El sillón

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Me acomodé en el sillón y sin previo aviso introdujo dos de sus dedos en mi intimidad.

Gemí fuertemente, no había siquiera estimulado para que el dolor fuera poco.

Movió sus dedos lentamente dentro de mi, tocaba mi punto G y lo estimulaba.

Sin pensarlo comencé a moverme para que las estimulaciones aceleraran y comenzaran las embestidas.

Sus movimientos eran tranquilos a pesar de que lo intentara.

Solté un "por favor" en un gemido y ella solo rió levemente, tomó mi cabello y me recargó más hacia adelante.

Comenzó con embestidas no tan bruscas, gemía por cada embestida.

Comenzó a acelerarlas al notar cómo mi piel se erizaba por sentir mi orgasmo cerca.

Mi orgasmo estaba por llegar, Colombus se detuvo y rió levemente al escuchar un gruñido de mi parte.

—¿Qué haces?
—Dejándote con las ganas
Se separó de mi.

Me levanté del sillón y me acerqué a ella.

La empujé hacia atrás hasta acercarla al sillón, la empujé por última vez y cayó sentada en este.

Rió levemente y se acomodó, me subí en ella y sacudí mi cabeza para arreglar mi cabello.

Abrí su camisa y se la quité, recargó sus brazos en el respaldo del sillón.

Me acomodé en su abdomen y comencé a frotarme contra ella.

Soltó una pequeña carcajada orgullosa, sus manos permanecieron en el respaldo del sillón.

Me observaba sin decir o hacer algo.

—Sabía que no podrías quedarte con las ganas
—Me conoces muy bien
—No tanto, no me esperaba esto
—¿Que me frotara en tu abdomen?
Asintió y bajó sus manos hasta mi trasero.

—Deberías hacerlo más seguido, me gustas en esta posición

Reí nerviosa.

Juntamos labios.

Seguí con mis frotaciones rápidas.

Colombus comenzó a moverme a su gusto.

Tenía sus manos apretando me trasero mientras me frotaba en pequeños círculos.

Mi piel se erizó al sentir de nuevo mi orgasmo por llegar.

Colombus siguió moviéndome contra ella a su gusto.

Sus manos subieron a mis caderas y las apretó.

Sus dedos comenzaban a marcarse en mis caderas.

Mis manos se recargaron en su pecho y comencé a acariciarlo para no rasguñarlo y llegar a lastimarla.

—Si quieres rasguñarme hazlo
—Te puedo lastimar
—¿Crees que me interesa?

Reí levemente.

Mis uñas se enterraron en su pecho.

Rasguñaba por cada frotación.

Comenzó a acelerar sus movimientos, puse mi mano encima de la suya al sentir como apretaba más.

—Vas a dejar marca
—Eso es lo que quiero cariño
Acaricié su mano lentamente.

Gemí fuertemente al sentir como me hacía saltar en su abdomen.

—Mierda

Sonrió orgullosa.

Siguió frotándome y haciéndome saltar.

Mi primer orgasmo llegó en cuestión de minutos.

Sus dedos habían dejado marcas bastantes rojas en mis caderas.

Probablemente mañana serían moradas, pero eso ya no interesaba.

Me agachó hacia ella dejando mis pechos cerca de su boca.

comenzó a lamerlos y succionarlos dejando marcas en estos.

Comenzó a masajearlos lentamente.

Gemía fuertemente.

Mi segundo orgasmo llegaría rápidamente.

Escuché mi celular sonar y lo ignoré.

Gruñí al escucharlo de nuevo.

Me detuve y me levanté rápidamente.

Fruncí el ceño al ver que era uno de mis exs.

Colombus me dijo que contestara.

Me volví a sentar en ella y seguí moviéndome.

Hola
—¿Hola?
—April
—¿Si?
—Dios, es que soñé contigo, sé que es tarde, pero...

Colombus habló.

¿Quién es?
—Colombus
—¿Colombus?
—Mhm
Le pasé el celular a Colombus y ella rió levemente.

¿Hola?
—¿Quién eres?
—Colombus Ross, artista multimillonaria, reconocida en más de 70 países, con una marca de perfume famosa y novia de April, ¿tú eres?
—Mmm, soy Jerry, ex novio de Apri...

Colombus me movió haciendo que me frotara contra su abdomen.

Gemí levemente y golpeé su hombro al notar cómo sonreía pícara.

¿Interrumpo algo?
—Si, le estoy dando orgasmos a tu ex novia, marca después
Colombus colgó el celular y lo dejó a un lado.

—Ya puedes seguir moviéndote para mi
—Estás...
—Buenísima, lo sé
Reí fuertemente.

Seguí con las frotaciones.

—No vuelvo a pasarte mi celular
—Bien, pero estuvo bien lo que hice y no acepto quejas

Me encogí de hombros divertida.

Seguí con mis movimientos rápidos.

Mi piel se erizó.

Mis músculos se tensaron y mis gemidos salían sin pensarlo.

Mis uñas comenzaban a dejar varias marcas en el pecho de Colombus.

Sus manos de nuevo comenzaron a dejar marcas en mis caderas.

Marcaría aún más los moretones y tardarían en quitarse.

Colombus siguió moviéndome hasta notar mi orgasmo llegando.

Gemí fuertemente al sentirlo llegar.

Colombus se acomodó debajo de mí sonrió de oreja a oreja viéndome.

—Que hermosa eres
—Gracias
Reí nerviosa.

Se levantó conmigo en sus piernas y salimos del estudio.

—¿Qué tal otro round en la tina mm?
—Me parece una buena idea

Ambas reímos.

Entramos al baño y Colombus preparó la tina.

Le puso algunas burbujas, ella se desnudó por completo y nos metimos.

Ella se recargó en el borde de la tina y yo me puse entre sus piernas.

Juntamos labios y se volvió un beso caliente en cuestión de segundos.

Un pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora