Lynette Roberts, una chica de belleza y fuerza incomparables. Su origen divino, como hija de Ares y Afrodita, la ha convertido en una diosa desterrada que vive entre los mortales sin saberlo. Percy Jackson, un semidiós problemático y aventurero, se...
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Lynette
Al llegar, Annie le dijo que debía apresurarse porque faltaban dos minutos. Sally activó la entrada y nos hizo subir al ascensor que se movía muy fuerte.
—El Olimpo —dijo mi novio al ver el lugar.
—Niños, yo no puedo, vayan ustedes —exclamó Sally.
—Yo me quedaré con ella —contestó Grover.
Corrimos lo más rápido que pudimos.
—¡Esperen! ¡Alto! —gritó Pers apenas llegamos —. Wow.
Sí, este lugar era enorme.
—Me llamo Percy Jackson, y creo que están buscando esto.
Nos acercamos a los dioses quienes parecían unos gigantes.
—Dame lo que me pertenece, ladrón del rayo —le dijo Zeus.
Mi chico le lanzó el rayo al hombre y este se mostró feliz.
—Hiciste bien en traicionar a tu padre —exclamó el dios.
—Él no robó nada —espeté por primera vez desde que llegamos al Olimpo.
Todas las miradas cayeron en mí. Cada uno de los dioses se pusieron de pie, entre ellos podía ver a mis padres y a mi hermano.
—Yo no soy el ladrón, y no tengo relación con Poseidón.
—Entonces dime, si no lo hiciste ¿Quién fue? —preguntó el dios.
—El cara de banana podrida —contesté.
Los dioses me miraron entre confundidos y divertidos.
—Luke, el hijo de Hermes —respondió mi chico —. Estaba enojado con ustedes, con todos. Él solo quería que se destruyeran
—Hiciste muy bien —respondió el dios supremo.
—Hola, Ma —saludó mi rubia amiga a su madre.
—Hola, Beth. Estoy muy orgullosa de ti —le dijo su madre.
El dios supremo se sentó y mis padres se acercaron hacia mí, al igual que Poseidón a Pers.
—Lo hiciste —celebró mi hermano abrazándome.
—Fue difícil, incluso comprobé que no soy lo suficientemente buena —respondí —. Luke fue inmune a mi don. No tengo poder alguno sobre él, y seguro que sobre algunos tampoco.
—No digas eso, eres poderosa —replicó mi madre.
—Exacto, tu madre dice la verdad —dijo ahora mi padre —. Eres muy poderosa. Sinceramente, tú podrías pedirme que me arrodille ante ti y lo haría, hasta sería capaz de cortarle las piernas a todos para que caigan de rodillas ante ti. Eso te da mucho poder, no todos tienen a los dioses de su lado, hija mía.
