𝟎𝟎𝟔

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Desde el incidente con Chris Rodríguez, algunos campistas observaban aterrorizados y algunos con enojo a la diosa desterrada. Lynette había comenzado a usar su don en ellos, logrando que el enojo disminuyera, la castaña sabía que aquellos campistas estaban del lado del hijo de Hermes porque no sabían la verdad. Sus mejores aliados fueron siempre Grover, Annabeth, Clarisse y sus otros hermanos de la cabaña de Ares. Los hijos de Afrodita habían ignorado por completo a la chica, haciendo que su madre divina estuviera furiosa. Eros y sus hijos estaban del lado de la diosa, aquellos campistas creían que debían estar del lado de su tía, que al fin de cuentas, esa hermosa chica siempre había sido amable con todos. 

La chica estaba cansada de usar su don en los demás, se sentía destrozada. No quería que los demás la vieran como un monstruo, pero no se arrepentía de nada, incluso juraba asesinar a aquel castaño que le arrebató a sus padres.

—Tendremos que tener cuidado con ella —escuchó la chica susurrar a un hijo de Afrodita.

La castaña agachó su rostro con tristeza, y cuando estuvo lista para usar su don, fue sorprendida por uno de sus hermanos hijos de Ares, arremetiendo contra el chico.

—No hables de nuestra hermana —le espetó el chico totalmente furioso —. Debes saber que ella no haría algo como eso sin tener algún motivo. Ese ladrón debió hacer algo para que Lynette lo atacara.

El hijo de Afrodita se fue furioso, no sin antes chocar su hombro rudamente con el hijo del dios de la guerra. 

—No esté triste, hermana —dijo el chico de ojos ambarinos.

—Gracias por defenderme, Dustin.

Esa misma tarde la diosa decidió ir al olimpo a pasar un tiempo con los dioses. Pensó que si se alejaba del campamento, los sueños sobre sus padres se irían. Los nuevos sueños de ella asesinado a Percy se alejarían de su mente y así ella podría dejar que su amado castaño se contactara con ella sin que la diosa tuviera miedo de ser la causa de que algo malo le sucediera.

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—Una sonrisa se vería hermosa en su rostro, diosa desterrada —anunció el dios Apolo.

Aquel dios había sido con quien más los hijos del amor y la guerra se llevaban mejor, se podría decir que eran casi de la misma edad. Claro que los dioses llevaban miles de años viviendo, pero sus actitudes eran de unos jóvenes de la edad de Lynette.

—Cierra la boca, Apolo —le espetó Eros al rubio.

Eros, Lynette y Apolo se habían convertido en el trío de oro de los dioses. Aquellos tres estaban juntos siempre, es por eso que la castaña ya le había tomado un gran cariño al dios. Desde luego que no todo fue inmediato, la chica llevaban semanas en el lugar.

—¿Una pelea? —preguntó la chica.

Ambos asintieron y la primera batalla inició.

Eros contra Lynette luchaban rudamente, pero el mayor distrajo a la chica haciéndola perder.

—Eres un tramposo —le espetó la castaña lanzándole su zapato a la cara.

El rubio solo miraba todo mientras reía.

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Las pesadillas no se habían ido, la castaña gritaba por las noches y sus padres junto a su hermano iban a consolarla, pero nada calmaba su dolor. Lynette tenía miedo que su sueño se volviera realidad y ella asesinara a Percy.

Una tarde soleada, la chica volvió al campamento, siendo recibida alegremente por el moreno y sus otros hermanos.

—No debes de dejar que sus comentarios te molesten —exclamó el moreno.

𝑬𝒗𝒆𝒓𝒍𝒂𝒔𝒕𝒊𝒏𝒈 ~ 𝐏.𝐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora