CAPÍTULO 52

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Carla negó con la cabeza al ver la expresión de su hijo. –Obviamente eres muy talentoso en tu rubro, puedes rápidamente resolver y manejar los problemas empresariales, pero por lo contrario eres demasiado lento e insensible para poder entender los sentimientos de los demás.

Eren frunció el ceño en confusión. –No entiendo qué tiene que ver esto con mi desempeño laboral. Jamás se me ha complicado lidiar con los asuntos de la compañía. Todo está cuidadosamente calculado en mi mente, sé lo que hago y en cuanto a mis sentimientos estoy completamente seguro de ellos.

Carla lo miro con cansancio al darse cuenta que no había entendido nada en absoluto todo lo que había dicho. –De acuerdo Eren, ya no voy a intervenir en tus decisiones, pero hay una sola cosa que voy a pedirte. –La mujer hizo una pequeña pausa. –Desde hoy no volverás a acercarte a Levi, ni mucho menos molestarlo. En cuanto a la cooperación con la familia Ackerman, esta aun seguirá en pie, después de todo, el negocio de la compañía no tiene nada que ver con los asuntos privados de la familia.

-Estoy de acuerdo contigo madre.

Carla le dio una mirada significativa y se acercó hacia la puerta. – Vamos Jean.

Jean asintió y la siguió cargando su equipaje, al momento de pasar junto a Eren le dio una pequeña palmada para finalmente salir junto a Carla.

Aiko salió de la cocina y puso los respectivos cubiertos y un par de vajillas sobre la mesa, Eren se sentó admirando como la mesa parecía haber aumentado de tamaño, esta siempre solía estar ocupada por los demás, pero en un abrir y cerrar de ojos todo había cambiado ahora el castaño se sentía extrañamente solo. Sus ojos brillaron de tristeza al ver la silla vacía junto a él.

Aiko, quien normalmente se mantenía atenta en horas del almuerzo, ahora permanecía en la cocina sin salir de ahí al igual que Yasu que simplemente le dio una corta reverencia y se dio la vuelta para seguir con sus obligaciones. Toda la casa quedó extremadamente silenciosa y el sonido de la televisión que normalmente sonaba en la sala de estar desapareció.

Eren permanecía solo en la mesa del comedor, sintiendo que la comida en su plato no tenía ningún sabor y era tan difícil de tragar como masticar cera. Después de comer algunos bocados, perdió el apetito y se levantó. –Aiko, gracias por la comida ahora subiré a mi habitación.

Eren se sorprendió al no obtener ninguna respuesta, subió las escaleras con pesadez y tan pronto como abrió la puerta, vio que Yasu estaba empacando la ropa de Levi incluyendo aquel pijama azul que solía utilizar el pelinegro a menudo.

-Yasu ¿Qué estás haciendo?

El mayordomo levantó la mirada hacia el castaño. –Su madre me ordenó que llevara las cosas del Señor Levi... Guardé la ropa y algunas otras cosas, en unos momentos las enviare a su casa.

- ¿Enviar a su casa? –Eren se sorprendió, pero recordó que Levi no había llevado absolutamente nada, se dirigió hacia el balcón y prendió un cigarrillo aun manteniendo su vista en los movimientos del mayordomo, de repente algo sumamente familiar llamo su atención. Rápidamente apago su cigarrillo y se acercó, tomó el pañuelo que guardaba Yasu y se sorprendió aún más al tenerlo entre sus manos.

¿No es este acaso mi pañuelo?

Recordó claramente que cuando Jean vivió por una temporada en su casa, el solía confundir sus pañuelos con los suyos, así que, para distinguirlos, los sirvientes de la familia bordaban una pequeña figura en la esquina de los pañuelos, para ser más específicos una pequeña nota musical.

¿Por qué Levi tenía su pañuelo?

De manera intempestiva varios recuerdos llegaron a su mente, la imagen de un pequeño niño sonriéndole sosteniendo su pañuelo lo asustó. –Levi, ese niño era Levi, resulta que había conocido al pelinegro mucho antes de ser compañeros de escuela.

Loto Negro- Ereri (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora