Capítulo 3

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DULCE

–Hola niña, ¿esta tu mamá en casa?, queríamos hablar de asuntos importantes con ella. –preguntó uno de los grandotes, algo en mi decía que lo que querían hablar con Amelia era demasiado importante para venir a casa.

Toda mi vida e pasado encerrada y no e salido nada mas que a la escuela, y ahora que ya no iba salía menos; tampoco teníamos visitas y creo que muy pocas personas sabían de mi existencia. Decidí cuidar a Amelia, era algo que le prometí a mi padre así que hable con él hombre frente a mi.

–Mamá no está en este momento, p-pero si gusta cuando ella vuelva puedo decirle que vinieron a buscarla, ¿P-podría regalarme su nombre por favor? –estaba nerviosa que el hombre se enojara pero no podia decirle que mamá estaba enterrando a papá. No quería que me viera como lo que soy, una asesina.

–Mira niña, no puedo decirte mi nombre pero si puedo dejar un mensaje para ella, dile que el tiempo se acaba y que si no quiere que volvamos a visitarla entonces que nos devuelva lo que es nuestro.–el hombre estaba muy enojado, y te ble un poco por lo que decía.

–Tranquilo Derek, solo es una niña. –el otro que parecía más amable volteo a verme con una sonrisa de boca cerrada.–Mira, no te preocupes regresaremos más tarde o tal vez mañana, solo no le digas nada ¿ok?.–parecía amable así que le hice caso.

–Está bien no le diré nada, p-pueden regresar mañana si gustan.–les sonreí tratando de ser amable y así confiaran en mi.

Se voltearon y le dijeron algo al otro hombre de traje bonito, el escucho atentamente y de la nada volteo bruscamente hacia donde mi, sus ojos eran muy negros y parecía enfadado, llego a grandes zancadas donde estaba y me asuste tanto que terminé callendo de espaldas, me sacó el aire y cuando pasó el golpe vi que aquel hombre me miraba fijamente desde la ventana.

–Pequeña, abre la puerta, necesito que abras la puerta, es urgente.–el hombre parecía muy agitado y nervioso, casi asustado, pero no podía hacerlo, Amelia me castigo y me dejó encerrada.

–No p-puedo, mamá me dejó castigada y dejó la o-puerta con llave.- hable desde el suelo y creo que si pudo escucharme, volteo y es dijo algo a los 2 hombres de atrás y parecían platicar muy frustrados.

–Muy bien pequeña, regresaremos mañana pero no le digas nada a tu madrastra ¿ok?.–algo en mi decía que podía confiar en el así que decidí hacerle caso, quizá querían darle una sorpresa y por eso no podía decirle.

–E-está bien, no le diré nada.– él hombre me miró una última vez y pude ver que estaba decidido a volver, pero no entendía su comportamiento, no le diría nada a mamá.

Se despidió con la mano y junto con los otros dos hombres salieron del pórtico de la casa, me levante y volví a subirme a la maseta y vi como subían al carro, una vez adentro arrancaron y salieron a toda velocidad a la carretera.

Me fui al sillón de la sala, me sentía rara, luego, cuando quise acostarme de lado mi brazo dolió y recordé la quemada por la sopa que tenía en los brazos, se veían rojos pero casi no los sentía, fui a la cocina y me lave las manos hasta los hombros, el dolor pasó y esperaba que me sanará pronto, si estaba lastimada no podía cuidar bien de Amelia en ese estado.

Volví a la sala y me quedé dormida en el sillón.

1 Mes Después

Había pasado ya muchos días, Amelia no había regresado y tampoco los señores de la última vez, ya había comido todo de la nevera y no quedaba nada, todo estaba pulcro y bien limpio, esperaba que al regreso de mamá no me regañara por la comida y me perdonará por eso al tener la casa limpia.

Estaba en el sillón, tenía mucha hambre y rogaba porque ella regresara, la puerta de la entrada sonó y se oyeron voces, risas, y cuando mamá entró no pude evitar ponerme de pie y correr hacia ella para abrazarla.

–¡Mamá!–La abrace con fuerzas, por las piernas y disfrute que ya estuviera en casa y a salvo, sin embargo lo que no espere, es que me diera un fuerte empujón que me hizo tropezar y caer al suelo.

–¡No me llames así que tu no eres nada mío mocosa!–estaba furiosa y tenía razón, era mejor no volver a hacerlo y no hacerla enojar.–¡Ve a tu habitación, no quiero que mis invitados te vean!.–fue ahí cuando me di cuenta de las personas detrás de ella.

Se reían de mi y llevaban botellas y cajas de comida en las manos, mi estómago rujio de solo pensar que hoy por fin cenaria decente. Me apresure a subir y que así no se enojara más, tal vez tenerla contenta haría que me diera de comer.

Me encerré y me acosté en la cama, sentía que me dolía toda la parte de mi torso, pasaron unas horas y en la sala se oia música muy alta y decidí que era hora de bajar, tal vez mam.. Amelia estaba más alegre y podría comer.

Cuando baje todos estaban en los sillones tomando agua en unas botellas de vidrio, me acerque a donde estaba Amelia en un sillón individual, me fije que estaba encima de un hombre, ya no había donde sentarse así que tenían que estar apilados.

–A-amelia– llamé su atención y de pronto todo quedó en cielncio, solo la música se escuchaba y me puse nerviosa, aclare mi garganata cuando volteo a verme y volví a hablar.–P-podrias darme c-comida por favor, tengo m-mucha hambre, no e comido desde antier.– ella sonrió y me alegre que me diera comida.

–Claro–hagarro el tazón de la mesa y lo dejó caer al suelo haciendo que la comida se exparciera por el piso– Ups, creo que es lo último que quedaba, tendrás que comer de ahí.– me sentí mal pero solo pude bajar la cabeza y hagacharme para empezar a comer desde el suelo.



Mabel dice:

Lo sé es muy largo pero no puedo hacer nada, gracias por leer.

❤️✨

Mi Dulce InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora