Capítulo 11 Something about us parte 2

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Cuando Jolyne volvió al sendero suspiro profundamente, hasta ahora no sabía nada relacionado al origen de Jouta, algo que, sinceramente, le frustraba más de lo que ella quisiera.

No conocía muy bien a su padre y desde que se enteró de la existencia de su hermano quería saber quién era la misteriosa persona con la que, posiblemente, había tenido un romance.

Bien el moreno podía ser resultado de una aventura de una sola noche, pero por las características que tanto Joseph como Holly describían de Jotaro esperaba más de él, ver un poco más de su auténtica personalidad. Hizo un intento por recordar alguna interacción directa, aunque a su mente solo llegaron palabras de los demás.

"Es un hombre sensato e inteligente, que procura a los demás en lugar de a el mismo"

Durante su infancia había oído esas palabras de sus abuelos, y había crecido con la ilusión de que Jotaro este presente en su vida, pero el moreno parecía no hacer nada más que dormir, comer y luego volver a viajar.

¿Tal vez no me quiere?

Era la pregunta que se hacía hasta que faltó a su fiesta de quince años. Ese momento cambio su admiración y anheló por odio, casi arruinando su imagen pública en medio de esa fiesta, una ira que duró hasta que pocos meses después lo declararon desaparecido.

Ahora solo quería saber la verdad tanto de ella como de Jouta, ya le tocaría el turno a Joseph, pero estando ahí aprovecharia la oportunidad que tenía.
Su cerebro estaba analizando su próxima movida aunque tenía la incómoda sensación de que había algo a simple vista que se le escapaba.

Sacudiendo la cabeza decidió que lo mejor que podía hacer era ir directo a la siguiente memoria. Si los recuerdos de aquel chico estaban protegidos, debían ser lo suficientemente importantes, tal vez no se relacionaban con Jouta, pero algo le decía que debía conocer al tal Kakyoin.

Ignorando lo último que pensó avanzó en el camino, decantándose por ver los recuerdos en orden, al menos un par más.

Volvió a prepararse cómo lo hizo antes y tocó el disco apenas rozandoló con la punta de sus dedos.

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Estaba en un enorme salon, aunque no había más que dos personas.

Se quemaba incienso en el centro y largas frases en japonés eran dichas por un anciano  con un sombrero alto y azul oscuro.

En el centro Jolyne pudo ver a Jotaro con una hakama gris, algo más formal de lo que solía usar y escuchaba atentamente lo que decia el anciano.

Luego de hacer algunas cosas propias de un santuario, "purificarse" había entendido, lo mandaron al patio.

Su padre había cambiado bastante, con un metro noventa y cinco ya rebasaba a la los adultos japoneses, su rostro se había vuelto más serio y se parecía más al hombre que recordardaba. Era primavera, dando a entender que desde la última memoria habían pasado unos meses.

El lugar era bastante tranquilo, las aves cantaban una tras otra y se podía apreciar la diferencia entre los sitios en los que había estado con el santuario, pues este era pequeño y lleno de estatuas de piedra, aunque también había algunos visitantes a su alrededor. Entre la poca gente que estaba había un grupo de chicas que lo miraban desde lejos, causándole una mueca de molestia al moreno, pero por suerte no se atrevieron a acercarse.

Buscando alejarse del poco bullicio el moreno salió del lugar, encaminado por el sendero de piedra que había al lado contrario de la salida. Con flores y árboles en pleno florecimiento se podía sentir una paz y silencio como nunca había sentido, Jolyne estaba encantada con ese paisaje digno de una novela romántica que tanto le gustaban a Rosas, y los que alguna vez había leído.

El heredero perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora