tienes un cuarto para ti. Yo me quedo con el monstruo bocón.–reprimí una risa al escuchar cómo había llamado a su primo.

–Susan y Peter son los que tienen suerte. Viviendo aventuras. –dijo Lucy parándose y yendo hacia un espejo.

–Son los mayores y nosotros los menores –replicó Edmund acostándose en la cama con cuidado de no patearme–. No somos tan importantes.

–Lo eres para mí. –le susuré agudizando un poco mi voz haciendo que él sonriera ligeramente y tomara mi mano.

–¿Creen que soy tan bonita como Susan? –preguntó Lucy de repente.

Quería decirle que era hermosa y que no necesitaba compararse con nadie. Abrí mi boca para hablar, pero Edmund habló primero.

–Chicas, ¿habían visto un barco como este?

Me acerqué a ver el barco del que hablaba. Tenía forma de dragón, sus fauces estaban abiertas y en el mástil había una sola y gran vela color púrpura. El barco estaba de frente al espectador. Los tres lo estábamos contemplando.

–Es muy narniano, ¿no creen?–comenté.

–Sí. Otro recordatorio de que estamos aquí y no allá.

Our lifetime || Edmund Pevensie x Reader Donde viven las historias. Descúbrelo ahora