Día 1

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Al día siguiente me levanté algo tarde.

Cuando desperté Colombus no estaba en el cuarto.

Iba a salir, pero me regresé por un suéter.

Realmente hacía frío en Vancouver.

Salí de la habitación y fui hacia la cocina al ver a las chicas en la barra.

Me acerqué por atrás y abracé por la cintura a Colombus.

Ella volteó hacia mi y me sonrió.

Me abrazó bien y me mantuvo en sus brazos.

—¿Qué hacían?
—Platicando sobre lo que haremos hoy
—Uhh, ¿y qué haremos?
—Primero iremos a ver lo de mi moto y de ahí haremos lo que ustedes quieran

Natalia salió de la alacena con un cereal en manos.

—No hay nada para desayunar así que, comeremos cereal por hoy
—No me quejo
Colombus se separó de mí para ir por platos y cucharas.

Nos servimos cereal y comimos mientras platicábamos de lo que había en vancouver.

—Gus gus
—¿Si?
Respondió Colombus con la boca llena.

—No respondas con la boca llena amor
Colombus frunció el ceño.

—Pareces mi mamá
—Hablando de eso...
Colombus suspiró fuertemente y volteó hacia Natalia.

—Tu madre me escribió
—No iré a verla
—Ay vamos, es un viajecito a Londres
—¿Viajecito? ni siquiera vale la pena, y, ¿por qué te habla a ti y a mi no eh?
Natalia suspiró.

—Ya sabes porque
—¿Qué pasó con tu madre?
Pregunté.

—Tuvimos una pelea cuando tenía 16 y de ahí no hemos vuelto a hablar
—Fue por su sexualidad y por esto del arte
Natalia aclaró.

—Oh
—Pero no interesa, no quiero verla
—Llevan años sin verse Colombus
—¿Y? no es como que la extrañe
—Colombus no puedes seguir ignorando así a tu madre
—Pues que ella me busque a mi

—Espera, ¿eres de Londres?
—Si, ¿por qué crees que tengo acento británico cariño?
—No lo sé, solo te he escuchado hablar inglés 3 veces
Colombus rió levemente.

—Cierto
—Creí que eras italiana

—Ese es de parte de su padre
—De quien si se preocupa por mi
Natalia bufó.

—Bueno, ya es tu problema lo que quieras hacer con tu madre
—Gracias

Terminamos de comer y cada quien se fue a su cuarto.

—Amor, no creo que sea tan mala idea ver a tu madre
Dije mientras me cambiaba.

—Eso crees, pero nunca te aceptaría y jamás se portaría como una buena madre
Colombus respondió desde el baño.

—No lo sé, quizás ya cambió, las personas cambian Colombus
—Ella no
Colombus salió del baño.

Estaba terminando de ponerme mi ropa interior.

Colombus se quedó recargada en la pared del closet viéndome pícaramente.

—¿Qué?
—Nada
—Mhm
—Estás usando uno de los conjuntos que te compré
—Si, son cómodos
Colombus sonrió y caminó hacia mi.

Me atrajo por la cintura y me pegó a ella.

—Por más que quisiera, no podemos
—¿Por qué no?
—Hay una niña en este departamento Colombus
—Ya no está, salió a la casa de unos "amiguitos"
Reí levemente.

Un pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora