Desde otro ángulo

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Uno de los vecinos me despertó por su música a todo volumen, me tapé los oídos, pero no funcionó porque ahora sonaba mi alarma bastante fuerte, gruñí y me levanté al baño me vi en el espejo y mi cabello estaba completamente desordenado, mi aliento apestaba y mi cuerpo estaba hinchado, me metí a bañar lo cual fue una increíble idea, mi cabello volvió a su lugar y me pude lavar los dientes mientras tomaba mi baño, mi cuerpo se deshinchó y mi cara estaba menos pálida que antes.

Salí del baño para cambiarme y salté al escuchar esa estúpida música de nuevo, me vestí con ropa cómoda y salí del edificio, por un momento olvidé la limosina e iba a caminar hacia la estación de autobuses, pero por suerte escuché la voz del chofer hablándome, me regresé apenada y me subí en esta. Llegué al edificio de Colombus y subí hasta su departamento, la mucama me abrió y me dijo que Colombus había salido a algo rápido y que llegaba en unos cinco o diez minutos, asentí y subí hasta el estudio, Zalem su perra estaba en la entrada de este y me senté a un lado de ella para comenzar a acariciarla.

Me acosté sobre ella y no se movió para que yo pudiera dormir, me despertó un chasquido cerca de mi cara, Colombus me sonrió y me dijo que si había tenido una mala noche a lo que respondí que si ella se río y me dijo que si quería podía dormir en su cama un rato y después continuaríamos, asentí y me llevó hasta su habitación y me tumbé en su cama.

Después de un rato me desperté, estaba abrazando una almohada y el sol entraba por una de las ventanas, Colombus tocó la puerta y volteé a verla.
--Hasta que despiertas bella durmiente—
--Hum, ¿Qué hora es? —
--Es la una de la tarde—
Abrí los ojos como platos al escuchar la hora, había dormida casi tres horas y retrasé el trabajo de Colombus. Me levanté rápidamente y Colombus me detuvo con una mano cuando iba a salir de la habitación.

--Tranquilízate, no me retrasas—
--Pero dormí casi tres horas, perdimos el tiempo—
--Tranquila, tengo muy buena memoria así que seguí con la pintura, no por completo, pero si la mayoría—

Suspiré al escuchar eso, nunca había dormido en mis sesiones casi siempre era despertarme, llegar temprano y no irme hasta que acabaran por completo. Colombus me dio un vaso de agua y me lo tomé hasta el fondo, salimos al estudio y vi que la pintura ya estaba casi terminada, solo faltaban unos cuantos detalles en la piel y en los colores de mi cuerpo.
Me quité la ropa y me acomodé en la misma posición, Colombus comenzó a pintar los últimos detalles y en menos de dos horas ya lo había acabado.

--Acabé, ya puedes cambiarte—dijo quitándose el pincel de los dientes y yendo al baño a lavarlos, me cambié y Colombus salió del baño agitando sus manos.
--¿Puedo ver la pintura? —
--Claro—
Volteó el óleo y la vi detalladamente, era espectacular como ponía detalle por detalle de mi cuerpo y cara, los colores eran idénticos y hasta la más mínima peca que tenía la había puesto. Me quedé un rato más viéndola y ella me sacó del trance.

--Deberíamos intentar desde otros ángulos—me dijo con una sonrisa pícara y viéndome de arriba abajo, al principio no entendía, pero lo capté al ver su sonrisa, abrí la boca y ella río. –Solo si quieres claro—
Abrí de nuevo mis ojos como plato y asentí algo nerviosa, Colombus se acercó a mí y me susurró algo que hizo que mi piel se enchinara y que soltara un suspiro. Colombus me llevó hasta la salida y se despidió de mí de lejos, salí del edificio y me subí a la limosina.
El chofer me dio una carta y por la ventanita y la agarré, la abrí y era un mensaje de Colombus.
--Piensa en lo que te dije, sin presiones, aceptaré cualquier respuesta y si es un no espero que las cosas no se pongan incomodas entre tú y yo—
Atte. Colombus Ross

Un pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora