Capítulo 30: ¡Creo que estaré en problemas!

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P.O.V Taylor:

Ya hemos llegado a mi casa..

Edith se encontraba a mi lado y ya se quedaría a dormir a mi casa.

—Es un día súper loco.

—Si, de mucho movimiento.

—Creo que he estado mas en la calle y fuera de casa que un vagabundo.

—No estes burlándote de aquellas personas.

—Es humor negro, Tay, tampoco te lo tomes tan mal.

Alguien toca la puerta y era mi madre.

—¿Cómo están?

—Bien, ahora que Steven esta mejor—AGREGA Edith.

—¿Te haz asustado?

—Algo asi.

—Ñe, admite que lloraste.

—Lo admito—rió—Hubiese sido horrible.

—Claro, si, claro—dije ironica.

—¡No te burles de Edith, Michael Jonas!

—¿Por qué todos me llaman así?, creo que mi nombre es Taylor Margaret Cameron.

—Ay, sorry Margaret—Mi madre levanta el meñique.

—Bueno, ya, igual si las cosas hubiesen salido mal, ahora todos estaríamos llorando.

—Y cambia de tema, ¿vio? —agrega Edith. Comienzan a reírse.

—¡Vayanse al diablo!, estoy hablando enserio.

—Yo recién también lo hacia, y se rieron.

—Ay, Edith, no te tomes todo tan mal—reí.

Mi trasero vibra y saco mi celular

—Shshsh, están llaman... este no es mi teléfono.

—¿Qué dices? —agrega Edith.

—Que este no es mi telefono—levanto el mismo a la vista de ambas. —El mio esta aquí.

—¿De quien entonces?

—Creo que es de... ¡MICHAEL!

—¿Michael?, ¡el Michael Jonas que ambas conocemos?

—Si, lo es.

—¿Qué haces con el?

—Es que el me lo prestó para que te llamara y olvide de dárselo, tengo que devolvérselo.

—Creo que no aun.

—¿Qué dices?

Se sonríe picarona.

—Tienes el teléfono del mismo Michael Jonas—rie mi madre—¿No pienas en hacer maldades?

—¿Qué? —grité—No, nunca se me... o si.

—Si, se que quieres revisarlo.

—No, miren como me incitan a portarme rudamente.

—Uf, ruda mami. —se burla Edith—Ok, puedes dejarlo si no tienes agallas.

—¿Estas desafiándome? —me cruce de brazos.

—¿Yo?, jamás.

—Preferiría irme, no quiero ser cómplice de esto—se levanta mi madre—Les traeré galletas.

—Gracias, Maria—dice Edith—Ahora, hazlo, se que quieres.

—¡No! —me di la vuelta. Hice una pausa—O si podría, solo un poco. Dios no me envíes al infierno.

Déjame... ¡PROSTITUTO! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora