Capítulo 4

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Ambos sonreímos.

Me miró directamente. Sus ojos color avellana lucían un poco más claros de lo normal, eran profundos y misteriosos, te invitaban a averiguar todos los secretos que éstos ocultarian, te invitaban a conocerlos y esa era una invitación que por más que quisieras rechazar, no podrías. Había algo que te impulsaba a conocerlos, a averiguar todo lo que esconden, lo que sienten, todo lo que han visto y vívido, era algo que tú quisieras o no, no podrías rechazar.

Ambos estabamos tan distraídos en nuestra pequeña burbuja aislada de el mundo real, que ambos tropezamos con algo y caímos, haciendo  que los botes de calmantes de plástico transparente cayeran, golpeándose con el frío suelo color blanco con toques de gris claro.

―Kristy, yo... Siento que nos conocemos desde antes.

Suspire, sintiendo como mis manos comenzaron a temblar casi imperciptiblemente, mientras que los nervios comenzaban a florecer en mi interior, sin omitir rincón alguno.

Resbale y antes de caer, Zayn en un movimiento rápido me sujeto por la cintura, evitando así que cayera y que ―posiblemente― me diera un gran golpe o que me hiciera una herida.

Pasé saliva, mientras que nuestras miradas se encontraron, perdiéndose momentáneamente una en la otra.

Seguiamos mirandonos, hasta que Zayn cortó una pequeña parte de el espacio que dividía nuestros rostros. Yo, totalmente hipnotizada por su mirada, su fresco y ligeramente dulce perfume, acerqué mi rostro un poco más a el suyo, de forma en la cual solo unos centímetros separaban nuestros rostros.

Pasó saliva y mordió ligeramente el interior de su mejilla, externando su repentino nerviosismo, tal vez causado por la cercanía de nuestros cuerpos o porque descubrió quien soy realmente. 

―¿Smith? ―preguntó en un susurro, usando un tono de voz lleno de preocupación y nerviosismo.

―Hola otra vez, Zayn.

―¿Por qué lo hiciste?

―Cambie mi nombre porque no queria que él me encontrara, pero veo que por lástima tendré que volver a ver su cara todos los días de la semana.

Él asintio, reflejando en su mirada felicidad y una pizca de diversión, mezclada un poco de preocupación.

―Te extrañé ―murmuró juntando nuestras frentes.

Sonreí ampliamente.

―Yo también a tí.

Nuestras respiraciones se mezclaban, su cálido  aliento chocaba con mi fría piel facial, sin embargo, ninguno de los dos se movió un solo milímetro.

¿Qué estoy haciendo? 

―Necesito ayuda, ¡Styles intenta suicidarse otra vez! ―gritó desesperadamente una enfermera  captando la atención de las personas que caminaban tranquilamente en los alrededores, causando que aproximadamente siete de sus compañeras corrieran hacia la última puerta, donde ella jalaba su corto cabello castaño claro ―con tonos rubios― a la altura de su barbilla, sin saber bien que hacer. La mayoría de las enfermeras entraron rápidamente a la habitación de la cual ella había salido pidiendo ayuda hace unos segundos, pero una de ellas de cabello azul, piel blanca y estatura promedio se quedó con la chica de cabello castaño claro, la tomó por los hombros que al ver que no se calmaba tiró ligeramente de su brazo y la sentó en una silla en el pasillo de la derecha que conectaba paralelamente a ambos.   

Nos separamos de golpe.

Zayn me miró fijamente por algunos segundos más, levantó los medicamentos rápidamente y corrió hacia la habitación de el fondo de el pasillo, lo que yo de igual manera realicé segundos más tarde.

Quería saber que Styles estuviera bien, aunque no lo conozca, tengo la necesidad de saber como está él, porque es mi paciente y, por alguna razón algo me impulsa a averiguar como está en estos momentos.

―¡Zayn, el calmante!

―Harry ¡no!

Zayn abrió uno de los botes de plástico color blancos, posicionó éste en la boca de el chico de rulos ―que estaba a espaldas de mí― y vació el contenido en su garganta, cerró ésta con su mano presionando la palma de su mano contra la mandíbula de el paciente, obteniendo que el paciente ingiriera el calmante, pero tardaria en hacer efecto.

El chico antes de caer dormido, empujó a Zayn, haciendo que él tropezara con un mueble y se golpeara con el filo de éste.

Las enfermeras dieron media vuelta sujetando a el chico que cada vez, que hacía menos esfuerzo por seguir forceajeando contra las enfermeras. Ellas lo acostaron en su cama, dieron media vuelta, encontrándose conmigo, recargada en el marco de la puerta.

Algunas me sonrieron nerviosamente y luego dos  salieron de la habitación, mientras que las que se quedaron seguían sujetando a el paciente que yacía recostado en la cama. 

Cuando parecía que ya se había dado por vencido y que el medicamento estaba a haciendo efecto, comenzó otra vez; sus piernas tomaban vuelo, se movían bruscamente de atrás hacía adelante y así consecutivamente, tirando patadas en el aire.

El moreno caminó hacía a mí, mientras que las enfermeras levantaban a el chico de rulos de la cama, ya que si seguía así podría hacerse más daño acostado que parado.

El chico era alto, delgado, tenía castaños rulos despeinados, en sus brazos tenía algunos tatuajes, piel ligeramente morena, cara afilada y  ojos color esmeralda. 

Era casi irreal. Y por eso me refiero a que él era realmente lindo.

Y debe estar tan asustado.

―¿Qué haces? ―preguntó Zayn mirando hacía donde el punto que yo miraba.

―Trataré de hablar con él ―dije tranquila, dando pasos lentos hacia el interior de la habitación.

―¿Qué?, ¡No!, ¿Y si te hace algo? ―preguntó alarmado.

―Zayn tranquilo, tengo que ir con él.

―Harry, recuerda que tu vida vale mucho, se que no me conoces, pero prometo que te ayudaré, saldremos de aquí... ―dije mirándolo directamente. ―Ahora, aléjate de la ventana ―ordené suavemente.

El hermoso chico de rulos me miro directamente, sabía que estaba asustado.

―Se que estas asustado, pero te ayudaré ―dije tratando de evitar que no hiciera esa locura.

Él asintio, me acerque a él despacio y con calma.

Le tendi la mano para ayudarlo a bajar de ahí y llevarlo a la cama.

Él dudo un poco, la tomo y finalmente, lo ayude a sentarse en la cama.

―Zayn, ya comenzaré mi trabajo, ahora necesito que salgan.

Él asintió y los demas salieron de ahí, cerrando la puerta.

Voltie hacia Harry, que se veía demasiado triste.

Él miraba hacia un punto fijo en el piso de la habitación, sin realizar movimiento alguno y sin pronunciar palabra alguna.

Por algo tiene depresión.

Él volvió a mirarme a los ojos, sujetando mi mano con firmeza.

Mundos Diferentes ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora