Mal padre!

Atrapados.

Las calles en dirección a la casa de sakura estaban completamente desoladas.
Bien podrían ser asaltados y nadie se daría cuenta. O también podrían tener un delicioso faje y tampoco nadie se daría cuenta.
Es lo que pensó sasuke mientras caminaban tomados de la mano.

Un calor extraño sobre volver a poseer sus labios y sentirse cerca de ella crecía latente.
Fue incluso aquella tarde mientras dormía sobre su cama con sakura. La chica le había provocado una terrible ereccion, con tan solo estar cerca.

Claro que la tensión bajo de su cuerpo por obra de la naturaleza. Sin embargo ese instinto de deseo permanecía a flote en lo más profundo de su ser.

Le deseaba con todas sus ganas.
Si tan solo pudiera darle un solo beso... con eso se conformaría.
Un beso a la entrada de su puerta. Antes de decirle a dios.

Le tomaría del brazo y luego de la nuca y juntaría sus labios.
-sigues muy callado.
-no es nada. Solo vengo alerta.
-si. Yo también. Me da miedo que nos asalten o algo... cuando volverás a la escuela?
-tal vez en una semana.
-es la semana de exámenes.
-tendrás que explicarme lo de estas semanas.
-no tengo tiempo, por lo del trabajo.
-y si dejas ese trabajo?
-me costó conseguirlo. No puedo. 
-llegamos.
La casa estaba apagada. Sakura metió la llave y giro con suavidad.
-sakura... Será mejor que me marche.
-ah?! Claro que no!! No te dejare ir.
-es mejor. No puedo quedarme.
-pero sasuke. Esta muy solo. No quiero que te pase nada.
-puedo pasar a tu baño?

No era intencional que las cosas se salieran de control, Pero justo cuando estaba en el baño haciendo pís llegó la madre de sakura.
Lo supo por la conversación que sostenían en la planta baja a un volumen alto. Debía ser una conversación acalorada. Por su culpa por supuesto.
Por suerte había escuchado y así podía  actuar y no ser descubierto.
Así que lo único que quedó en ese momento fue salir aprisa del baño y esconderse bajo la cama de sakura.
Se suponía que la madre de sakura volvería a las 6 de la mañana eso había dicho sakura. Sin embargo al parecer volvía temprano. Eran apenas las 4:30 de la mañana.
Estaban frente a su casa minutos atrás discutiendo si debía entrar o marcharse. Pero únicamente entró a hacer del baño y oh sorpresa justo cuando salía del baño la madre de Sakura había llegado a su casa.
"y pensar que podríamos estar aún en mi casa" pensó un poco aliviado.
No sabía si sentirse afortunado o desafortunado por lo obvio.

-qué haces despierta?- la mamá de sakura miró perspicaz a la chica que cocinaba algo.
Gracias al cielo aún no ponía dos platos en la mesa.
-mama!- exclamo sakura con sorpresa. -me espantaste.
-ajá... y porque no me dices qué haces despierta a esta hora? Es como si acabaras de llegar.
Habían un par de chamarras botadas en la sala, obviamente eran las chamarras que se acababan de quitar.
-y esa chamarra?
A sakura no se le daba mentir. Pero tuvo que hacerlo con naturalidad.
-hay una amiga que se llama hinata. Ella me prestó su chamarra esta tarde y ...
-y te dejo la suya además? Eres muy mala mintiendo.
Hay alguien en la casa!?- preguntó mirando las escaleras.
Espera tu ingeriste algo?

-qué!!! Aggg eres tan paranoica. No. No estoy tomada.
Solo no tenía sueño. Me dio hambre. Baje a hacerme algo de comer.
Y por muy extraño que parezca me quede con las dos chamarras de mi amiga... aggg me voy a dormir- añadió sakura demasiado molesta -Por mi come todo me he preparado... me he quedado sin hambre.
-sakura! Sakura!
Era la primera pelea en muchos muchos días que tenía con su madre.
-no te hagas la tonta. Estas chamarras huelen a hombre- dijo subiendo media escalera.
-bien si quieres revisa mi cuarto, revisa todo.
No me importa.
Y mebuki subió demasiado molesta. Abrió el baño y no descubrió nada extraño y luego el cuarto de sakura.
Olía a perfume de sakura.
Y no había nada extraño. Solo sakura quien ya se había acostado en la cama.
-cuando acabes solo cierra la puerta.
Había dicho las palabras precisas para hacer sentir mal a mebuki.
Y no le quedó de otra más que salir del cuarto de sakura y creer en las palabras de su hija.
Al menos a medias. Sabía que algo había sucedido.
Dejó por La Paz el asunto. Y se instaló en la sala completamente mosqueada.
Miraba a ratos recelosa las chamarras.
Comió un emparedado y miró tv lo que resto de madrugada.
Desde el cuarto de sakura se escuchaba el ruido de la tv encendida.
-sasuke- susurró sakura en tono muy muy bajo.
-lo lamento tanto.
-no hables.
Entonces sakura se puso de puntitas y cerró con cerrojo la puerta. Luego se fue a gatas hasta donde estaba metido el pelinegro.
Prendió la luz del celular y se deslizó debajo de la cama.
-sabes que tuve unas inmensas ganas de estornudar cuando tú madre estaba aquí en el cuarto.
Hablaban demasiado bajo. Lo suficiente para no ser escuchados.
-hay mucho polvo- dijo sakura alumbrando la parte baja de la cama que, es decir miraban la cama que estaba sobre ellos.
-me da miedo pensar en las arañas.
-ahora las alumbras.
-mi pila está por apagarse.
-Mira- sasuke sacó su celular -por fortuna no lo deje en la chamarra. Y peor aún. Pudo haber sonado- dijo mientras desactivaba los mensajes y llamadas entrantes.
Luego encendió la lámpara.
-mi luz puede verse fuera de tu cuarto. Creo debería apagarla.
-espera.
Sakura salió de bajo de la cama para jalar una cobija. El suelo estaba frío. Y luego puso otra que tapaba la cama por completo.
Sobre la cama Puso un par de almohadas que simulaban su cuerpo tapadas por otra cobija.
-listo- añadió entrando de nuevo bajo la cama. Que esta vez se había convertido en una especie de cueva oscura.

-me siento como un niño. Escondido.
Sakura le echo la cobija encima y se recostó a lado del pelinegro.
-a qué hora podré irme?
-no lo sé. Parece que se quedará largo rato en la sala... pero te quieres ir?
-parece que me quiero quedar?
-yo quiero que te quedes- dijo sakura tomándole de la mano.
No pudo ver en la oscuridad la sonrisa de sasuke. 
-qué sucedió sasuke? Qué pasó aquella tarde?
-nada en especial.
-vamos dímelo. Por favor.
-me dirás porque estuviste tan ocupada?
-te dire todo.
Se puso de lado y jalo a sakura hacia si.
Le abrazo de la cintura.
Sasuke y sakura estaban acostados de cucharita. Era cálido estar de se modo.
-fuimos a buscar a los del otro día- comenzo el relato- itachi estaba obsesionado con eso... recuerdas a Esos tipos que nos molestaron?
-como olvidarlo. Por su culpa debemos un muñeco... ellos te hicieron eso?
-no. Ellos salieron corriendo cuando mi hermano los acorraló. Nunca nos volverán a molestar.
Fue cuando volvíamos a casa.
Itachi se había subido al carro y yo estaba en eso. Solo que se me había caído el reloj.
Y volví a dar unos pasos sobre el lugar, pero nada.
Escuche el grito de una señora, pedía ayuda.
No lo pensé en ese momento. Simplemente corrí a ayudarla. Fue como dos metros lo que corrí.
El tipo que la asaltaba traía una pistola.
Corrí hasta alcanzar la bolsa de la señora, forcejeamos un poco.
El tipo debía haber estado drogado, pues estaba demasiado nervioso. Solo recuerdo que su rostro estaba lleno de sudor.
En aquel forcejeo se le salió el tiro y me dio en el brazo.... El dolor fue intenso sakura, tan doloroso que me desmayé. No se qué pasó después...
Simplemente Desperté en el hospital.
Sakura estaba sorprendida.
-eres asombroso. Ir a ayudar a una mujer.
-no se porque lo hice.
-me espante mucho cuando te vi en el hospital, me alegro que estés bien.
-y yo. Pude haber perdido el brazo... como sabias que estaba en el hospital?
-mi madre. Ella me dijo que un chico de mi edad llegó herido de bala y de pronto había dicho tu nombre.
Me preocupe muchísimo.... Ahora mismo yo no debería tenerte en esta posición. Aquí debajo de la cama... Me siento mal por esto. Deberías estar reposando en tu casa.
-estoy harto de estar en mi casa.
-intentaré que te sientas cómodo- dijo sakura preocupada. Quiso levantarse por una almohada pero sasuke la detuvo.
-asi estamos bien. No te vayas...Tu cabello huele a cerezo.
-es el shampoo de cerezos que compra mamá.
-te queda bien.
-tú siempre hueles a loción dulce.
-y te gusta?
-si. Si me gusta.
Hubo un pausa. Y una pequeña risa.
-qué locura. Mi madre está haya abajo.
-le hubiéramos dicho la verdad.
-créeme jamás lo entendería.
....
-que hiciste estas dos semanas?
-mmm- sakura se tomó su tiempo para decirlo -encontré un trabajo en una cafetería. Estoy yendo después de la escuela.
-un trabajo!? De mesera?
-bueno también hago limpieza y ayudo en la cocina. Es un local pequeño en la estación ...
Es de una anciana. Es amable.
El martes y miércoles hubo mucho trabajo. En la noche llegue a hacer nuestras tareas.
-nuestra tarea?
-sip. He entregado tus trabajos también.
-no tenías que hacerlo
-quería ayudarte.
-no es necesario sakura. No tienes porque... Los maestros deben entender....
-lo hice porque quiero.
-Gracias, entonces. Pero ya no lo hagas más. Prometo que haré mis cosas.
-eso espero... y que revises todos mis apuntes.
-lo haré... pero no me has dicho todo.
Sakura guardó silencio un momento. Pero sasuke insistió con el asunto.
-.... porque estás trabajando?!
-...
-es por lo de Taisei?
-estoy muy preocupada por el dinero.
-te dije que yo lo pagaría- añadió molesto.
-no puedo quedarme con los brazos cruzados. También es mi responsabilidad.
-buscare la forma de salir de ese problema. Ya lo verás.

Permanecieron largo rato en silencio. Hasta que sasuke dijo aquello que quería decir desde que se separaron.

-volvámos sakura-propuso con sinceridad, susurró a oídos de la pelirrosa -volvamos a intentarlo de nuevo.
-ser novios?
-si. Ser novios... quiero estar contigo siempre. Ya me canso esta distancia entre nosotros.
-me quieres?- preguntó sakura sintiendo mariposas en el estómago.
-estoy enamorado de ti- dijo a su oído.
Así que sakura se giró hasta estar cara a cara.
Todo era obscuridad. Aún así poco a poco sintieron el choque de sus alientos.
Los labios de sakura eran tan deliciosos. Aún más de cómo los recordaba.
Su lengua se enredó a la suya y sus labios se unieron en un suave beso.
Que adictivo es besarla.
Todos sus sentidos estaban cautivos en esos deliciosos y carnosos labios. Fue un largo beso. Uno que le siguieron otros más.
-quiero volver también- susurró sakura sintiendo su corazón estallar.
Sus lenguas se volvieron a enredar en otro beso, y en otro y en quien sabe cuantos más.
Cada beso lleno de amor y de deseo.
Y así pasaron largo, largo rato aquella mañana del sábado.