15 - Antes de la reunión

869 96 1
                                    


Una semana después de su conversación con Azrael, Harry por fin decide ir a ver a Tom

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una semana después de su conversación con Azrael, Harry por fin decide ir a ver a Tom.

Había pasado la semana entera en la habitación que comparte con Draco, sin ir a clases. Simplemente se había quedado tirado sobre su cama, haciéndose a la idea de que tendría que ver a Tom y hablar con él.

Le había costado, pero por fin había asumido que el culpable de sus desgracias no era Tom, sino el amante de Dumbledore. Por eso, decide que ira esta misma noche a hablar con Tom.

Cuando las clases terminan y Draco vuelve a la habitación, Harry le espera vestido para salir, con la capa de invisibilidad doblada sobre su brazo.

—¿Dónde vas? —Draco deja algunos de sus libros sobre su cama, mirando de reojo al moreno.

—Vamos a ver a Tom.

—¿Vamos?

—Si. Tú, Azrael y yo.

El rostro ya de por sí pálido de Draco, palidece aún más.

La idea de ver a Tom ya de por sí le aterra, pero si además debe contar con la presencia de la Muerte en esa reunión, va a ser un completo infierno para él.

—¿Es necesario que vaya? —no quiere dejar a su amigo solo, pero tampoco quiere compartir espacio con Tom y Azrael. No cree que su corazón pueda soportarlo.

—No, pero me gustaría que vinieras conmigo —Harry se siente cómodo con Draco alrededor, supone que, si van juntos, la charla con Tom se le hará más amena.

Las palabras de Harry calan hondo en el débil corazón del rubio, que suspira, cediendo a su petición;

—Está bien, ¿cuándo nos vamos?

—Al anochecer.

—¿Entonces, que haces ya vestido? Son apenas las 16 p.m., queda bastante para el anochecer.

—Iba a ver a Regg.

Harry había necesitado una semana para él y sus pensamientos, por eso, cada vez que el rubio estaba por la habitación, el moreno corría las cortinas de su cama para no hablar con su amigo.

No quería distracciones, y tanto Draco como Regg entraban dentro de esas distracciones.

—¿Quieres venir conmigo?

—¿Yo? —Draco se señala, tontamente.

—No veo a nadie más en esta habitación, Draco.

Las pálidas mejillas del rubio se colorean de un rojo intenso, avergonzado.

—¿Estás seguro de que quieres llevarme a ver a tu ahijado?

—¿Por qué no lo estaría?

Harry no ve nada malo en presentarle a Regg un amigo, menos si ese amigo es el rubio.

Dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora