La batalla entre los traidores del Olimpo y los héroes semidioses dio inicio. Media sangres contra media sangres, hermanos contra hermanos, primos contra primos, familia contra familia. Sangre divina derramada en busca de que su bando sea el ganador.
El hijo del dios del mar tomó su espada fuertemente y posicionado junto a su amada diosa desterrada lucharon contra el titán Cronos. La guerra era algo que Lynette conocía bien, pero el enfrentarse contra uno de los seres más antiguos y poderosos que habían existido era una tarea difícil de realizar, que ni la propia castaña creía capaz de lograr vencer.
—Manos arriba —exclamó la castaña a uno de los aliados de Cronos usando su don una vez que vio al chico acercarse listo para atacarlos.
El ex campista hizo caso a la orden y subió sus manos sin poder defenderse del gran corte que la chica hizo, logrando asesinarlo, eliminando así a uno de los enemigos del bando del titán Cronos.
Percy daba estocadas contra el señor del tiempo sin dejar de ver preocupado a sus amigos que seguían luchando contra la gran cantidad de campistas enemigos.
—¡Pers! —gritó su novia indicándole que se agachara al ver como el titán intentaba atacarlo con sus garras.
La diosa corrió y clavó su espada en el pecho del titán, haciéndolo gritar.
Antes de caer, el gran señor del tiempo clavó sus garras en el pecho de la chica, haciendo que este se abriera acabando con la vida de la diosa desterrada.
—¡Lynette! —gritó la rubia al ver a su amiga muerta.
Percy lloró y gritó fuertemente con el cuerpo de su amada entre sus brazos, su más grande pesadilla se había cumplido, Lynette había muerto. El hijo del dios del mar se enfureció y arremetió contra el padre de los dioses, pero este seguía siendo mucho más fuerte.
—Únete a mí, Percy Jackson —exclamó —. Ellos dejaron morir a tu amada, únete a mí y tomemos venganza de ellos, tan traidores y cobardes como siempre. Decían amar a la chica, pero no vi que ni uno de ellos hicieran el intento de ayudarla o salvarla.
A pesar de los gritos de sus amigos, el chico solo podía ver el cuerpo de su amada con lágrimas en los ojos. Miró al cielo y ni un rastro de algún intento de los dioses se hizo presente. Cronos tenía razón en algo, ellos eran unos traidores de su sangre, no solo dejaron a los semidioses sufrir, sino que habían dejado que la diosa que tanto decían amar muriera.
—Pagarán por ello —declaró el de ojos azules uniéndose al titán.
Los otros chicos fueron encerrados sin ser escuchados por su amigo que hacía caso omiso a sus clamados porque volviera a recobrar la cordura, pero él ya no tenía de eso. Había perdido a Lynette y se encargaría de que la oscuridad y el caos llegaran al Olimpo. El semidiós junto al titán se dirigieron al Olimpo, donde ahora Hades se encontraba en el lugar. Lynette no estaba en el inframundo, de alguna manera Cronos había logrado llevársela completamente y su alma no se encontraba en el dominio de Hades. Cada uno de los dioses se preparó para la batalla, sabían que estaban perdidos, su padre se acercaba hacia ellos y el niño del mar capaz de enfrentarse a grandes monstruos con el corazón lleno de sed de venganza, venía junto a él.
Las cosas no pintaban bien para el Olimpo.
—Llegó su hora —espetó el señor del tiempo a sus hijos.
A su lado, el semidiós, con poder reforzado gracias a él, empuñaba su espada fuertemente con los ojos llenos de rabia. Los dioses que tanto decían amar a su novia estaban frente a él y pudo notar que ni uno de estos había intentado siquiera ayudarla y ahora veía como estos lo miraban con desprecio; sin embargo, la persona que poseía más desprecio era el castaño.
—Pagarás tu traición —dijo el dios del rayo al chico.
—No, ustedes pagarán la suya —respondió arremetiendo contra el hombre.
Traidores a su sangre, eso era lo que los dioses eran.
La espada del chico hacía corte certeros, y la batalla era dura porque el titán luchaba fuertemente a su lado. Cada dios que Percy lograba herir de gravedad, el titán se encargaba de destruirlos para luego devorarlos. Sin duda alguna, el hijo del mar era poderoso y sin darse cuenta, se estaba volviendo el hijo del mal, porque estaba causando que el caos iniciara, esparciendo el mal en cada confín del lugar. Fue así como uno a uno de los dioses del Olimpo cayó en el campo de batalla, ahora todo le pertenecía al titán del tiempo y al semidiós del mar.
Sin esperarlo, el gran señor fue atacado por su aliado.
Percy enterró su espada en su pecho y lo abrió completamente, tal y como este lo había hecho con su amada. El chico de ojos de mar no perdonaba, y el titán era tan culpable de la muerte de Lynette como aquellos dioses que no ayudaron a la pequeña castaña. El hijo de Poseidón había vengado a su amada, destruyo a todos los que la habían lastimado sin titubear o arrepentirse.
La destrucción del Olimpo y el titán causó gran caos, pero eso ya no importaba para Percy. Él sabía a lo que se enfrentaba, y no le importaba, porque después de todo, el quemaría el mundo entero por su amada.
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Los dioses miraban fijamente a la moiras con miedo, ese destino no era anda bueno para ellos.
—Cuidado, porque como ya lo sabían, el mar está listo para destruir al cielo si la corona no vuelve.
Zeus compartió una mirada con sus demás hermanos, hijos y sobrinos. Si el hijo del mar causaría tanto daño, sería mejor acabar con el antes de que pudiera destruirlos.
Percy Jackson no destruiría todo lo que ellos habían construido.
—Hay que desatar una tormenta que destruya al mar —anunció el señor del rayo.
—Recuerda que el mar puede batallar la tormenta y ser igual de invencible —dijo Poseidón tratando de hacer entrar en razón a su hermano, pero sabía que eso sería casi imposible. Él mismo había visto como su hijo asesinaba a cada uno de los dioses, incluyéndolo.
¡Hola, corazones! Espero les haya gustado el capítulo de hoy. Percy demostró que sería capaz de destruir todo por Lynette, y los dioses ya lo saben. Nos leemos mañana.
Con amor,
Ivy.
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𝑬𝒗𝒆𝒓𝒍𝒂𝒔𝒕𝒊𝒏𝒈 ~ 𝐏.𝐉
FanfictionLynette Roberts, una chica de belleza y fuerza incomparables. Su origen divino, como hija de Ares y Afrodita, la ha convertido en una diosa desterrada que vive entre los mortales sin saberlo. Percy Jackson, un semidiós problemático y aventurero, se...