Lynette Roberts, una chica de belleza y fuerza incomparables. Su origen divino, como hija de Ares y Afrodita, la ha convertido en una diosa desterrada que vive entre los mortales sin saberlo. Percy Jackson, un semidiós problemático y aventurero, se...
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Lynette Roberts
—¡Vamos, Percy! —alentaba a mi novio mientras observaba como subía rápidamente por el obstáculo —. ¡Tú puedes, Clarisse!
—No sé como puedes ser novia de ese tonto de Perry Johnson —habló el señor D.
Dionisio era alguien muy bueno, pero le gustaba fingir que odiaba a sus campistas. El dios del vino era mi tío y mi primo, cosa que me hacía volverme loca, ya que al inicio no sabía como llamarlo, pero luego resolví todo a que los dioses con aspectos de adultos serían mis tíos, mientras que los que mantenían aspecto de jóvenes —como Apolo — serían mis primos.
—Él es hermoso por dentro y por fuera, para ser sincera es una de las pocas personas que no me dieron la espalda, incluso cuando entré en mi etapa oscura.
El tío D asintió y tomó su vino.
—Cosecha del 97, ¿quieres un trago? —le preguntó mi tío a Quirón.
—¿Por qué? ¿Por qué te torturas así, Dionisio? —contestó el hombre.
Mi tío tomó una caja de chocolatada y le clavó el popote para luego extenderme la caja.
—Gracias —respondí para luego darle un sorbo.
—Fue una transgresión, una y con una náyade por el amor del Olimpo —se quejó mi tío —. ¿Cómo iba a saber que le gustaba a Zeus e iba a pasar tantos años enojados?
Cuando el dios sirvió la bebida, esta se transformó en agua.
—El hecho de que Zeus es inmortal implica que no hay límite en cuanto a los años que guarda rencor.
—Los cristianos tienen a alguien que hace este truco al revés. Eso sí, es un dios.
No pude evitarlo y reí fuertemente causando que me atragantara con mi bebida.
—No te rías, reina de los dioses —me regañó el dios mientras me daba palmadas en la espalda.
El hombre utilizaba ese apodo cada que yo hacía algo tonto.
—Si sigues molestándome, se lo diré a la tía Hera o bueno, la abuela, ya no sé.
—Ella fue quien te coronó como reina de los dioses, incluso ella estuvo dispuesta a dejar su título de reina de los dioses por ti, mocosa.
Le saqué la lengua y continué animando a mi novio.
—¡Clarisse, no quiere quedarme viuda sin antes haberme casado! —le grité a mi hermana cuando vi como hacía que Percy cayera, pero mi novio también tomó venganza —. ¡Quiero seguir teniendo hermana luego de esto!
—Tienes más hermanos, que más da uno menos —dijo el señor D.
