31 - Planes, nieve y problemas

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Padre e hijo permanecen abrazados largos minutos, sin cambiar de posición en ningún momento y en completo silencio

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Padre e hijo permanecen abrazados largos minutos, sin cambiar de posición en ningún momento y en completo silencio.

Así se los encuentra Naruto, el cual había salido en busca de su mago en cuanto Kakashi termino con la cena, preocupado por el retraso de Harry.

Azrael es el primero y único en darse cuenta de su presencia, lleva uno de sus largos y pálidos dedos a sus carnosos labios y le indica al menor que permanezca en silencio. El rubio le hace caso y avanza con sigilo hacia ellos, deteniéndose a un lado de ambos.

El menor mira preocupadamente a su mago, no sabe qué ha pasado, pero Harry está llorando, por lo que es algo serio.

Comparte una rápida mirada con el ente, el cual asiente y mueve cuidadosamente al moreno hasta los brazos del rubio. Es un cambio muy rápido, casi imperceptible, pero Harry sabe distinguir muy bien quien lo tiene en brazos y quién no.

Abrazar a Azrael es como ponerse una chaqueta en invierno, el ente tiene una temperatura corporal muy baja, pero la calidez que desprenden sus acciones para Harry contrarrestan eso. Y, abrazar a Naruto es como tomar el sol, tanto su cuerpo como sus acciones son cálidas.

Harry se abraza con fuerza a su ninja y esconde su cara en el cuello de este, balbuceando entre sollozos;

—He sido un tonto.

Naruto comparte una rápida mirada con el ente y le pregunta sin emitir palabra, solo moviendo sus labios;

¿Qué ha pasado?

Azrael niega y señala con su cabeza al mago;

Habla con él —Naruto asiente y el ente se aleja unos pasos de ellos. Es una conversación entre ellos, pero no quiere irse hasta asegurarse de que su pequeño está bien.

—Harry, ¿qué ha pasado? —pregunta el rubio, acariciando suavemente la espalda del moreno.

—Tenía miedo —susurra Harry en el cuello del ninja—. Sabía que con todas las compulsiones que tenía, había una alta posibilidad de que mis recuerdos hubieran sido alterados, pero me asustaba la sola idea de pesar en ello —levanta su rostro, mirando fijamente los zafiros del menor que brillan con preocupación—. El miedo me hizo tonto, me hizo descuidado.

Naruto alza una de sus manos, acariciando con cariño el rostro del moreno.

—El miedo no nos hace tontos Harry, nos hace humanos —retira con suavidad las lágrimas que aun caen de las esmeraldas que tanto adora.

—¡Pero me descuide!

—¿Y? Harry, llevas toda tu vida cargando con una guerra que no quieres, siendo manejado como un títere por un idiota con aires de grandeza que solo desea poder. Tienes mucha presión encima y eres humano Harry. Los humanos sienten y se equivocan constantemente.

Dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora