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El sol estaba fuerte y el aire que despeinaba apenas mis cabellos, era caliente, como si el mismísimo sol estuviera soplándome; pero prefería asarme a estar castigado y encerrado en mi habitación para siempre. Y sí, sé que habrá pronto un examen recuperatorio para poder cambiar mi nota, pero a mamá no le importaba, porque daba igual que le dijera cuánto me había esforzado y aún así no pude alcanzar el mínimo, para ella mis intentos nunca serán suficientes. Por lo que, el ambiente y mis sentimientos del momento, me llevaron a pintar esta vez un cordero a punto de ser degollado. ¿Por qué? Porque el granjero no pudo obtener de él lo que quería, el cordero no le servía para nada.

En ese mismo muro habían muchas pinturas muy buenas, de gente que ni siquiera se habia molestado en firmar sus obras, pero no quitaba que nadie se parara a admirarlas. Como dije antes, siempre me llamó la atención el arte callejero, así que, antes de pintar mi idea, me detuve a observar las otras, y de paso buscar un buen lugar para la mía. Todas eran grandiosas, coloridas, gigantes. Algunas con un significado simple y otras, tal vez, algo más profundas. Todas respecto a la sociedad o las personas al mando. Irónico, ¿no lo creen? Gente que decide quién quiere que sea su líder, acaba diciendo que él es una farsa y que hay que sacarlo.
Pude encontrar en una esquina un buen lugar para mi cordero, así que observando un poco a mi alrededor, saqué sin cuidado las latas y comencé a dibujar.

Tuve que guiarme con una imagen, pues la idea de cordero que yo tenía en mi cabeza no se asemejaba con un cordero real, a pesar de que me había puesto a buscar en la escuela cómo lucían. Tomé el blanco y el gris para hacer la silueta, rellenarla y darle un poco de sombras. Luego tocaba hacer al granjero, que me esmeré en hacerle un rostro enfadado para que fuera acorde a la situación en la se se encontraban. El tipo me había llevado mucho tiempo, había mucho detalle en su jardinero y camisa a cuadros. También en la cuchilla que mantenía en el cuello del pobre animal.

El reloj estaba por dar las cuatro de la tarde y yo aún no había almorzado nada, pero no quería dejar el dibujo a medias, porque sabía que no volvería a verlo hasta que apruebe mis materias, o sea, dentro de unas buenas semanas. Y quizás en ese tiempo, algún idiota vendría y estropearía mi trabajo, como algunos otros que había en el mismo muro. Estaban rayados, tachados, manchados. Arruinados. No quería que eso ocurriera con el mío, no si aún no estaba listo. Así que me quedé un poco más, rogando que mi madre no esté preocupada por mí y no me llame para saber dónde o cómo estoy.

Y así se pasaron horas y horas, tratando de mejorar y acabar mi obra de arte que, poco a poco, iba consiguiendo dejarla igual que en mi cabeza. Le dí al cordero una expresión asustada y triste, mientras que al granjero una seria y quizás decepcionada. Decidí agregarle un texto, como si el cordero estuviera hablándole al tipo, para darle algo más de sentimentalismo al dibujo. Algo así como "No fue mi intención" o "No quise decepcionarte", acompañado de un "No me hagas daño". Sí, estaba quedando perfecto.

Pero no pude continuarlo, mi teléfono vibraba en mi pantalón avisándome que mi madre ya se estaba preocupando por mi "no aparición". Tuve que dejarlo así, pero le tomé una foto por si no volvía a verlo, para recordarlo en su estado original. Y partí a casa, esperando sin ganas el castigo de mamá.

—Hijo, ¿dónde estabas? —mamá me abrió la puerta.

Agradecía que no me manchaba al pintar.

—Perdona, me quedé en el parque.

—Me hubieras avisado, estaba preocupada.

—Lo siento.

Traté de irme a mi habitación, pero como dije antes, el castigo no iba a tardar en aparecer, pues tarde o temprano, mi madre se enteraba de las cosas que le ocultaba.

—¿Has reprobado Ciencias Políticas? —preguntaba indignada—. ¿¡Cómo es que has podido reprobarla, si es solo sentarte a estudiar!? —no le contesté. ¿Para qué? ¿Para que continúe regañándome y haciendo del sermón de dos horas, uno de quince? Nah, no iba a soportarlo. Bajé la cabeza—. Suficiente, Jungkook. No quiero verte con otra cosa que no sean los libros. Me das ahora mismo ese teléfono, la computadora y las consolas de juegos. ¡Y no te los devolveré hasta que me demuestres que te los mereces!

No era mi primer castigo, pero sus gritos y acciones dolían como si así lo fuese. Poco me importaban mi teléfono y mis consolas, pues no los utilizaba tanto de todas maneras, pero sabía que ahora me mantendría en la mira y no podría volver tarde de la escuela, como venía haciendo. Y aunque ella no me lleve hacia allá o me traiga de regreso, sé que si así lo requería, estaría con un cronómetro en sus manos, contando los segundos que tardaba en volver a casa. Y si demoraba más de los habituales, pues iría por mí a donde sea que esté, y no le molestaría recorrer toda la ciudad para encontrarme y castigarme otra vez.

Decidí darme una ducha para despejarme y poder, luego de comer algo, descansar. No había hecho mucho hoy, pero mi cansancio no era físico, sino emocional. Otra de las cosas que muchos adultos no comprendían.

Comencé a organizar mi plan de estudio para el recuperatorio que, si bien sabía que sería la siguiente clase y que debía ponerme a estudiar en este preciso momento si quería llegar a tiempo, sabía que acabaría haciendo trampa, como siempre hacía al querer salvar una materia. ¿Estaba bien? No. ¿Me importaba? Tampoco. De todas maneras, no veía a mi madre muy entusiasmada en saber por qué no había podido aprobarla, siquiera en querer ayudarme al menos a comprender los textos. No me importaba, lo haría de todas formas. Nunca nadie me había reprobado por hacer trampas, nadie se daba cuenta, y vaya que lo hacía, pero –y esto sí que lo agradecía– los profesores estaban cada vez más viejos y ciegos, por lo que era más sencillo esconder las respuestas.

Al día siguiente mamá me saludó fríamente cuando salí para la escuela, como siempre hacía cada vez que discutíamos, pero me hacía sentir mal, no iba a mentirles. Siempre me saludaba muy cariñosa y activa, hoy solo fue un "adiós, suerte". Caminando hacia la acera, veo a mi vecino ajustándose las agujetas cerca de mi entrada, por lo que intenté desaparecer antes de que me viera. Pero bueno, nadie estaba de mi lado en esta vida.

﹗𖥻 ˖𓍯  𝑌𝑜𝑢 𝐴𝑟𝑒 𝑀𝑒, 𝐼 𝐴𝑚 𝑌𝑜𝑢 » 𝙅𝙞𝙠𝙤𝙤𝙠 ✔︎ ©𝐌𝐢𝐤𝐡𝐚𝐢𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora