19 - La caballería

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El cuarteto aparece en el mismo bosque en el que Harry empezó su nueva vida

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El cuarteto aparece en el mismo bosque en el que Harry empezó su nueva vida.

—¿Por qué no nos has dejado en la entrada de la villa?

—Porque la villa como tal ya no existe.

A duras penas, Harry consigue mantenerse en pie, sus piernas vuelven a perder la fuerza, pero no se deja caer.

—¿Naruto está ya en la villa?

—Aun no —Azrael tiene una parca espiando a este, sigue en la montaña de los sapos. Aunque no cree que le quede mucho para que vuelva a la villa.

—Bien. ¿Cómo de lejos está la aldea de aquí? —la última vez, Harry estuvo inconsciente, por lo que no sabe cuán lejos está el bosque de su villa.

—Cinco o diez minutos.

—¡Eso es mucho tiempo! —Harry no quiere gritarle a su padre, pero está nervioso y no puede controlarse.

El ente sabe que su hijo está nervioso, por lo que no lo toma en cuenta.

—Podéis llegar antes si voláis.

—No tenemos escobas —responden los gemelos al unísono como algo obvio. Han venido con lo puesto. Ropa y varita. Nada más.

Azrael chasquea sus dedos y aparecen tres escobas frente a ellos.

—¿Y la mía? —Harry cuenta tres escobas, falta una.

—Con tus alas podrás llegar mucho más rápido que en escoba.

Con todo el asunto del ataque a la villa, el moreno había olvidado que tenía sangre de hada, más concretamente que tenía alas.

Harry se saca con prisas el jersey, tirándolo por cualquier parte del bosque e imagina que sus alas salen. Esta vez no necesita del estímulo de sus manos para que salgan.

—Son

—preciosas —termina George por su hermano.

Es la primera vez que los gemelos ven las alas del menor.

Harry les sonríe tímidamente, avergonzado por la fascinación en sus rostros y vuelve a prestar atención al ente.

—No se me está permitido intervenir en eventos importantes para la historia de un mundo —Azrael besa la cicatriz de Harry, susurrando lo mismo que susurro el día en que salió de la aldea para rescatar a Gaara—, pero si te ocurre algo no dudaré en aparecer y me saltaré encantado algunas reglas.

—Intentaré que no me pase nada —Harry sabe que no puede prometerle al hombre que no saldrá herido porque no es algo que esté en su mano. Lo único que puede hacer es tener cuidado y evitar lo máximo posibles heridas graves.

—Me conformo —Azrael besa una vez más la cicatriz del menor, dejando de más sus labios sobre esta y le susurra al menor—. No te dejes llevar por tus emociones, sé que lo que vas a ver será doloroso para ti, pero no te pierdas en la tristeza y la molestia. Piensa fríamente hijo. Eres poderoso, pero un mago perdido en sus emociones se vuelve débil y se descuida, y tu enemigo se aprovechará de eso.

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