Capítulo 28 Beat it

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—¡Caesar! ¿En verdad eres tú?

Joseph veía de arriba a abajo al hombre que tenía delante. Dando vueltas a su alrededor y sin dejar ni un centímetro del ojiverde sin revisar, lo miró de arriba a abajo confirmando su sorpresa.

Enfundado en un elegante traje blanco y con un sombrero que cubría su cabello platinado, el castaño no había reconocido a su compañero de armas antes, pero ahora que lo veía bien podía dar fe de que era Caesar.

Aunque la situación no era para nada favorable, la mente del castaño estaba en las nubes, más enfocado en el apuesto hombre mayor que tenía delante ¿Los Zeppeli son como el vino? Es decir Caesar era atractivo desde que lo conoció y ahora tampoco se veía nada mal, aunque prefería al rubio que conocía. ¿Al envejecer perdería su encanto marca Joestar? Nah... De seguro siendo de la misma edad él era más guapo.

El mayor trató de ignorar la osadía del castaño, desde que lo había conocido Joseph no era una persona que respetaba el espacio personal precisamente, pero teniéndolo tan joven y con una mirada que carecía de rencor o tristeza no pudo más que tratarlo de manera cortante, tratando de que esa actitud tan pura de Jojo no lo hiciera sentir peor de lo que ya se sentía con solo pisar la misma ciudad que el.

—Supongo que sería inutli negarlo, Joseph —Caesar llamó al castaño por su nombre, algo que le dio un escalofrío al castaño, pues desde que se habían conocido rara vez lo llamaba de esa manera— mas me temo que ahora no es momento para...

—¡Señor Joestar! ¡Señora Holly!

Okuyasu entró por los restos de la puerta gritando, tenía algunas quemaduras en la cara al igual que su traje hecho jirones, detrás de él venía Mikitaka cargando al sujeto de la extraña guitarra también quemado, evidenciando que se habían metido en una pelea.

—¡Están muy heridos!

Holly veía con bastante preocupación a los muchachos, dejando a Jouta en los brazos de Jolyne fue corriendo con ellos y empezó a curarlos, ignorando si podía o no tener repercusiones usar su Stand.

—¡Alguien planea atacar a Morioh! —Okuyasu dijo mientras las bayas curativas de la rubia se extendían por la piel de los heridos.

—Deben descansar, mi poder...

—¡Eso no importa! —inhalando y exhalando con fuerza se veía como el moreno suprimía el dolor por las heridas al estar más preocupado por su hogar.

—¡Hey! No le hables asi a... ¿Mi hija? —por más que lo intentaba Joseph seguía impactado con el hecho de tener una hija que parecía mucho mayor que él, la diferencia entre padres e hijos es siempre notoria ¿Cierto? Era demasiado raro para él, aunque no por eso dejaría de proteger a Holly.

—Oh... Lo siento señor Joestar, señora Holly, es solo que...

Con la cabeza gacha, el Nijimura dejó de hablar apenado de gritarle a Holly. Mikitaka tomó del hombro a Okuyasu con un leve asentimiento se paró delante de él, empezando a explicar la situación.

—Verán señores Joestar, antes de poder detener a este sujeto —dijo cargando a Akira del cuello— él nos gritó algunas cosas, entre ellas que planean atacar nuestro pueblo natal y si es verdad lo que dice no nos queda mucho tiempo para prevenir a nuestros amigos.

—Si... Mikitaka ya lo dijo, también sabía que se llevaron a Tonio y a Aya-san y ese caso lo manejaron mi hermano y Josuke, no es fácil averiguar algo así.

—Hmm, Okuyasu-san tiene razón, por lo que no podemos darnos el lujo de pensar que es un engaño. Dijo que ni una sola alma se salvaría.

—... —Caesar apretó los puños, esa manera de actuar era similar a lo que pasaba hace años, cuando aún había máscaras de piedra.

El heredero perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora