𝟎𝟏𝟑

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Años atrás

Peter Roberts entrenaba junto a su hija; la niña ya tenía doce años y se había convertido en una gran pupila. Era seguro que Ares guiaba su espada en cada movimiento, porque la niña, a pesar de ser muchas cabezas más pequeña, le daba una buena batalla a su padre.

—¡Te gané! —celebró la niña al poner la espada en el cuello de su padre, dándole la victoria.

La menor daba saltitos de felicidad haciendo que su padre solo pudiera sonreír feliz y orgulloso de lo que su dulce niña había conseguido. A sus espaldas, la puerta de la casa fue abierta y por esta salía la señora Roberts con una bandeja llenas de galletas con chispas de chocolate, las favoritas de su hija. 

—¿Dónde está mi campeona? —preguntó feliz haciendo que la menor corriera a darle un abrazo, pero por su pequeña altura solo consiguió llegar hasta su cintura con un poco de dificultad.

—¿Viste lo que hice, mami? —cuestionó emocionada la niña tomando las galletas.

Su madre asintió con una sonrisa y luego dejó una caricia en la mejilla de su hija para luego dejar un beso en su cabeza e ir al encuentro de su esposo que la recibió alegremente con un beso.

—¿Percy vendrá pronto? —indagó Lynette, mirando a sus padres inocentemente y llena de esperanza de encontrar un amor tan puro como el de ellos.

—Sí, princesa —respondió su padre, acercándose y cargándola, haciéndola reír —, así que creo que debes irte a dar un baño.

Lynette rió al sentir el ataque de besos que dejaba su padre en todo su rostro. Cuando el hombre la bajó, la niña corrió a tomar un baño y estar lista para la llegada de su tan querido amigo. Grover no había podido ir a su casa por unos problemas, pero muy pronto lo verían.

—¿Creen que a Sally y a Percy le gusten sus regalos? —preguntó la pequeña a sus padres una vez que salió portando un hermoso vestido rosa con los regalos que ella había hecho especialmente para los Jackson.

—Estoy segura de que les encantaran —respondió su madre acomodando una pequeña mesa con aperitivos para los pequeños —. Al fin de cuentas los hiciste con todo tu cariño, y el mejor regalo es el que sale de tu corazón, no tiene que ser algo costoso para que esa persona lo aprecie.

Lynette dió una sonrisa alegre dejando ver sus relucientes dientes.

—Además, creo que Percy amará cualquier cosa que le des —comentó su padre ingresando a la habitación —. Ese niño está bajo tu poder, es como si una pequeña hada lo haya hechizado para que la amara.

Las mejillas de la niña se tornaron rosas causando que sus padres rieran.

—¡Llegaron! —exclamó la pequeña castaña tomando en una mano el collar que había hecho especialmente para Sally y el dibujo para Percy.

—Calma, pequeña hada —dijo su padre tomando a su hija de los hombros para ir a abrir la puerta haciendo que deje los regalos en la pequeña mesita.

—Percy, Sally —saludó el hombre viendo como los niños se envolvían en un abrazo.

—Hola, Peter —saludó la mujer Jackson aceptando el abrazo de Lynette.

La mano de la niña se envolvió con las de los Jackson.

—Vamos, entren —pidió la niña jalándolos.

Ambos siguieron a la menor con una sonrisa en su rostro, al ingresar saludaron a Lori que los recibió con un abrazo.

—Esto es para ustedes —dijo la pequeñas extendiendo los regalos.

Percy tomó su obsequio con una enorme sonrisa para luego rodear en un abrazo a la niña. Sally dio un beso en su mejilla diciendo que su regalo era hermoso. Satisfecha, la menor tomó a su amigo, dejando a sus padres para ellos poder jugar mientras ellos conversaban.

—Es muy lindo —expresó el niño de ojos azules mirando el dibujo de él y la niña tomados de la mano en una tarde soleada.

—Gracias, pecesito.

Los pequeños jugaron durante un largo rato a dibujar, a interpretar raros y locos personajes como: piratas, princesa, magos, hadas y más. Ahora ambos reían recostados en el piso.

—Bailemos —propuso Percy.

Para Lynette la idea le resultó emocionante porque corrió por su radio para poder poner la música. Ahora ambos niños estaban listos para bailar con la música sonando de fondo. Una lenta música inundó la habitación haciendo que ambos se miraran a los ojos, Percy fue quien dio el primer paso y tendiendo su mano hacia la menor dijo.

—¿Me concede este baile, princesa?

—Por supuesto, príncipe. —Luego de decir esto, ambos tomaron sus manos y con la mano en el hombro del chico y la mano del niño en la cintura de la pequeña iniciaron el balanceo correspondiente.

Parecía que ambos bailaban un vals elegante que hacía que sus padres, que los veían escondidos tras una pared, sonrieran al ver a ambos niños con sonrisas dulces y sus pequeños pasos llenos de elegancia.

Esa tarde ambos niños pudieron ser completamente felices, Percy olvidó el feo momento que Gabe le había hecho pasar antes de venir y Lynette olvidó a los monstruos, las pastillas y sus tardes de arduo entrenamiento. Ahora ellos solo eran dos niños que imaginaban ser una princesa y un príncipe en un baile. Ese día se dieron que cuenta que ambos se necesitaban, ellos podían mejorar el día del otro con solo verse a los ojos. Fue ahí cuando las morias decidieron hablar y frente a los dioses declararon.

—Su amor será algo eterno. —Desde ese día los dioses únicamente pudieron mirar todo desde lejos, sin poder evitar que ambos niños comenzaran a formar un lazo más allá de la amistad.

Afrodita, que ya había visto el futuro de esa pareja, supo que aunque pasarían por cosas difíciles y vivirían locas aventuras, ellos se amarían de una manera tan pura que podrían ser capaces de acabar con quien sea por proteger al otro, y desde ese momento supo que aunque el pequeño semidiós causaría un gran caos, él podría ser el único que haría que Lynette sonriera hasta en el momento más devastador.

Afrodita, que ya había visto el futuro de esa pareja, supo que aunque pasarían por cosas difíciles y vivirían locas aventuras, ellos se amarían de una manera tan pura que podrían ser capaces de acabar con quien sea por proteger al otro, y desde es...

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𝑬𝒗𝒆𝒓𝒍𝒂𝒔𝒕𝒊𝒏𝒈 ~ 𝐏.𝐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora