Capítulo 57 ▪En el mismo mundo▪

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―Harry... ―murmuró Nadine mirándome de pies a cabeza. Su expresión se descolocó, cambiando completamente. Tartamudeo por segundos, tiempo después ordenó su cabello pasando sus dedos atraves de éste de manera nerviosa.
Un ambiente tenso se hizo presente en todo el local, ya que podía sentir las miradas de algunas personas justo sobre nosotros.
Miré a la rubia, quien seguía con su lacia y larga cabellera encima de su rostro, peinándolo con su dedos. Era más que notorio que ella no quería decir palabra alguna sobre aquel tema, sin embargo, yo si quería hablar de eso con ella, es decir, tenía que hablar de aquello con ella, porque simple y sencillamente esto no se podía quedar así, este matrimonio se estaba desmoronado más rápido de lo que había deducido con anterioridad.
Sin más que agregar, dí media vuelta sobre mis talones controlando mi ira y obedeciendo a mi parte consiente. Caminé dando pasos largos, lo único que deseo ahora es salir de aquí, de lo contrario no justificaría mis actos.
Una vez justo afuera del local caminé por la acera que estaba limitada por unas cuantas mesas blancas de plástico con una capa en la superficie llena de polvo, algunas también tenían su respectiva silla, pero éstas no estaban en muy buen estado.

Sentí como tiraban ligeramente de mi extermidad superior derecha, traté de pasar por alto aquello, sin embargo la fuerza con la que tiraban de mi brazo llegó a ser realmente mortificante. Minutos después Nadine se posicionó frente a mí, trayendo como consecuencia que detuviera mi caminata de golpe.
Zayn llegó hábilmente a su lado milisegundos después, de forma en la que ambos bloqueaban mi camino.

―No es lo que parece ―logró articular Nadine evitando mi mirada. Miró hacia a el suelo y jugó con sus dedos, mientras tanto el hombre de abundante barba se limitó a asentir.

Mi ceño se frunció y mi mirada se dirigió hacia a él.
Aparte de que se acaba de besar con mi esposa ¿todavía se atreve a negar que no es lo que parece?
Y sin olvidar el detalle que no nada más ella me engaño a mí, él había engañado a ___.
Pasé saliva, notando como los nudillos de mis manos se volvían blancos por la presión aplicada piel contra piel, formando un puño de forma inconsciente al recordar el engaño que realizó a aquella maravillosa, sensible, tierna persona que se encontraba ―o más bien, que se aún se encuentra― a su lado.
Y fue entonces cuando, si haberlo pensando con anticipación, mi puño se estrelló contra la boca de su estómago.
El hombre soltó un quejido, que después de haber mostrado su clásica expresión desconcertada depositó un golpe en mi estómago, el cuál fue correspondido por mi parte al instante de haber recibido el impacto. Uno, dos, tres, cuatro golpes más. Él se limitó a responder el mismo número, sin embargo no fueron tan fuertes como imaginé que serían.
Una cálida oleada de adrenalina recorría mis venas, mi corazón latía con rapidez y fuerza, hasta llegar el punto en el cual el ritmo de mi respiración de aceleró un poco.
Se tambaleó y tropezó, que trajo como consecuencia que cayera al suelo de golpe seco.
Al notar que minutos después Nadine se acercó preocupada hacia él, procedí a dar media vuelta para después comenzar a caminar justo por donde había recorrido. Transformé mis pequeños pasos a unos extremadamente grandes tratando de conseguir alejarme lo mayor de aquella desagradable situación, sin embargo sabía que por más rápido de caminara, corriera o saltara, de aquello no podría escapar.
En ese momento no me importó hablar con Nadine sobre nuestro matrimonio, simplemente lo único que deseaba era irme a casa, no aguantaba más. Había sido mucho en tan poco tiempo como para poder detenerme a analizar a fondo las cosas que acabaron de suceder hace tan sólo momentos atrás.

Aquello sencillamente sucedió y había dos opciones para todo el mundo; evitar los problemas o afrontar éstos, sin embargo para mí esas opciones eran totalmente diferentes; afrontar la situación o afrontar la situación.
Desde hace mucho evitar los problemas había dejado de ser una opción, porque con el paso del tiempo aprendí que los problemas son como un boomerang; tal vez puedes escapar de ellos o evitarlos por algún tiempo, pero después de cierto lapso de tiempo encuentran un camino para regresar a tí, siempre.

Levanté mi mirada al nublado cielo teñido a varias escalas de grises, luce tan deprimente.
El viento comenzó a soplar un vez más por ende levantando algunas hojas secas, un poco de tierra y alguna que otra diminuta piedra que segundos después impactaron contra mi cuerpo.

Suspire y minutos después detuve mis pasos al darme cuenta que algunas gotas saladas se encontraban cayendo a lo largo de mis mejillas tal cual como dos auténticas cascadas. Sin siquiera tener tiempo de interpretar mis sentimientos un sollozo se escapó de mi interior.
Mis piernas mantenían un ritmo constante dando pisadas rápidas trazando el camino hacia el departamento ―el cual, hasta la fecha continúo compartiendo con mi mejor amigo―, lo que supuse que fue una acción automática e involuntaria ordenada por parte de mi subconsciente.

Recordé los gestos faciales de Malik cuando me vió. Parecía que sus ojos se saldrían de órbita, sen encontraba realmente sorprendido porque los había estado observando.
Idiota. Si fuera él contaría mis días restantes de vida, porque si se vuelve a presentar una situación como esa frente a mí le iría peor de lo que anteriormente le fue.

Mordí la punta de mi lengua y disminuí el ritmo de mis pasos, sintiendo como la tristeza acumulada me dominaba de golpe de pies a cabeza.

¿Ahora qué pasaría con mi matrimonio? Si es que así se le puede llamar.
¿Cómo pude haber sido tan crédulo?
Desde un principio debí haber sospechado que la rubia tendría a alguien más, ¿por qué fui tan ingenuo? Y, ¿desde cuándo me habrá estado engañado?
Negué con la cabeza, tratando de despejar mi mente de una vez por todas del tema. No me gustaba dudar de Nadine, pero ahora ¿cómo no podía dudar de ella?

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