2 - Personas y lugares nuevos

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Los ojos esmeraldas de Harry por fin se abren tras una noche entera inconsciente

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Los ojos esmeraldas de Harry por fin se abren tras una noche entera inconsciente.

Con gran esfuerzo —su cuerpo se siente más pesado de lo normal—, logra sentarse sobre la camilla, y, curioso, da un rápido vistazo a la habitación en la que se encuentra, pudiendo fijarse únicamente en la camilla en la que está sentado y en el gran ventanal a su derecha ya que la puerta de la habitación se abre, dando paso a una chica de cabellos cortos rosas y ojos verdes.

La peli rosa se acerca hasta él con una pequeña sonrisa y unos papeles en la mano.

—Despertaste, ¿cómo te sientes?

—Cansado.

—Entiendo —apunta algo que el moreno no logra ver en los papeles que lleva en la mano y centra su atención completamente en él—. ¿Puedo saber tu nombre?

—Harry.

—¿Solo Harry?

El moreno asiente.

No quiere ser más Harry Potter, al menos no en este mundo. Por una vez en su vida quiere ser solo Harry, sin el peso de su apellido sobre él.

—Muy bien Harry, ¿sabes dónde estás?

—No —Azrael le ha explicado un poco de este nuevo mundo, pero realmente no sabe nada en concreto, tan solo algunos nombres sueltos de los que apenas se acuerda.

—Estas en Konoha, la aldea oculta entre las hojas —le explica la fémina sin dejar de apuntar cosas en los papeles—. ¿Recuerdas que hacías antes de desmayarte?

—No —la mentira escapa con gran facilidad de su boca.

—Ya veo —la peli rosa deja los papeles sobre una mesita a la derecha de la camilla y se acerca hasta el moreno, remangando las mangas de su bata—. Voy a revisarte otra vez, por si acaso.

Harry asiente y se deja hacer.

La joven pasa unos minutos revisándolo a conciencia, preguntando si le duele cuando palpa ciertas zonas y apuntando más cosas en sus papeles.

Finalizando su revisión, dobla los papeles, se los guarda en el bolsillo de su bata y camina hacía la puerta para irse.

—Bien, en unos minutos vendrá la Hokage a hablar contigo.

Su boca reacciona antes que su mente y detiene la salida de la chica.

—¿Cómo te llamas?

—Sakura Haruno —la fémina le sonríe ampliamente y se marcha.

Tras la marcha de la peli rosa, Harry se recoloca en la camilla y decide esperar a la Hokage mirando un poco por la ventana.

Por lo poco que puede ver desde donde ésta, es de día, no más de las diez u once de la mañana —la posición del sol le ayuda mucho a saber ese detalle. Años de práctica en el jardín de la tía Petunia—. La calle está plagada de locales y pequeños puestos abiertos, los cuales están repletos de personas vestidas de diversas y raras maneras que parecen conocerse unos a otros de siempre.

Dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora