VII

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No completaron las metas anteriores pero necesitaba publicar esto.

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Sunoo despertaba horas después, con sus ojos hinchados sin saber qué hacer, Ni-ki no estaba a su lado, tampoco quería verlo en ese momento.

Pero ¿podía culpar al verdadero Ni-ki? ¿Sus acciones eran justificadas con los ataques de ira? Segun el psiquiatra, sí, en algún punto no controlaba sus celos, no podía controlar sus acciones.

Sabía que Ni-ki lloraba de 3 a 5 veces por día por el peso de sus acciones, el arrepentimiento de haberle hecho daño a personas que tanto quiere por simples impulsos era tanto que su mente no podía soportarlo.

Pedía perdon una y mil veces por gritarles a sus compañeros, a su pareja, por hacerle daño, no era su intención, pero no controlaba lo que hacía.

-¿Porqué te fuiste?- Sunoo miraba el otro lado de la cama.

Después de que Sunoi se haya refugiado en las sábanas, Ni-ki salió un momento para usar el baño, después volvió a la habitación y lo abrazó pidiendo perdón.

Su voz misma era diferente cuando tenía los ataques y cuando recobraba la conciencia, estuvo mucho tiempo pidiendo perdón, abrazando su cuerpo encima de las sábanas sin obligarlo a nada.

Sunoo se durmió en medio de sus lágrimas, y cuando despertó, las sábanas estaban limpias, su cuerpo estaba limpio, sus muñecas rojas tenían unguento para curarlas y calmar el dolor, ropa limpia a su lado y unas galletas y leche chocolatada en la mesita, ni una nota, nada que le explique porqué se fue.

No importa lo que pase, sé que sigues amándome como siempre lo hiciste.

Sunoo recordaba cuando Ni-ki estuvo en sus momentos de ansiedad extrema, donde no podía ni comer una galleta sin sentir culpa y vomitarlo.

Te apoyaré como tu me apoyaste a mi.

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-Ni-ki... ¿Y Sunoo?- los demás preguntaban, cuando ambos se fueron a comer helados, se perdieron tres horas y solo volvió Ni-ki, ¿dónde estaba Sunoo?

-E-Él...- sus ojos querían llorar, ¿cómo pudo hacerle eso otra vez? Le prometió no volver a dañarlo, se prometió a si mismo no volver a asustarlo, y aún así, no pudo controlar sus malditos impulsos -S-Sunoo está...- siquiera podía pronunciar su nombre o referirse a él sin sentir el gran peso de la culpa encima de él.

-¿Qué pasó?- Sunghoon se acercó a él.

-Y-yo volví a hacerlo... a hacerle daño- lo admitía, era el primer paso para hacer un cambio, siempre admitía sus errores, sin embargo ¿porqué no cambiaba? Seguía siendo lo mismo una y otra vez.

Acababa de volver al oyo del que tanto le costó salir.

La sala se quedó en silencio.

-Y-yo no quise hacerle daño... s-solo... no pude controlarlo, no pude controlarme... me da miedo no poder ser conciente de lo que hago...- empezó a llorar y esta vez en el hombro de Sunghoon.

Los demás tampoco culpaban a Ni-ki, sabían que no era su intención hacerles daño o faltarles el respeto, lo habían visto llorar en más de una ocación.

-Está bien... entendemos- Sunghoon estaba sentado en el suelo con Ni-ki acurrucado a su lado, justo como un niño pequeño que hizo llorar a su mamá.

-P-Pero Sunoo...

-No sabemos qué pasó, pero si tu en verdad saber lo que está mal y lo que no, se puede resolver, todo tiene respuesta- Sunghoon lo abrazó acariciando su espalda hasta que Ni-ki se quedó dormido en su hombro.

¿Dónde empezó todo esto? ¿Cuándo y porqué empezaron los ataques?

Todo empezó desde el deseo de Ni-ki por ser perfecto, cada una de las prácticas, cada una de las espectativas, todas las miradas sobre ellos y la necesidad de no decepcionar a sus fanáticos.

Aguantaba su enojo consigo mismo por no poder ser perfecto, hasta que una vez, no pudo contra si mismo y rompió el espejo del baño con sus propias manos, luego empezó a gritar a todos sin razón, pero al pasar unos minutos se arrepentía gravemente de sus acciones.

Antes no hacía daño a nadie, solo asustaba un poco, pero una vez le lanzó una botella de plástico a Jay quien le contradecía en uno de los pasos de baile.

Luego de eso todo empeoró, cada que se enojaba, gritaba y lanzaba cosas, los ataques venían de la nada, casi y ninguno advertía que un ataque se aproximaba, luego ocurrió lo de Sunoo, ahí fue cuando su insomnio volvió.

Las horas de sueño eran reemplazadas con llanto y un profundo sentimiento de culpa, no importaba cuántas veces los demás decían "te perdono" pues Ni-ki no se perdonaba a si mismo.

Te prometo que seré mejor...

.

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-¿Volverás?- Sunoo seguía acostado en esa cama, necesitaba verlo, ver sus ojos y saber si se arrepentía o no, sus ojos hablaban más que sus labios.

Sunoo estaba mirando el techo, ¿cuántas veces más debía soportar eso? Aunque solo lo vivió dos veces, era terrorífico, aún así, no quería dejarlo, quería ayudarlo, seguir a su lado y superar eso juntos.

-Te estoy esperando...


























Cami~

TERAPIA- SunKi♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora