CAPÍTULO 72

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Los ojos del pelinegro se humedecieron al mirar el piano restaurado frente a él. –Es exactamente igual que el de mi madre.

-¿Tú... quieres tocarlo?

Levi no respondió, sin embargo, caminó lentamente hacia el piano, con las manos un tanto temblorosas tocó las teclas, un sentimiento nostálgico recorrió todo su ser al oír aquel maravilloso sonido. El pelinegro recogió la foto y la sostuvo con fuerza. –Eren... ¿Cuál es tu propósito para hacer esto?

-No tengo ningún propósito, solo... solo quiero compensar mis errores, fui un bastardo, Levi. Sé que el piano de tu madre era importante para ti, pero lo arruiné sin importar su significado...También sé que aunque esté restaurado jamás se comparara al de tu madre.

Eren quería reparar aquel corazón agrietado, quería reparar las heridas de un amor no correspondido.
Levi levantó la mirada y respondió con amargura. –Reparar...para ti es fácil decirlo ¿Verdad? ¿Sabes cómo me sentí al ver como lo destruías? ¿Lo sabes?

-Yo...–las palabras no salían, eran como un nudo atorado en su garganta.

-Me duele... Me duele... Me duele tanto que no puedo respirar... ¡Solo vi ese piano ser arruinado por ti frente a mí! Me odio a mí mismo por no poder protegerlo, me odio a mí mismo por perder algo valioso ¡Era lo único que tenia de mi madre! –sus lágrimas finalmente cayeron.

Al ver cómo las lágrimas bañaban aquel bello rostro, el castaño quiso abrazarlo y sostenerlo, quiso susurrarle palabras de amor, pero fue empujado.

-¡No me toques!

Independientemente de la lucha interna que sentía Levi en esos momentos, Eren lo abrazó, levanto su rostro con suavidad y limpio sus lágrimas. –No llores... sé que es imposible que me perdones, pero seguiré trabajando duro. Te haré saber que ya no soy el Eren que te golpeaba y humillaba...

Los ojos de Levi parpadearon levemente. –No quiero oír mas. Dame mi diario.

Eren soltó al pelinegro, fue al gabinete frente al piano, abrió el cajón y sacó el diario. –¿No... no puedes quedarte en casa por un tiempo? Yasu y Aiko también te extrañan.

Levi se sorprendió mas no habló. Eren suspiró y le entregó el diario.

Tanta fue la insistencia de Jaeger que Levi acepto quedarse por solo unos minutos más.

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-Ve y tráeme un poco de vino. –Ordenó Berthold a Reiner, quien rápidamente acato la orden, no sin antes echar un ligero vistazo a la persona que se encontraba cerca de su jefe.

Cuando Reiner regreso con el vino, vio a Berthold siendo abrazado por la cintura por aquel desconocido, el hombre le susurraba algunas palabras al pelinegro, y este simplemente reía completamente ajeno a la mirada furiosa que le dirigía Reiner.

-¿Qué estás haciendo? –Reiner no pudo contenerse, tomó al hombre del cuello y lo presionó contra la pared.

-¿Qué mierda te pasa? ¿Acaso estas enfermo? –Maldijo dolorosamente el hombre.

Berthold se sorprendió, no entendía que le pasaba al idiota de Reiner. – ¡Suéltalo! ¿Quién te dijo que trataras a mi amigo así?

-El estaba aprovechándose de usted, yo solamente...–una fuerte bofetada fue impactada contra su rostro.

-¡Vete a la mierda! ¿Quién te crees que eres? ¡Solo eres un simple subordinado! ¡Aprende a distinguir cuál es tu lugar!

-No volverá a suceder, señor. –agachó la mirada avergonzado.

Loto Negro- Ereri (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora