9 - Reubicación

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Harry despierta sintiendo pequeños y repetidos besos por todo su rostro

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Harry despierta sintiendo pequeños y repetidos besos por todo su rostro. Al abrir sus ojos, encuentra al rubio sonriendo sobre él.

—Buenos días —Naruto deja un suave beso en los labios del mayor.

—Buenos días —Harry sonríe tontamente al observar el rostro del menor.

No odiaría despertar así todos los días.

—¿Qué hora es?

—Pronto, pero suponía que querías despedirte bien de todos, por eso te he despertado.

Harry sonríe con cariño al rubio.

—Supones bien —acaricia suavemente una de las mejillas del menor—. ¿Mientras preparo el desayuno puedes reunir a todos en mi apartamento?

—Puedo.

—Gracias —Harry alza un poco su cabeza y le da un pico al menor.

Naruto se baja del cuerpo del moreno y tras muchos besos, sale en busca de los demás.

Harry se levanta de la cama y sale de su habitación en dirección a la cocina.

Prepara un gran desayuno de despedida.

Hora y media después, Naruto regresa al apartamento con todos y cada uno de los chicos.

—Tomad asiento, en seguida estoy con vosotros —los chicos se sientan como pueden en el pequeño comedor de Harry.

El moreno sale de la cocina con los platos flotando a sus espaldas, dejando a más de uno asombrado por ello.

—Vaya, se me olvidaba —de un rápido movimiento de mano, la mesa se alarga y más sillas para los invitados aparecen—. Ahora mejor.

Los que conocen el secreto de Harry acallan las preguntas de los demás que no saben, no es momento de preguntas sobre la magia de Harry.

—¿Por qué nos has llamado? —Sakura pregunta, curiosa.

El brillo en las esmeraldas del moreno disminuye y los presentes sienten que lo que el mago les va a decir no les va a gustar nada.

—Tengo que irme.

Las manos de Tsunade tiemblan, haciendo que sus palillos caigan.

—¿Cómo? —pregunta Hinata en apenas un susurro.

—Tengo que volver a casa.

—¿Por qué ahora? —Shikamaru pregunta, no lo demuestra nunca, pero el moreno es de sus amigos preferidos y no quiere perderlo.

—Es tiempo de que acabe con un problemilla.

—Entiendo —Tsunade habla, con la voz algo entrecortada. Ella sabía que el menor no estaría allí por siempre, pero aun sabiendo eso no pudo evitar encariñarse de él y ahora le duele saber que no lo verá en un tiempo o puede que nunca más—. Es la hora ¿no?

Dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora