Se mi musa

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Hay bastantes cosas que no me agradan de los hombres, en especial su forma de pensar, tienen muchos pensamientos sexistas y fuera de contexto cuando están cerca de una mujer. Me dedico a ser un tipo de <<modelo>> para los artistas también se les llaman <<musas>>, por un largo tiempo solo trabajaba para hombres hasta que uno de esos típicos idiotas que creen que por ser uno pueden tratarnos como si fuéramos objetos y tocarnos sin nuestro consentimiento.

EN EL PASADO
Comencé a trabajar con William Miller hace dos años aproximadamente. Él era bastante explosivo, se enojaba si la pintura no salía como lo había planeado y explotaba por completo hasta el punto de comenzar a insultarme, también era algo misógino y sexista algo que no soportaba. Un día el me marcó a las cinco de la mañana para que fuera a su estudio, no estaba segura de ir, pero era mi trabajo y no podía negarlo.

Cuando llegué a su estudio todo estaba oscuro y había música a todo volumen, subí hasta el tercer estudio en donde siempre nos veíamos, entré y él estaba en una silla sentado y abierto de piernas, tenía un vaso lleno de whiskey en su mano derecha y la izquierda estaba dando palmadas en su muslo, él se levantó y se le veía completamente ebrio, se acercó a mí y tocó mi cara para luego bajar a mis labios y jugar con ellos con su pulgar, quise retroceder pero me sostuvo fuertemente del brazo y me pegó a él.

Quería zafarme de su agarre, pero el solo apretaba cada vez más hasta el punto de lastimarlo, botó el vaso de whiskey en el piso sin importarle nada y bajó su mano hasta mi intimida, retrocedí e intenté salir del estudio corriendo por las escaleras y escuchando su voz gruesa gritándome varios insultos <<zorra>> <<eres una fácil>><<tú me provocas>>. Ignoré los comentarios y logré salir, corrí hasta la estación de autobuses, yo traía pijama y un saco grueso y grande hasta las rodillas, estaba asustada y sola en esa estación mirando a todos lados para revisar que él no estuviera cerca.

El camión llegó unos cuantos minutos después, me subí a este y me llevaron hasta la estación más cerca de mi departamento, el resto de camino caminé y al llegar solo me tumbé en mi cama tratando de olvidar lo que había sucedido. 

LA ACTUALIDAD
Se cumplieron dos años de lo sucedido y decidí regresar a ser musa, no estaba segura de continuar trabajando con hombres y me di la tarea de investigar pintoras, encontré unas cuantas que buscaban musa no muy lejos de mi departamento, mandé solicitud a todas y esperé la respuesta mientras hacia mi comida.

Puse "I was made for lovin' you" de Kiss y comencé a bailar en la cocina, di un salto al escuchar una notificación que provenía de mi computadora, mi Hot Cake se cayó al suelo y lo recogí rápidamente.

--No pasaron cinco segundos—le di un mordisco y me acerqué a mi computadora para abrir Gmail, casi me ahogo al ver que era de Colombus Ross. Es una de las artistas más reconocidas, millonaria, linda y con muy buena reputación.

--Se mi musa, pagaré la cantidad de dinero deseada—
Atte.: Colombus Ross

Respondí rápidamente a su correo electrónico, claro que iba a aceptar era una muy buena oferta y ninguna de las otras pintoras había contestado.
--Claro, ¿a qué hora iría? Y ¿cuál es su dirección? — lo mandé con los ojos cerrados, me ponía nerviosa el regresar a trabajar después de aquella experiencia, esperaba que ella fuera totalmente diferente y no tenga pensamientos fuera de lugar o comentarios dañinos hacia mí.

No pasaron ni diez minutos cuando ella contestó, me dio su dirección y hora a la que podríamos vernos.

Estaba arreglándome cuando recibí una llamada de mi mejor amiga.

Le contesté y lo primero que escuché fue un grito de parte de esta.

Emily
--AAAAAA—
April
--¿Qué pasa, está todo bien? —
Emily
--No, bueno sí, pero no—
April
--Explícate Emily—
Emily
--¿Recuerdas que querías la trilogía de las 50 sombras de grey? —
April
--Obvio, llevo semanas buscando los libros—
Emily
--Bueno ya no busques más—
April
--¿Por qué? —
Emily
--Los encontré en internet, ya te los pedí—
April
--¿Es en serio? —
Emily
--Si, llegarán en tres días y ni te atrevas a pagármelos—
April
--Emily, sabes que siempre te pago no podría solo aceptarlos—
Emily
--Pues lo harás y si me mandas dinero juro que te lo regreso—
April
--De acuerdo, mierda tengo que colgar se me hace tarde—
Emily
--Uyy, ¿a dónde vas? —
April
--Colombus Ross me contrató para ser su musa—
Emily
--COLOMBUS ROSS?!—
April
--Si—
Emily
--Y lo dices, ¡¿así como si nada?!, es una de las mejores artistas April más te vale que le des una buena impresión porque me llevarás a conocerla—
April
--Daré lo mejor de mi Emily—
Emily
--Más te vale, ahora cuelga y ve—

Me reí y colgué la llamada, salí de mi departamento y corrí por las escaleras apresurada, me despedí del botones y me puse mi saco.

Me subí al autobús y me dejaron en la estación a un lado del edificio, era grande y lujoso me quedé un rato viendo las puertas de este hasta que me animé a entrar, subí al elevador y piqué el número 28 el cuál era el más alto del edificio, se abrieron las puertas frente una puerta parecía ser la Sweet sin más toqué la puerta y una mucama me abrió y me dio indicaciones para llegar al estudio de Colombus.

Las paredes estaban llenas de sus cuadros, solo un cuarto estaba ordenado ya que los otros tenían cajas y pinturas bastante viejas.

Llegué al cuarto más grande y asomé mi cabeza al ver la puerta abierta, no había nadie solo un perro de raza Shar pei negro este se acercó a mí y comenzó a olfatearme las piernas y las manos, salté al oír una voz que salía del baño era Colombus, salió del baño secándose las manos y habló.

--Veo que ya conociste a Zalem—dijo acercándose a mi
--Si, es hermosa, por cierto—
--Lo sé, fue la única que sobrevivió—me sonrió y me estiró su mano en forma de saludo, la acepté y me dijo que pasara al cuarto
--Es muy lindo aquí—
--Si, me ayuda concentrarme más el estar lejos del ruido—
--A mi igual—le di una sonrisa labial y ella solo asintió con la cabeza.

Me dejó para que me desnudara a gusto y no me sintiera incomoda, una vez estaba completamente sin ropa ella pasó y solo veía mi cara en ningún momento desvió su mirada no era como con los hombres ellos te observaban detalladamente y luego sus miradas se hacían incomodas.

Me sentó en una pequeña plataforma de espaldas.

--¿Puedo tocarte? —
--¿Qué? –
--¿Qué si puedo tocarte?, no lo pienses mal es para acomodarte y poder comenzar mi pintura—
--S-si claro—mi cara parecía un tomate, ¿cómo pude pensar mal? Comenzó a acomodarme en una posición en donde se veía parte de mi cara y toda mi espalda quedaba expuesta y medio encorvada. Sus manos eran suaves y tenían olor a vainilla, era delicada al tocarme no tocaba ninguna parte que pudiera incomodarme o hacer que se convirtiera en un tipo de abuso.

Se separó de mí y se fue hasta su oleo y comenzó a pintar, se escuchaban las pinceladas que daba no eran ni tan bruscas ni tan lentas, iban de un lado a otro o eso parecía por su sonido pasaron unos cuantos minutos y empezaba a oscurecer, ella acabó la pintura y me la mostró mientras me ponía mi ropa de nuevo.

--Wow—
--Gracias—se río al verme abrir los ojos como platos, los detalles eran increíbles y todo era igual a mi cuerpo, ella lo dejó en una esquina del estudio y me llevó hasta la salida.

Después de nuestra despedida y de hablar de la hora de mañana salí a la calle y una limosina estaba esperando afuera, el chofer me vio y abrió la puerta.
--¿Es para mí? —el asintió con la cabeza y me subí a esta, había una carta.
--Espero te guste el viaje, es uno de mis mejores choferes—
Atte. Colombus

Sonreí al ver el mensaje, ¿Pero en qué momento mandó la carta? ¿Le habrá mandado un mensaje y el la escribió? Llegué a mi departamento y me quedé con la carta, me bajé y entré a mi departamento viendo la carta detalladamente intentando descifrar el momento en que la escribió o la mandó, subí y entré para luego cambiarme y acostarme. En algún momento descifraría el cómo esa carta llegó hasta ahí.

Un pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora