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Desperté sentado en una silla, con la cabeza apoyada en la pared. Ahora no solo me dolían todos los golpes, el cuello se había sumado a la lista. Miré curioso a mi alrededor, aún estaba algo adormilado, pero podía ver que me encontraba en una sala de espera, muy familiar por cierto, con gente desconocida a mi alrededor. Me remuevo incómodo en mi sitio y es cuando noto un peso sobre mi hombro izquierdo, lo que me hizo voltear. Jimin. Estaba dormido sobre mi hombro. Estoy en la estación de policía... ¿Qué hora es? ¿Hace cuánto estoy aquí? 

—Has despertado. —lo escucho decir.

—Jimin...

—¿Cómo estás?

—Me duele todo el cuerpo.

—Lo imagino. —se acomodó en la silla—. Si no estuvieras en este estado, yo también te habría golpeado. —lo observé—. ¿Se puede saber por qué te escapaste de tu casa, Jungkook?

—No importa.

—Por supuesto que importa. —se lo oía enfadado—. Tu madre me llamó desesperada a medianoche preguntado si estabas conmigo, diciendo que no aparecías, que no contestabas las llamadas... 

—De verdad, no fue nada. —no iba a decirle, menos si estaba tan enfadado por algo que realmente no le incumbe.

—¿Te das cuenta de que estás comportándote como un niño? —lo observé incrédulo.

—Tú no tienes idea de nada, Jimin. —me puse de pie frente a él—. No tienes idea de lo que vivo o lo que siento cada día, no tienes idea de lo que es tener a tus padres separados y tener que adaptarte a todas sus decisiones sin ellos importarle si a ti te gusta o no, no tienes idea de lo que es que cada uno te presente a su nueva pareja con familia aparte cuando lo único que tú quieres es que vuelva a ser todo como antes, menos lo que es tener que ser cortés con ellos a pesar de llevarse mal, no tienes idea de lo que es ir a visitar a tu padre solo dos veces por año, no tienes idea de que te prohíban hacer algo que te gusta o ver a quienes aprecias solo porque "son una distracción", no tienes idea de lo que es vivir encerrado, ¡no te haces una puta idea de nada! —toda la sala estaba en silencio, mirándonos—. No tienes derecho a juzgarme. Pero no te sientas mal, Jimin, evidentemente mis padres tampoco se dan cuenta de nada de lo que yo siento.

Me di la vuelta para marcharme de la estación, encontrando los rostros tristes y decepcionados de mis padres, el jefe de mi madre a su lado y una mujer desconocida a la par de papá, que no tardé en asumir que era su pareja. Los rodeé y me dirigí a la salida, sin pasar desapercibido el comentario de la pareja de mi madre:

—Te lo dije, están en la etapa de la rebeldía.

Apretando mis puños, me contuve de regresar y golpear su rostro como quise haberlo hecho en la cena. 

Fui a casa, pues ya no tenía otro lugar a dónde ir. Atrás de la maceta de la entrada mamá siempre dejaba llaves de repuesto, por lo que no dudé en utilizarla para ingresar y encerrarme en mi habitación. Eran como las cuatro de la madrugada y yo tenía escuela en tres horas; me fui a duchar y luego, a dormir.

Y aunque casi paso de largo, salí sin desayunar ni darle los buenos días a nadie. Me encaminé a la escuela a paso lento, mi cuerpo dolía aún demasiado. Recordaba perfectamente la noche anterior, a pesar de haber caído desmayado. Todavía estaba enfadado, aunque la ducha y el sueño hicieron que se apaciguase un poco. No mucho.
Estaba llegando algo tarde, pero no podía apurar más el paso.

—¡Jungkook!

Suspiré. ¿Qué quiere?

—¡Jungkook, espera!

No me detuve. Intenté caminar más rápido, pero no hubo caso, él iba corriendo.

—Jungkook, espera. —se colocó frente a mí, con sus manos en mis hombros, regulando su respiración—. Hablemos, por favor.

—Llego tarde a clases, Jimin. —intenté esquivarlo, pero me sostuvo con fuerza, impidiéndome huir.

—Tienes razón, Jungkook. —lo observé—. Yo no tengo una puta idea de nada de lo que tú vives y fue estúpido lo que dije, fue de mal amigo y totalmente desubicado. En vez de haber dicho eso, tendría que haberte preguntado cómo te sentías y haber intentado hacer algo al respecto. Por favor, perdóname.

Me sorprendí, no voy a mentir. ¿Era esta la primera vez que se disculpaba realmente? No lo sé, pero siendo él el único que realmente recapacitó con lo que ocurrió anoche, no podía rechazar sus disculpas. Además, su rostro emanaba preocupación y teisteza, se lo veía realmente arrepentido. Sonreí.

—Gracias, Jimin. No te preocupes.

—¿Estamos bien, cierto?

—Sí, claro. —cambió su semblante, ahora se lo veía mas tranquilo.

—Deberías ir a revisarte esos golpes. ¿Quieres que vayamos al hospital luego de tus clases? —comenzamos a caminar hacia el colegio.

—Ya no duele tanto como anoche.

—Me preocupa tu brazo. —dijo serio—. ¿Y si tienes alguna fisura o fractura y no puedes empezar box?

Lo pensé.

—Está bien. —tenía razón.

—Suerte hoy. —me dejó en la entrada y con una linda sonrisa, se marchó trotando.

Al menos, las cosas con Jimin no están arruinadas. Al menos un amigo he conservado.

Dentro de mí, algo se alivió, me generó un cosquilleo en el estómago extraño, que al momento lo asimilé con tranquilidad. Aunque... recordé lo que el tipo de anoche había dicho. "Tu novio". ¿Acaso se veía como novio? Comencé a sentirme extraño. No, esto no es así. Nunca había tenido un novio, es decir, novio hombre. He sido amigo de gente que sí, pero se me hacía extraño, no lo comprendía. No compartía el sentimiento. Jamás he dicho o pensado algo ofensivo ni desagradable, nunca lo haría, sé que es algo normal, pero no lo comprendía. Yo no era parte de esa comunidad.

Mis clases fueron igual de aburridas y tediosas que siempre. Quise que el día se pasase más rapido para irme al hospital con Jimin, por lo que me encaminé a la biblioteca con la idea de dormir un par de horas –no había podido descansar mucho–, pero no pude pegar un ojo, alguien quiso hacerme compañía.

—Jungkook. ¿Cómo estás? —Yeonsoo, con una sonrisa tímida, se sentó en la silla de al lado con un libro en sus manos. Se la devolví a modo de saludo—. ¿Tienes hora libre también?

—Uh... sí. —mentí.

—Te ves cansado. —me observaba atentamente—. Y herido. ¿Tienes moratones en el rostro? ¿Te has peleado con algún compañero? No se ven muy bien...

Dios, cómo habla.

—Estoy bien.

—¿Estás seguro? Vayamos a la enfermería, quizás te den algo de hie-...

—Estoy bien, Yeonsoo. —mi voz salió un poco molesta.

—Está bien...

Me sentí algo mal, ella solo se estaba preocupando y yo estaba siendo bastante estúpido.

—Lo siento, Yeonsoo, no he tenido un buen día ayer.

—Está bien. —me sonrió—. Sé que a veces soy algo molesta para ti. —me sentí aún mas mal—. Pero... es inevitable preocuparme por la persona que me gusta desde hace años...

¿Cómo?

¿Escuché bien? ¿Se ha armado de valor para confesarse directamente?

La observé curioso y algo sorprendido, y la encontré cabizbaja, sonrojada y jugueteando con la tapa del libro. Lo peor es que debía contestarle algo, ¿verdad?

Ella no ha hecho ninguna pregunta, Jungkook. No estás obligado a responder nada.

Me sentía culpable, más que nada porque algo me olía a que recordaba perfectamente el beso que le di en su cumpleaños y que seguro piensa que sus sentimientos son correspondidos.

—No te preocupes, Yeonsoo. No eres molesta. Yo soy un malhumorado.

Ella rio y por dentro me sentí algo más tranquilo, aunque sabía que una respuesta merecía darle. O al menos una explicación sobre ese beso. Pero en ese momento, caí rendido en la mesa.

﹗𖥻 ˖𓍯  𝑌𝑜𝑢 𝐴𝑟𝑒 𝑀𝑒, 𝐼 𝐴𝑚 𝑌𝑜𝑢 » 𝙅𝙞𝙠𝙤𝙤𝙠 ✔︎ ©𝐌𝐢𝐤𝐡𝐚𝐢𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora