El país de las maravillas

6.5K 302 39
                                    


El elevador abrió y entramos, Colombus me atrajo por las caderas hacia ella y comenzó a besarme desesperadamente, me pegó contra el cristal y una de sus manos se estiraron arriba de mi cabeza encerrándome, empezó a acariciar mis caderas y cintura de una manera lenta.

Las puertas se abrieron y entramos a su departamento sin separarnos, Colombus cerró la puerta detrás de esta y levantó mis caderas, enrede mis piernas en su cintura y subimos hasta su habitación.

Zalem se salió del cuarto en cuanto nos vio, comencé a desabrochar la camisa de Colombus por completo y ella me dejó en la cama, una sonrisa se formó en mis labios al verla quitándose el saco y la camisa, no traía sostenedor lo que hizo que mi mirada bajara a sus pechos.

Se acercó a mí y se puso encima mío, me besó más mientras su mano acariciaba mis muslos. Mi mano bajó desde su mandíbula hasta sus pechos lentamente causando un gemido de parte de ella, esta se separó de mí y habló.

--¿Puedo? —
--Si—
Acercó su mano a mi intimidad y gemí en sus labios al sentir su pulgar estimulando mi clítoris.

--No traes pantis—
--No—no le dije la razón, podría reírse de eso y todo se iría a la mierda.
--Hum, ya estabas lista para mi entonces—
--Mhm—la acerqué por la nuca a mi boca y siguió estimulando mi feminidad, mis gemidos se quedaban en sus labios.

Sentí sus dedos entrar en mí y gemí fuera de su boca fuertemente, Colombus bajó hasta mi cuello y comenzó a succionar cada parte de él dejando marcas, encontró mi punto G e hizo que me estremeciera.

Cerré mis ojos, tratando de mantener mi respiración bajo control, sus dedos daban sensaciones que nunca había tenido, estaba tan cerca del orgasmo, mi piel comenzó a arder y a enchinarse mientras mi espalda se arqueaba, los labios de Colombus estaban vagando por mi clavícula, aprovechó mi espalda arqueada para bajar el cierre de mi vestido, comenzó a desnudarme sin quitar sus dedos de mi punto G, no bajó por completo el vestido para que yo pudiera terminar. Cuando llegué al clímax mi visión se volvió borrosa y mis gemidos se hicieron aún más fuertes.

--Oh mierda, Colombus—gemí su nombre al terminar y sacó sus dedos de mí, bajó mi vestido por completo y se separó de mi para desnudarse, se acostó a un lado de mí y me agarró por las caderas para subirme en ella, mi intimidad rozó con su rodilla y gemí por la sensación.
--Siéntate en mi cara—me ordenó y no lo pensé dos veces, me separé de ella y con delicadeza me senté sobre ella.

--Maldición—gemí al sentir su lengua pasar por mis labios vaginales, se acercó a mi clítoris y comenzó a hacer círculos con su lengua, enredó sus dedos con los míos y me agachó un poco dándole más accesibilidad a mi entrada, su lengua me penetró y gemí fuertemente, lamió mi punto G y luego sacó la lengua para seguir lamiendo mi clítoris y así sucesivamente.

Me negaba a llegar al orgasmo, quería seguir sintiendo esa sensación, sus movimientos aumentaron y mi orgasmo estaba cada vez más cerca. Su voz me hizo gemir por la vibración.

--Acaba para mí—su lengua cubrió mi intimidad bajando desde el clítoris hasta mi entrada, introdujo se lengua haciendo pequeñas lamidas en mi punto G poniéndome al borde del placer, mi visión se nubló de nuevo y mi piel estaba erizada, mi cuerpo ardía y cada sentido se iba apagando en mí, cada lamida era mejor que la anterior, estaba completamente sensible al contacto, quitó sus dedos de los míos y agarró mis muñecas con una sola mano, gemí por la sensación, su otra mano se puso en mi cintura apretándome contra su cara, era la gloria y el infierno, su lengua hacia movimientos que no podría describir pero hacían que todo en mi se sintiera tan jodidamente caliente.

--Mierda Colombus—gemí su nombre a todo volumen, el clímax se acercaba más y más, comencé a rogarle a Colombus que no parara para nada y que aumentara sus movimientos, ella me obedeció y aumentó al punto de provocar sudor, sacó su lengua y la volvió a introducir poniendo su atención en mi punto G.

--¡Ahhh! —gemí fuertemente al llegar al orgasmo, Colombus se separó de mí y resbaló por la cama. Me besó por última vez y se levantó de la cama para cambiarse.

--¿Qué haces? —
--Ahorita vengo—
Salió de la habitación y se escuchó como bajaba las escaleras, abrió la puerta principal y salió ¿Pero a dónde? ¿Por qué ahora? ¿Había hecho algo mal?
Me acosté y me quedé profundamente dormida al menos hasta que los pasos de Colombus entrando a la habitación me despertaron, volteé a verla y se quitó la camisa y se cambió el pantalón, se acostó a mi lado y me atrajo por el brazo para enredarme en un abrazo.

--¿A dónde fuiste? —
--Necesitaba aire libre—
--¿Por qué? —
--Siempre hago eso cuando lo hago con alguien—cerró sus ojos y se durmió. Me desvele pensando en cuantas veces lo había hecho con sus musas y si siempre hacia lo mismo con todas. Dejé de pensar en eso y comencé a concentrarme más en lo que había pasado entre nosotras, al final me dormí abrazándola.

Un pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora