13 - Decisiones

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A la mañana siguiente, después de despedirse de los gemelos, Harry pasa por la casa de Sirius

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A la mañana siguiente, después de despedirse de los gemelos, Harry pasa por la casa de Sirius.

Tras pasar el día de ayer con sus hermanos, empezó a echar mucho de menos a su ahijado.

Greyback huele a Harry antes de que este llegue a la puerta, por lo que cuando el menor comienza a subir las cortas escaleras hasta la entrada, el hombre le espera con la puerta abierta y Regg en brazos.

Harry no puede evitar sonreír ampliamente al ver como Regg estira sus diminutos brazos hacía él nada más verle.

—Siento venir sin avisar —Harry agarra a Regg cuando Greyback se lo tiende con cuidado.

—Estás en tu casa, te lo he dicho.

El menor sonríe al hombre lobo y se adentra a la casa con su ahijado en brazos.

Pasa el día con su ahijado y el hombre lobo, importándole poco las clases. Le comenta por encima a Greyback sobre dónde ha estado estos meses y no necesita ni preguntarle al hombre si irá con él ya que es el mismo Greyback el que le pregunta a Harry si podrán irse con él cuando se vaya. Harry no duda en decir que sí y abraza con fuerza al hombre, apenas conteniendo las lágrimas de alegría por la decisión del mayor.

Le daba miedo pensar en que iba a hacer si el hombre se negaba a irse con él, si Greyback decidía no irse, no volvería a ver a Regg y no sabía si podría vivir con ello.

Mejor dicho, no sabría si podría volver junto a Naruto y sus amigos sin Regg a su lado.

Al caer la noche, Harry se despide de ellos y vuelve a Hogwarts, apareciéndose en la habitación que comparte con Draco, asustando a este que no esperaba su repentina aparición en mitad de la habitación.

Harry ríe con ganas al ver a su amigo caer de la cama, asustado por su repentina aparición. Ríe aún más cuando Draco comienza a insultarle en francés. No sabe qué demonios le está diciendo, pero sabe que no es nada bonito por cómo le mira.

Una vez consigue dejar de reír, se acerca hasta su amigo y le tiende una mano para ayudarle a levantarse.

—Lo siento, no pretendía asustarte.

—Más te vale que no. ¿Dónde estabas? —el rubio acepta la mano del menor y se levanta, palmeando su adolorido trasero para quitarse cualquier pelusa que se le haya podido enganchar.

Draco había pasado gran parte de la noche esperando el regreso de Harry, al este no volver, acabó por ceder al sueño, no menos preocupado por el menor que mientras permanecía despierto.

Cuando despertó y vio que Harry aun no volvía su preocupación por él no hizo más que aumentar y paso las clases sin apenas prestar atención. Verle aparecer de la nada, ileso, había hecho que pudiera volver a respirar con normalidad.

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