La habitación

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Colombus acariciaba mi abdomen estando acostada en mi pecho, agarré su mano y la acaricié levemente, se acomodó un poco más abajo de mis pechos y siguió con las caricias.

—¿Quieres hablar de lo qué pasó?
—No
Paró las caricias y vió mis ojos fijamente.

—Tenía miedo
—¿De ella?
—De todo
—¿De todo?
—Mhm, no quería perderte, pero tampoco quería verte
—¿Por qué?
—Creí que me odiabas
Volvió a baja la cabeza y continuó con las caricias a mi abdomen.

—Jamás
—Eso espero
—Tenlo por seguro
—También le tuve miedo
—Lo sé
—Fueron muchos recuerdos
—No volverá a pasar
—¿Cómo estás tan segura?
—Porque no estoy demente

Colombus soltó una pequeña carcajada y subió su mano hasta mi pecho, jugó con la pequeña pieza de metal de mi brasier.

—¿Te gusta?
—Está frío
—Pues es metal tonta
—A veces se calienta, Hawk
Reí levemente.

—¿Me harías una pulsera?
—¿Qué?
—Ya sabes, con el tirante de tu brasier
—Si
—Quítatelo
Fruncí el ceño y reí levemente.

—Tu lo que quieres es tocar mis pechos
—Quizás
Reí y me levanté un poco para desabrochar mi brasier, me lo quité por debajo de blusa y volví a acostarme.

Quité el tirante y lo até para después ponérselo a Colombus en su muñeca derecha, lo ajusté y volvió a poner su mano en mi abdomen.

—Gracias
—Ahora eres mía
—Siempre lo fui
Me agaché un poco y le di un pequeño beso que fue intensificando cada vez más, Colombus me acomodó para quedar cara a cara.

Acariciaba mi cintura de arriba a abajo, Colombus iba a subir mi playera, pero paró por un momento, pregunté que era lo que pasaba y se acostó boca arriba.

—No lo sé
—Está bien si no quieres hacerlo
—Quiero, pero ahorita no
—Y lo entiendo
Me acerqué a ella y le di un pequeño beso en los labios, me iba a separar de ella para levantarme al baño, agarró mi mano y me acercó más a ella.

Tomó mi nuca y me besó profundamente, me separé de ella dándole pequeños besos y fui hasta el baño.

—¿Vamos al museo de arte?
—¿Segura quieres ir?
—Si, me despejaría un poco
—Bueno
Guardó silencio por unos segundos.

—Podríamos tener sexo en una de las salas
—Estás demente
—Jamás lo hice en un museo
—Ni lo vas a hacer
—Por favor, serias la primera
—Y espero que última
—Mhm
Reí y terminé de hacer del baño, me lavé las manos y regresé a la cama con Colombus.

—Conozco a alguien en ese museo
—Ajá
—Que podría desactivar las cámaras un rato
—Hmm
—Y cerrar la sala solo para nosotras
Fruncí el ceño y volteé hacia Colombus, agarró mi brazo y me acercó a ella.

—¿No que no querías hacerlo?
—Aquí no, pediré que me cambien de habitación
—¿Te sentirás mejor así?
—Si, espero me den una bastante diferente a esta
Asentí con la cabeza y acaricié su mandíbula levemente.

—Ahí ya podría hacerte lo que quisiera
Sentí mis mejillas arder, Colombus rió y me abrazó fuertemente.

—Aunque, no hacerlo por unos días sería una opción
—La que tú quieras
—Preguntaré hoy por la habitación
—Si que estás desesperada
—Poco
Sonrió levemente y se acurrucó.

—¿A qué hora quieres ir?
—A las 8
—De acuerdo
—Porque me voy a dormir
Reí.

—¿En mi pecho?
—Mhm, es cómodo y tus latidos me relajan
Sonreí tiernamente y asentí con la cabeza, Colombus entrelazó sus dedos con los míos y jugó un rato con ellos.

Seguimos hablando del museo y de lo que había en el hotel para hacer si quería distraerse un poco.

El teléfono sonó y atendí rápidamente, la recepcionista dijo que cambiarían la habitación de Colombus por petición del paramédico.

Le di las gracias y un rato después subieron para entregarnos las llaves de la nueva habitación, agarramos todas las cosas y las pasamos.

Fui por mis cosas al cuarto de Emily y las ordené, quedábamos a un lado de Isis y Emily, sería algo bueno tenerlas cerca.

Colombus terminó de ordenar todo y se tumbó a la cama, noté los cigarrillos en el mueble a un lado de ella y los tomé.

—Dejaré de hacerlo
—¿Qué?
—Fumar, pienso dejarlo por un rato
—Eso es bueno
—Será difícil, pero podré hacerlo
Asentí con la cabeza, Colombus golpeó levemente la cama dando a entender que me acostara.

Me acomodé a su lado y ella se puso en mi pecho, buscó una posición cómoda y puso su mano de nuevo en mi abdomen.

—Parece que te gusta mi abdomen
—Es muy suave
—¿Gracias?
—O sea, es lindo, suave, te acurruca y me distrae
Reí levemente y acaricié su mano.

—No es perfecto
—Para mi si
—Para mi no
—Pues que ciega estás conejita
—Ocupaba lentes
—¿Y qué pasó?
—Se me rompieron
—¿Cómo?
Guardé silencio al recordar aquel día en el que intentaron abusar de mi, cerré los ojos fuertemente y traté de calmarme.

Colombus lo notó y acarició mi abdomen lentamente para calmarme.

Suspiré fuertemente y decidí contarle.

Colombus frunció el ceño al escuchar el nombre de mi abusador.

—¿Qué pasa?
—¿William Miller?
—Si
—¿Ese William Miller?
—¿Hmm?
—Ya sabes, el creador de la pintura "Aves sin alas"
—Si
—No puedo creerlo
—¿No me crees?
—No es eso, claro que te creo
—¿Entonces?
—Que ese hijo de puta se salvó de muchas
Me levanté bruscamente haciendo que Colombus se pegara en la cabeza con mi brazo levemente.

Acaricié su cabeza y luego la elevé hacia mi.

—¿Cómo que se salvó de muchas?
—Tenía más de 4 demandas
—¿Es en serio?
—Si, ese maldito sigue libre por ahí
—Eso lo sé
—¿No metiste denuncia?
—Tenía miedo
Colombus frunció el ceño y me abrazó fuertemente.

—Dios mío, ese hijo de...
—Cálmate
—¿Cómo mierda me voy a calmar?
—Está bien
—No lo está, iba a abusar de ti
—Pero estoy bien
—Y me alegra, pero William iba a ir a esa fiesta
—¿En serio?
—Si, todos los artistas estaban invitados
—No lo vi
—Por todo lo qué pasó, pero me alegran que no lo hayas visto
Asentí dándole la razón y apretó más el abrazo.

—Te juro que si se acerca a ti
—No puedes hacerle nada
—Le rompí los huevos a Charlie, creo que puedo con el
—Es bastante fuerte
—No me has conocido lo suficiente enojada
Solté una carcajada y me separé de ella, me senté en mis piernas y ella hizo lo mismo.

—Desde que se filtraron esas demandas ninguna artista se ha juntado con el
—Eso es bueno
—Y creo que su última musa lo dejó hace unos meses
—Por idiota
Colombus rió levemente y volteó hacia mis muñecas.

—Hay cicatrices
—Por los lentes
—¿Segura?
—Si, se rompieron cuando estaba saliendo de su edificio, quise agarrarlos y me corté
Colombus agarró mis muñecas y acarició las cicatrices con su pulgar.

—Ve lo que te causó
—Ya estoy mejor Colombus
—Lo sé, pero...
—Ya guarda silencio
Colombus asintió y se sentó con las piernas cruzadas.

—¿Te dormirás o no?
Me volví a acomodar.

—Si, pero dormiré enojada
Reí fuertemente y la jalé hacia mi.

Se acomodó y después de un rato de tratar calmarla se durmió profundamente.

Un pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora