Lynette Roberts, una chica de belleza y fuerza incomparables. Su origen divino, como hija de Ares y Afrodita, la ha convertido en una diosa desterrada que vive entre los mortales sin saberlo. Percy Jackson, un semidiós problemático y aventurero, se...
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Lynette
Mi novio y hermana estaban listos para ejecutar su plan.
—¡Todos a cubierta! —gritó la castaña —. Ten cuidado, Net. Si las cosas se ponen feas, usa ese encanto tuyo y busca la manera de huir —me dijo antes de dejar un beso en mi frente e irse.
—Suerte —les dije antes de ingresar con todos al lugar.
El plan resultó a la perfección. Estábamos en la superficie y fuera del monstruo.
—¡LO LOGRARON! —grité mientras corrí a abrazar a mi hermana y mi novio.
Ambos me tomaron entre sus brazos fuertemente. Al separarme tomé sus rostros y los llené a besos, el miedo del que plan fracasara y todos terminamos muertos era latente.
—¿Pasa algo, amor? —pregunté al ver a Percy mirar el mar confundido.
Mi chico me explicó lo que observaba y todos emprendimos viaje al lugar que las coordenadas que nos dieron las Moiras.
—Creo que le falta un poco más de azúcar —le dije al zombi que tomaba el té junto a mí.
—Yo me encargo, su divinidad.
—No te preocupes, lo haré yo —exclamé poniendo más azúcar a ambos tés.
—Entonces, ¿su don logra hacer que los demás la obedezcan?
Asentí.
Nuestra conversación llegó a su fin cuando indicaron que habíamos llegado a tierra.
—El deber llama —hablé poniéndome de pie —. Fue un gusto charlar contigo, Rudolph.
Al bajar todo era horrendo.
—Mi pobre Gro ha de estar sufriendo en este lugar en ruinas —exclamé tomando el brazo de mi novio.
Llegamos a la muy famosa caída de la muerte.
—Espero y no haya ratas o definidamente me voy a enojar con ese cíclope. ¿No podía escoger un lugar más aseado?
Entre pequeñas quejas bajamos al lugar en el carrito.
—Ahora sé por qué Grover estaba tan preocupado —dijo Annie al ver al lugar.
La rubia se sorprendió al ver como mi hermana daba los datos del lugar.
—Grover —llamó Percy casi en un susurro.
Fuimos detenidos por algo volando y el gruñido del cíclope.
—Ya no lo soporto. Ya pasaron dos días.
—Por favor, calma. Por favor, calma —dijo un Gro disfrazado.
—No he tenido una comida decente desde que esos semidioses que trajiste y se supone que este vellocino atrae sátiros. ¿Ves a un sátiro por aquí?
Pues yo veo a un justo frente a usted.
—El hambre me está empeorando la vista que te devoraría con gusto si no fueras un cíclope.
—Grover —llamó el de ojos de mar al ver al cíclope irse.
Nuestro amigo se acercó y pude estrecharlo entre mis brazos con pequeñas lágrimas en los ojos. Lo había extrañado.
—No llores, mi linda Ly —exclamó limpiando mis lágrimas.
—No vuelvas a dejarme, ¿si? —pedí dejando un beso en su mejilla.
Al separarme y estar junto a mi hermana no pudimos evitar reí al ver la ropa de mi mejor amigo. Aunque el explicaba que lo hizo para sobrevivir, no podía dejar de reír por lo gracioso que se veía.
Clarisse tomó foto de la escena.
—Borra esa foto —le reclamó mi amigo mientras yo solo podía pedirle a la castaña que me la enviara.
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¡Hola! Luego de mucho tiempo, volví. Había tenido problemas con mi computador, pero ya ya me lo entregaron sana, así que tendremos de vuelta a Ly y Percy.
