(T/N)
Desperté con Edmund abrazándome por atrás. Gael ya se había ido. La tormenta había parado y una débil luz matutina entraba por la ventana. Acaricié levemente el dorso de la mano de Edmund hasta que dejó un beso en mi hombro.
–Buenos días, majestad.
–Buenos días, su alteza.
Me di la vuelta para quedar frente a frente con él. Su cara y sonrisa adormiladas eran tiernas.
–¿Cómo dormiste? –pregunté.
–Bien, pero asgsghf...
Volvió a dormirse. Apreté los labios para no reírme, pero fallé.
–¿Por qué te ríes? –preguntó fingiendo molestia.
–Te quedaste dormido mientras hablabas.
–No, estaba pensando.
Volví a reír, besé su nariz y me acosté mirando al techo.
–¿Y si decimos que estamos enfermos y nos quedamos aquí? –preguntó Edmund.
–No podemos hacer eso.
–Podríamos.
Suspiré. A decir verdad, la propuesta de Edmund era tentadora.
–¿Qué te parece cinco minutos?
–Diez.
–Siete.
–Ok.
Se acercó y se acostó en mí pecho. Lo abracé, acarició su cabello y, en segundos, se volvió a dormir.
Pensé en todo lo que hemos pasado:los bailes juntos, tardes de paseo, risas, besos. Aunque también pensé en lo malo:las guerras, discusiones, las veces que tuvimos que estar separados... y aún así no me atrevería a escoger a otra persona.
La luz empezó a ser más clara y supuse que ya teníamos que levantarnos. Decidí despertarlo de una manera linda:besé su frente, luego sus mejillas y nariz hasta que abrió los ojos.
–Despierta, bella durmiente. –le dije.
–¿Eres la princesa que va a salvarme del sueño mortal?
–De hecho, soy una reina.
–Mucho mejor.
Se puso casi encima de mí y me besó. Acarició mi mejilla y le seguí el beso. Finalmente, nos levantamos. Fui a mi camarote a vestirme y peinarme. Lucy ya estaba lista. A mediodía encontramos una isla decértica.
Caspian, Edmund, Lucy y yo fuimos a explorar. Vimos una cuerda sujetada a una roca y después de asegurarnos de la altura, descendimos por la cuerda. Se trataba de una cueva con muchas estalactitas. Caminamos hasta dar con un manantial dentro del cual había una estatua, al parecer, hecha de oro. Edmund tomó una rama para mover la estatua, pero en cuanto tocó el agua, la rama se tornó en oro. Edmund tuvo que soltarla al volverse tan pesada.
Por la pose de la estatua, parecía que se trataba más bien de un hombre que había caído de bruces. Caspian vio el emblema de un escudo que estaba ahí y se dio cuenta de que se trataba de lord Restimar. Edmund, con ayuda de su espada, sacó la de lord Restimar sin que ninguna se convirtiera en oro.
–Tal vez no sabía lo que esperaba.–comentó Lucy.
–O tal vez se dio cuenta de algo.–habló Edmund.
–¿A qué te refieres? –pregunté.
Edmund ignoró mi pregunta y tomó una caracolaque estaba por ahí. Sumergió la punta de la caracola, la dejó en el piso y observó cómo se convertía en oro. Edmund miraba la caracola con un extraño brillo en los ojos.
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Our lifetime || Edmund Pevensie x Reader
FanficLa historia de dos muchachos cuya relación se desarrolla en nuestro mundo y en la mágica tierra de Narnia