El heredero perfecto

Capítulo 26 Around the world

En medio de la oscuridad, cuando parecía que la nada misma había reencarnado, había ocasiones en las que se podía oír el susurro de lo clandestino, aquellos secretos que uno incluso llega a olvidar.

—¿Cree en la gravedad?

El eco de lo desconocido hacía rememorar una sensación terrible. La falta de aire que se presenta únicamente cuando una pérdida se ha hecho presente ¿Cómo es que fue derrotado? Si él no se metía en cosas tan banales como las competencias, ni se hacía de enemigos. Además si jugaba lo hacía para ganar.

—¿Qué demonios? ¿Quién es usted?

La soledad puede crear un abismo que consume el alma. Pero él ya no estaba sólo, tenía una familia, la más normal y común que pudo conseguir, y sin embargo el pasado parecía una cadena de la que jamás podría liberarse.

—Me temo que eso no es importante señor Kira.

Esa misteriosa y solemne voz parecía satisfecha por la mueca de frustración que dejó escapar. La situación le hacía tener un escalofrío que recorría su espalda por completo. Estaba expuesto, estaba débil, pero no quería demostrarlo. Invoco a Killer Queen preparándose para un ataque, no podía simplemente dejarse ganar.

—Mire si no se va a mostrar y no va ha...

Tal vez en esta vida no hizo nada tan malo, pero él no era un santo, y aún había cosas con las que lidiar, cosas de las que no podía escapar.

—Kousaku Kawajiri ¿El nombre le es familiar?

Finalmente la coraza de tranquilidad se quebró. Con esa simple pregunta la cara de poker que poseía ya no fue útil. ¿Ni siquiera pudo hacer una jugada? Apretó con fuerza su puño, clavando las uñas en la palma hasta hacerla sangrar. Sabía que resistirse era inutil, la persona que pronto se presentaría era más peligrosa de lo que él podía tratar y lo peor era que no podía simplemente retroceder, había mucho en juego y sabía que de negarse o aceptar de todas maneras no podría regresar a su vida tranquila.

—Infeliz. ¿Qué demonios quieres?

Su nombre es Yoshikage Kira, tiene 33 años, vive en la colonia japonesa llamada Morioh, en el área que conforma las villas, es un noble con un título que ni siquiera se molesta en presentar. Tiene un hijo algo molesto que en el fondo le agrada y una esposa que... para su desgracia, cometió muchos errores. Uno de ellos fue el asesinar a su primer esposo.

—Un favor, para alcanzar el cielo.

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"Eso que veo a lo lejos ¿Es el cielo?, se siente como un espacio infinito, como si nunca pudiera volver a mi hogar. Es todo y es nada, es la absoluta soledad"

Mucha información sobrecargaba la mente de Jolyne. Tantas cosas pasaban ante ella que temía que su cabeza explotara. Una vida en segundos fue presentada delante de ella, sentía cosas maravillosas, otras desoladoras, era una vorágine de emociones que estaba segura que la ahogaría.

Un abrazo, una despedida, la muerte de una familia que no se sentía cercana. Amigos, enemigos y peleas en las que cada vez costaba más ganar. Una existencia tan larga como veinte años y tan efímera como el aleteo de una mariposa.

Se sentía como ella, su aroma y mente eran las mismas, eran sus huesos y su piel, pero... ¿Realmente era ella? ¿Por qué estaba ahí en primer lugar?

Finalmente todo se detuvo, olvido todo para poder estar en ese lugar, ese lugar que solo podía tratarse del último que vería.

El cielo... más que cielo parecía un portal a otra dimensión que estaba dispuesto a devorar todo a su paso. Sentía el mar a sus espaldas junto a un montón de heridas que le escocían y dejaban escapar sangre. Olía sal marina y... muerte. Gente cuyo rostro y apariencia se desdibujaron a la lejanía ¿Eran un hombre y una mujer o dos mujeres? y sobre todo, lo más cercano a ella, una figura inolvidable, ahora sin vida, que la atormentaba de vez en cuando, cuando se preguntaba si realmente era amada.