Capitulo 19 Childish war

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Cuando Johnny miro el barco con el que cruzaría el mar una sonrisa muy tenue se dibujo en su rostro, el aroma salado le daba cierta sensación de libertad y, aunque no lo quisiera admitir, le emocionaba mucho hacer un viaje tan largo, ya que a diferencia de Gyro que había cruzado antes el mar, el no había hecho más que viajes entre estados.

Mientras esperaba junto a las maletas y se sentaba sobre una, podía ver cómo algunas personas empezaban el embarque, pero el aún debía esperar a que el rubio y su familiar, que por las notas de su hermano se llamaba Jotaro, llegarán al puerto.

Un escalofrío subió por la espalda y se intensificó en la marca de estrella, indicándole que un Joestar estaba cerca.

Pensó de inmediato en Jotaro junto a Gyro, pero grande fue su sorpresa al ver a su hermano en el lugar.

—¡Nicholas!

—¡Jojo!

—¡No me digas así!

Ambos se acercaron para abrazarse, sonriendo, uno feliz por haber llegado a tiempo para despedirse, el otro simplemente por verlo.

—¿Que haces aquí?

—¿No puedo simplemente ver por última vez a mi hermano?

—Ni que me fuera para siempre, es solo un viaje.

Un viento helado sopló por toda la costa y Johnny sintió como sus rodillas empezaron a temblar, cayendo al suelo de inmediato sin lastimarse, en una pose que ya era demasiado conocida para él.

—¡Johnny!

El castaño quizo alzarlo, pero Johnny lo detuvo con la palma, respirando lentamente antes de volver a pararse.

—Esta bien, puedo hacerlo solo.

—… —Nicholas lo miraba angustiado, verlo en tal estado le traía malos recuerdos, pero el malestar rápidamente se volvió enojó y mientras Johnny volvía a sentarse sobre las maletas un pensamiento escapó de sus labios—ni siquiera pudo curarte bien.

"Oh, aquí vamos de nuevo" pensó Johnny.

Durante los siguientes diez minutos Nicholas empezó con el discurso de "Gyro Zeppelli es una mala influencia" dónde similar a su padre hablaba sin parar de lo malo que era que se hubieran conocido, que era mejor que se alejarnos, que una "amistad" así no era lo apropiado, que aún podía ser parte de la familia si se alejaba del médico y bla, bla, bla.

Si Johnny no lo cortaba era porque al menos no los insultaba directamente, y porque hace mucho que no le importaba su padre (al menos eso quería creer), y que si defendía a Gyro o aclaraba que eran pareja la perorata solo se extendería más.

—¿Ya terminaste?

—Ay, Johnny— suspiró Nicholas, sabiendo lo terco que era nunca dejaría al rubio solo para darle la contra a su padre, y era en parte por lo que tenía miedo. Gracias a eso jamás pudo conocer a Gyro, y por eso no podía saber si era en verdad bueno para su hermanito.

—Mira, agradezco mucho tu ayuda, y que encontrarás la información para que no tenga que recorrer toda Europa en busca de los Joestar, pero me espera un viaje de 10 días y aunque no se vea quiero disfrutarlo. ¿Podríamos al menos fingir que confías en mí hasta que vuelva?

—… ¡Oh, Johnny, mi pequeño hermano! —Nicholas tomó la gorra que Johnny siempre portaba sin levantarla de su cabeza y la revolvió con su cabello, riendo mientras veía la amargura brotar a través de ese seño fruncido.

—¡Basta, idiota!

Ver a su hermanito aún con las mismas actitudes de siempre le reconfortaba, así que lo volvió a abrazar y le entrego algo pequeño en su mano.

El heredero perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora