P.O.V Taylor.
No he pegado un ojo, veía como el amanecer aparecía y yo estaba recostada en la cama observando a Edith mientras soñaba plácidamente, la luz del día dándome en los ojos y el ruido de abajo que era mi madre moviéndose, quizás hasta preparándose para trabajar.
Bajé de mi cama y fui hasta el baño. Remojé mi cara. Ojos hinchados y rojos. Ojeras que parecen no salirse ni con cemento.
Wow ¡Mira lo que logras Michael Jonas!
En realidad, fuiste tu.
¿Quieres tirarme con ladrillos también? Tengo suficiente para otra muralla china.
Alguien toca la puerta. Madlita suerte será si es.
-¿Hija? ¿Edith? -Mamá.
-Si, soy yo, ma. ¿Qué suecede?
-¿Puedo pasar? Necesito mi cepillo de dientes. O si no puedes dármelo tu.
-Ehm-No quiero que me vea así-No sucede nada, toma.
Alcancé su cepillo y se lo dí. Siento el presentimiento de que lo sabe, pero espera a que le diga lo que sucede.
De tal palo, tal astilla.
Paso un rato dentro del baño y pongo todo el maquillaje posible para tapas mi rostro.
Salgo del baño y entro a mi habitación, Edith estaba recién amaneciendo.
-Deberías despertar, tenemos clase.
-Si, pero tenemos mañanas diferentes. Verás que por mas que tarde, siempre llego.
-Mi casa, mis reglas-sujeto su brazo e intento levantarla. No pude.
-¿Dormiste bien? -Me inspecciona
-No. -Debía ser sincera. -Sabes que no.
-Mmm, intentaba estar despierta pero me dormí completamente, lo siento, soy la peor amiga.
-Plis, no. No sucede nada, tranquila. Suficiente con que te quedaste.
-Te ves mal-se levanta y me abraza.
-Pero ya no, estaré bien y a otra cosa.
-¿Por qué lo dices?
-Michael Jonas.
-Claro, pero ¿a que te refieres?
-A que ya no importa, no quiero hablar mas del tema. He desperdiciado muchas lágrimas por un prostituto.
-Uno que cobra barato.
-Algo así-rió.
-Vamos a desayunar?
-A desayunar-Edith me empuja dejándome en la cama y corre hacia abajo.
P.O.V Michael:
Ya estaba preparado para salir.
Se me está haciendo costumbre lo de ir en colectivo y salir minutos antes para tomarlo.
Bueno, maldito auto quien sabe donde estarás y como te están tratando. Al igual con las cosas que estarán haciendo con mi celular aparte de enviarle mensajes a Taylor para ofenderla.
-Hijo, ¿después de ir al gimnasio vas a lo de Steven?
-No lo se, mamá. Quizás.
-Bueno, mándame mensajes.
-¿Con que celular?
-Con el tuyo, hijo.
Lo olvidé, no le dije que me lo había robado junto al auto.
ESTÁS LEYENDO
Déjame... ¡PROSTITUTO! ©
Teen Fiction"Aléjate de mi, entregado" dije, y así es como doy comienzo a esta historia. Michael Jonas, el idiota, pero también muy popular chico del colegio, y yo, la nada interesante Taylor Cámeron.