Aldra y Akeno

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Cuando vivía tranquila en la Academia Kuoh, Akeno era feliz al sentir dos cosas: el cariño de sus amigas y la mirada penetrante y lujuriosa de Hyoudou Isseina o Issei como le decían con cariño.

Hyoudou Isseina era una Espada bastante particular y muy valiente o atrevida, no sabían definirla.

Eso es debido a que siempre buscaba la forma de meterse en la Sección de las Rosas para espiarlas mientras estás se cambiaban de ropa o cuando iban a tomar una ducha o en cualquier otra situación en la que estás Rosas tuvieran que sacarse la ropa y terminar desnudas.

Su capacidad de infiltración era increíble hasta el punto de lograr espiar tanto a la Presidenta del Consejo Estudiantil y también a la hermana mayor de esta, una de las mandamás del Consejo Directivo de la Academia Kuoh.

A muchas Rosas les molestaba su actitud pero, con el tiempo, Issei terminó por ganarse el corazón de muchas de ellas convirtiéndose en la Espada más deseada de toda la Institución.

En parte era por su carisma y en otra porque era la descendiente, la afortunada heredera, de uno de los clanes más importantes entre las Espadas: El Clan de los Dragones. En su caso, el Dragón del Poder, SekyuRyuuten.

Con su poder, ganó muchas batallas muy importantes tanto para la Academia Kuoh como para el Club de Ocultismo.

Se hizo de una harem de Rosas y Espadas, clásico de las Espadas Dragón, pero su suerte se acabó cuando dos hechos ocurrieron de forma consecutiva:

El último Desafío de Clases contra Uranohoshi y el enfrentamiento contra la Familia Real Yazawa.

Las heridas recibidas en ambos enfrentamientos le terminaron costando la vida a Hyoudou Isseina.

El final de la vida de la heredera del Dragón Rojo fue el final del amor para sus mujeres, en especial para Akeno.

- No me dejes, Issei! Yo te amo!-

- Lo siento, Akeno-san... Per-Perdoname... Yo...*desmayándose y dejándo de respirar de repente*-

- Issei!!!-

Desde aquel día, Akeno perdió sus sentimientos y emociones.

Su corazón quedó sellado y ya nunca más volvió a sentir el amor, ya sea por alguien más o su capacidad para corresponder a otras personas; sea como sea, ella ya no siente nada más que un deseo ardiente y cruel de venganza.

Su cuerpo es capaz de sentir placer pero nunca llega tener los mismos orgasmos que tenía con su amada Espada. El placer que siente es sólo un placebo para negar el dolor de su corazón y buscar vengarse de las Espadas de Uranohoshi al arrebatarles su "inocencia".

La vida de Akeno, desde aquel día, sólo ha sido vacía. Ya sea por la falta de amor en su corazón como la indolencia de su cuerpo y su mente al negarse a sentir el placer de ser una mujer ya que, según ella misma, nunca volvería a tener un orgasmo como los que tuvo con ella.

Su sexualidad es una expresión de su verdadero amor.

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Akeno terminó de sentir la calidez de la corrida de Shizuku, era placentero pero igual de vacío que las demás Espadas.

Del lado de Nico/Aldra, las jóvenes Espadas le daban sus últimas embestidas a su pequeño cuerpo, coordinando sus movimientos para soltar sus lechazos al mismo tiempo llenando hasta el tope cada orificio de la Sucubo Emperatriz.

Su vagina, su culo y su boca se envolvieron con tanta fuerza alrededor de cada uno de esos penes que cada corrida se hizo más poderosa, Aldra les extrajo todo hasta el punto de que las jóvenes Espadas se pusieron pálidas y cayeron desmayadas.

Rosas y Espadas III - Invasión al Jardín de AfroditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora