Capítulo 3 Virtual Image

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La noche se había vuelto día muy pronto. Tanto Jouta como Joseph se quedaron en la cocina junto a Holly, quien parecía no tener problema alguno, ya que había preparado tantos platillos como para armar un banquete. Joseph estaba encantado, no sólo por la comida, sino que ver a su hija tan llena de vida después de pasar casi 2 años en cama negándose a perder la esperanza de que Jotaro volviera algún día.

Por su parte Jouta estaba apartado, lo más tranquilo que podía y sólo se acercaba a probar y dar su opinión, no había comido tan bien en años y ciertos sabores le parecieron exquisitos sonriendo, hasta que una pregunta salió de Holly.

—Jotaro querido, ¿que quieres de postre?

—Un pastel de cerezas —dijo Jouta sin pensar, casi como reflejo.

—¿En serio quieres uno? No tengo cerezas —dijo preocupada.

—No... no es necesario, lo ... Lo dije sin pensar —murmuró avergonzado.

—Iré más tarde con Rosas por más cosas, compraré cerezas para mi niño especial.

—Eh... mmm... Mamá -incómodo siguió hablando- Creo que deberías descansar, ya ha amanecido.

—Jotaro, ya dormí lo suficiente -lo miró entrecerrando los ojos- pero, ¡me encanta que te preocupes por mi! Así que, mi niño te haré caso. Mientras ve a pasar tiempo con Jolyne.

La castaña se fue a su habitación tarareando, mientras Jouta y Joseph la miraban, ambos cansados de pasar la noche en vela, sin embargo aún tenían de que hablar.

—Muchacho. Tienes mucho que explicar.

—Señor Joestar —interrumpió— no se preocupe por mi, ni busco el título o dinero si es lo que se pregunta.

El mayor empezó a divagar ¿Qué podía querer el muchacho?

—Supongo que entonces buscas a tu padre.

—Estoy enterado que Jotaro esta desaparecido hace dos años, y en lo personal me da igual si esta muerto.

Joseph no podía evitar pensar en su nieto al verlo con esa cara de póker. No sólo era la estrella en su espalda, sino su semblante y apariencia, casi dos metros de altura y ropa negra ¡Era su viva imagen! Es más, hasta su gorra negra era similar, tal vez lo único que faltaba era que no estaba rasgada en la parte trasera y que era ligeramente más delgado.

—¿Entonces que es lo que quieres?

—Estoy en busca de algo, algo muy valioso que se encuentra en los círculos de la nobleza y...-titubeó antes de continuar- que es preferible que usted no sepa.

El mayor cerró los ojos intentando analizar lo dicho por el muchacho, no le inspiraba confianza, pero lo había salvado de un apuro, además de que su presencia había animado mucho a su Holly, tanto como para que ella volviera a ser tan feliz como antes.

—No preguntaré lo que buscas, ni voy a echarte de aquí. A cambio quiero que permanezcas junto a mi hija un tiempo fingiendo ser mi nieto y por supuesto que apoyes a Jolyne en la prueba.

—Planeaba hacerlo desde un principio, como dije no pensaba interferir.

—Aún así, mi deber como cabeza de los Joestar es proteger a mi familia. Por lo que deberás seguir mis reglas. Ven conmigo, te daré una habitación cerca de la de mi hija.

Joseph se fue de la cocina dejando al cansado jovencito que sólo quería dormir un poco.

—Yare yare.

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La noche para Jolyne no fue tan mala, entró en su desastrozo cuarto y se libro del vestido rompiendolo con ayuda de Stone Free, le importó poco la belleza que tenía, y luego de tirar los restos, remover ese molesto polizon de su trasero y aflojar el corsé se sintió mucho mejor. Se recosto en su cama ya en camisón y pensó que no podría dormir en todo lo que quedaba de noche, pero apenas cerró los ojos cayó en brazos de Morfeo.

El heredero perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora