DULCE
Una semana más pasó, Amelia cada vez me daba de comer menos y me sentía débil, alegaba que no tenía dinero para comprarme comida, solo me tocaba aceptar los echos y dejar que ella si pudiera comer, siempre quedaba devastada después de cada fiesta que hacía, pero yo me encargaba de cuidarla muy bien y estaba alegre por eso.
Era viernes en la noche, ya tenía todo listo para los invitados de hoy, esperaba que no se me olvidara nada, últimamente andaba muy distraída; el timbre soñó y esta vez me hizo abrir la puerta a mi, fui casi corriendo y como pude alcance el picaporte de la puerta, abrí y me encontré de nuevo con los hombres musculosos de la última vez, entraron y esperaron a que terminara de cerrar la puerta.
–Hola niña, ¿Cómo has estado?.–dijo uno de ellos, me sorprendió que lo preguntara y eso me puso muy feliz.
–Muy bien, gracias por preguntar, ya tengo listo todo, espero les guste, pasen por favor.–los invite a pasar, se sorprendieron un poco al darse cuenta que era yo quien preparaba las cosas y no Amelia como decía ella.
Pasaron a la sala y repitieron lo mismo que la última vez, esta vez Amelia cayó tendida en el sofá y quedó profundamente dormida, me preocupe por ella y quise despertarla pero ellos no me dejaron.
–Tranquila niña ella está bien, solo está dormida, tomaremos el dinero de hoy y nos marcharemos, solo quedate aquí con mi hermano ¿Está bien?.–asenti en respuesta y se marchó por el dinero.
–¿P-porque Amelia tiene que pagarles?.–me atreví a preguntar a su hermano.
–Es algo complicado niña, prometo que después entenderás todo.–me lo dijo serio pero no estaba siendo grosero.
–E-está bien, pero ¿Me podrían ayudar llevándola al cuarto?.– lo mire suplicante y el me observó por un tiempo, luego agarro a Amelia e hizo una mueca, quizá estaba pesada, luego se fue para llevarla al cuarto.
–¿Dónde está Rob?-- no me percate que el otro hermano estaba aquí, al parecer el era Derek y quien llevó a Amelia a la habitación fue Rob, ahora podré diferenciarlos por el nombre.
--Llevo a Amelia a la habitación, yo no podía cargarla.-- baje la cabeza por no poder cuidar bien de mi madrastra.
--No te preocupes niña, dime ¿Ya comiste algo?-- me preguntó, levante la cabeza y negué. Pensó un poco las cosas y me tomó de la mano para empezar a caminar conmigo, me sorprendí que a pesar de ser un tipo muy musculoso su agarre no me hacía daño, camine detrás de él y nos dirijamos a la cocina.
Me acerque a la nevera, la abrí con esfuerzo y luego saqué el plato con mi porción de arroz y mi tortilla, moría de hambre, me acerque al mueble que está al lado de la cocina y abrí el microondas para calentarlo, pero el señor grandote no me dejó.
--No niña, ¿Que haces?, puedes lastimarte, deja lo pongo yo mejor.-- me quitó el plato de las manos, lo dejó en la mesa y me cargo para sentarme en la silla alta de la mesa de la cocina, no pude evitar temblar un poco, era la primera vez que alguien me cargaba desde hace mucho tiempo y sentía que estaba muy alto.
Se acercó y calentó mi comida, luego la dejó frente mío y espero a que empezará a comer, lo hice y cuando termine llevo los platos al lavadero y los lavó, me sorprendía su actitud pero no sabía que hacer así que no dije nada.
--¿Solo comerás eso niña?-- preguntó algo extrañado.
--Si, es lo único que puedo comer, Amelia dice que con eso basta y sobra para mi día.--le sorprendieron mucho mis palabras, no entendía porque.
--Entonces es lo único que te da esa pe.. Ella--se corrigió, estaba algo molesto pero no podía mentirle así que solo sentí, pareció molestarlo más así que se levantó y camino junto a su hermano hacia la puerta, no había notado que el ya estaba ahí y escuchaba todo lo que dije.
Una vez salieron y pude irme a mi cuarto, mañana tenía que arreglar, ordenar y preparar todo para la siguiente fiesta.
§
Ya era noche de nuevo y estaba todo listo, me encontraba en la esquina de la habitación, todos estaban muy acelerados y me pedían casi a cada minuto comida o más bebida.
Uno de ellos, al cual reconocí porque la fiesta del sábado anterior me observaba extraño, me llamó con la mano y como no supe que quería solo llegué con las manos vacías.
--Preciosa, traeme más bebida y apurate que no me gusta esperar.--casi no le entendía pero fui por su bebida, cuando regrese y quise servirle el liquido se derramó en su pantalón mojandolo todo. Se levantó de un salto y me agarro del cabello con fuerza--Mira lo que hiciste mocosa, tendrás que limpiarlo ahora.--busqué con la mirada a Amelia pero ella solo se reía de mí, algo me decia que hoy no cenaria.
No dije nada cuando el señor me llevó a rastras tomada del pelo hacia la cocina, me soltó y empezó a quitarse el pantalón, temblé, lo tiro y me miró, me arrastró y de un jalón empezó a besarme en la boca.
Grité con todas mis fuerzas pero no me dejaba, mordió mi labio y supe que sangro cuando sentí el sabor metálico en mi boca.
Amelia llegó en ese instante.--Te dije que no los molestara niña insolente, ahora págale y deja disfrute, no girtes tanto.-- no terminó de decir cuando el hombre volvió a besarme y yo no paraba de llorar, decidí hacer lo mismo que el y lo mordí con todas mis fuerzas.
Pegó un grito, me jalo del pelo nuevamente y pego con mi cabeza en el filo de la mesa dura de la cocina, sentí mi nariz quebrarse por el impacto, caí al suelo y sentí una patada en mi abnomen, mas no me queje porque al momento casi desmayada. Todo fue una profunda oscuridad.
Mabel dice:
Casi lloro con este cap, pero las cosas tenían que pasar así que espero disfruten a esta hora de la madrugada.
Gracias por leer ❤️
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Mi Dulce Infierno
RandomEsta es mi historia... La historia de cuando un ángel me prometió el cielo, aunque no era tan ángel y su cielo era más bien un infierno mejor que el cielo que me prometió. Y no me quejaba, después de un tiempo aprendí a amar ese infierno y me conver...