Comencé a caminar más rápido al sentir una gota en mi hombro, seguida por unas más en mi cabeza.
Sujeté bien mi vaso de café caliente y la bolsa de papel color marrón que contenía mi desayuno no-tan-nutritivo.
Busqué las llaves de mi automóvil color carbón en el bolsillo delantero izquierdo de mi pantalón, una vez que puede sentir el aro metálico de mi llavero, introduje el dedo anular dentro de éste, lo aprisioné contra la tela de atrás, las deslicé desde el fondo hasta la superficie para poder sacarlas y le quité la seguridad al auto para poder subirme. Abrí la puerta del conductor, me senté en el asiento y, sin dejar que pasara más tiempo, cerré la puerta de el vehículo. Coloqué mi vaso de café en uno de los portavasos cerca de la palanca de cambios mientras que colocaba la bolsa de mi almuerzo en la superficie del asiento del copiloto, que se encontraba vacante desde hace algún tiempo.
Por momentos una luz blanca me cegó temporalmente, después de esto un fuerte estruendo resonó desde el cielo provocando que el suelo del vehículo se estremeciera por la magnitud del trueno. Una cantidad exagerada de agua comenzó a caer de golpe, por ende chocando con el parabrisas, trayéndome a la realidad.
Introduje las llaves en la ranura correspondiente causando que el motor rugiera por segundos. Pisé el acelerador, comenzando a avanzar por las calles de esta grande e increíble ciudad.
Suspiré profundamente concentrándome en el camino casi vacío a excepción de un antiguo auto color ladrillo que avanzaba lentamente en el carril de la derecha.
Encendí el reproductor de música, provocando que minutos después el sonido de un melodioso instrumento de teclas monocromáticas inundara el silencioso ambiente.
Negué con la cabeza en el momento en el cual el tema de mi divorcio abordó nuevamente mi mente. No daría siquiera una sola oportunidad más a ésta relación, porque de los dos, yo era el más afectado. Y no estoy ni estaría dispuesto a que esta situación siguiera afectandome.
Mi celular sonó y vibró, indicando que tenía una llamada, sin embargo continué con mi actividad.
No acostumbraba muy seguido a adentrarme en mis pensamientos, pero sucedió así, sin poder evitarlo. Y todos iban dirigidos hacia una sola persona; ____. Sabía que probablemente ya no volvería a saber algo de ella durante mucho tiempo o quizás la triste y cruda realidad era que ya nunca volvería a saber algo sobre ella. Realmente la extraño como nunca antes lo había hecho con alguien. Quiero volver a verla de nuevo. Quiero, necesito y ansío contar con la posibilidad de poder intentarlo otra vez. Esta vez lo haría bien, ya que finalmente me dí cuenta de cuan importante es ella para mí.
Una canción género rock comenzó a sonar interrumpiendo a la meliflua pieza de piano. El pequeño y delgado aparato comenzó a vibrar, sin embargo, no atendi.
Después de tres piezas más del mismo instrumento llegué al lugar que tanto ansiaba. Finalmente había llegado el día. Ahora prácticamente sería libre.
Entré al edificio de la corte, caminé por los pasillos constituidos por piso de granito, paredes blancas, puertas de madera y salas de espera.
Me detuve justo delante de las puertas que con anterioridad me habían indicado.
Acomodé mi cabello con mis manos, corregí la posición de mi saco, suspiré profundamente y abrí ambas puertas. Entré dando pasos firmes, sintiendo como todas las miradas se dirigían a mí.
Observé mi reloj; doce y veintiocho minutos. Dos minutos más y hubiera llegado tarde.
Pude notar como la rubia movía su cabellera indignada claramente por mi presencia.
Mi celular vibró una vez más dentro de mí bolsillo, lo cual provocó que las miradas hacia a mí se parecieran más secas y severas que antes.
Pasé saliva, saqué mi celular en movimiento rápido y hábil apagué el aparato en menos de un minuto.
Caminé hasta mi lugar, el cual estaba alado de mi abogado, segundos después el juez entró al la corte y todos nos pusimos de pie.(...)
―Bien, oficialmente soy un hombre libre ―articulé a través de la línea telefónica.
―Menos mal ―articuló con un tono más suave que el que había empleado anteriormente. ―Siendo honesta Harry, ella era... ―hizo una pausa durante segundos, en los cuales sólo se escuchaba su respiración, los cuales parecieron años ―Tú eras demasiado para ella. Nunca nos cayó muy bien ―admitió.
―Aún así sigo sin entender porque ―admití en un suspiro encogiendo mis hombros.
―Suenas como si no hubiera pasado absolutamente nada malo con ella ―articuló con un ligero tono de molestia.
―Realmente no me importó mucho ―admití para después suspirar profundamente.
Gemma suspiró.
El silencio reinó en la línea telefónica por minutos que, parecieron siglos.
Sé que le molestó lo que dije, pero hablando de manera honesta, ya sabía lo del adulterio. Sólo había pretendido por este tiempo no saber absolutamente nada sobre el tema, porque ella no era nada discreta. Eso era lo que me había molestado tanto; me tomaba por tonto. Y obviamente esa relación se había convertido en un caso totalmente enfermo, quiero decir; Nadine con Zayn, quien actualmente está casado ante la ley y la iglesia y aún así continuó con el adulterio junto a la rubia, quien también estaba casada ante la ley.
―Siendo honesta Harry, no me sorprende lo del adulterio ―murmuró con un tono más relajado.
―Lo peor del caso es que a la mujer que amo también está sufriendo lo mismo ―pensé erróneamente en voz alta.
Aquello fue apenas fue un susurro, sin embargo ella alcanzó a escucharlo.
―¿Qué? ―preguntó con sorpresa. Durante algunos minutos me quedé en silencio preguntándome a mí mismo si sería bueno contarle o no. ―¡Harry!, ¡cuéntame! ―exclamó ansiosa por conocer la historia y sus detalles.
Suspiré y pasé la palma de mi mano a lo largo de toda mi cara.
―Nadine me engañó con el esposo de ella ―expliqué.
―Harry ―pronunció con lentitud ―, ¿estas hablando encerio? ―preguntó en shock.
Suspire profundamente tratando de mantener la paciencia. Apenas era medio día y mi paciencia había llegado casi a su límite.
―Nunca había hablado más encerio ―admití mientras una amplia sonrisa se plasmaba en mi rostro, que segundos después se transformó en una mueca.
―¿Por qué nunca me contaste absolutamente nada?
―Porque realmente no sabía si lo que sentía por ella era correcto.
Nunca había amado a alguien como ella y en toda nuestra relación no había podido encontrar con exactitud las palabras y sentimientos que expresaran de manera concreta lo que siento por ella, solo sabía que la amaba. Sin embargo, recién me di cuenta que necesito su precensia en mi vida ―o bueno, hasta ahora me atreví a admitirlo―. Era algo elemental para mí tal cual el oxígeno, el agua, el sol. La necesitaba.
―Gemma, no había sentido algo tan fuerte por alguien. Desde el momento en que la ví supe que cambiaría mi vida en un buen sentido. Y lo hizo. Cuando todo estaba desmoronandose ella estaba ahí conmigo. Me ayudó como nunca antes alguien había hecho. Descubrió todo sobre mí y aún así se negó a irse ―hice una pausa y pasé saliva ―. La amo con mi vida, Gemma.
Pude escuchar como suspiraba a través de la línea.
―Tú eres el 'amigo' del que me contaste la otra vez ¿cierto? ―adivinó usando un tono que no podía descifrar con exactitud.
Pasé saliva y me limité a guardar silencio dándole la razón mientras ella murmuraba algunas palabras ilegibles.
―Sí te lo preguntas, yo empecé primero ―confesé con orgullo.
―Bueno, eso es bastante comprensible ―admitió relajando su tono de voz.
Suspire sacando toda la tensión acumulada en mi cuerpo.
―Y...,¿ella sabe qué su esposo la está engañando? ―preguntó.
―No lo sé, aunque si le pidió el divorcio fue porque algo hizo mal.
―Tienes oportunidad, hermanito ―me animó.
―El problema es que, no sé absolutamente nada de ella.
―¿Cómo mencionaste que se llamaba su amiga? ―cuestionó.
―Eleanor ―respondí inmediatamente.
―Veré que puedo averiguar ―respondió haciéndome dudar.
Un sonido se escuchó en mi auricular, indicando una llamada entrante.
―Tengo que colgar. Hablamos después, hermana.
Y colgué, segundos después contesté otra llamada.
―Styles ―respondí en la línea.
―¿De casualidad hablo con el abogado? ―pronunció una voz familiar para mí, sin embargo no pude identificarla totalmente.
―Seguro ―contesté por inercia con una serenidad increíble. ―¿En qué puedo ayudarla?
―Verá, tengo en plan un divorcio por adulterio y violencia económica ―comenzó a relatarme. ―Actualmente vivo en Bristol y dentro de unos días iré al Londres para poder ver el caso ya aque tengo entendido que usted es un muy buen abogado ―pronunció con nerviosismo.
―Me alaga ―pensé en voz alta. ―Sin embargo, da la casualidad de que en una semana iré a Bristol por un caso. Podríamos ver su caso si gusta ―pronuncié manteniendo mi postura.
Ella rió nerviosamente.
―Sería un placer, cuanto antes mejor ―exclamó con su melodiosa voz con un tono de total felicidad.
―El placer es mío ―respondí de la misma manera. ―Señorita...
―Desafortunadamente cuando me casé tomé el apellido de mi esposo, pero supongo que ya no más ―rió, haciendo que por alguna extraña razón mi corazón diera un brinco. Imité su acción sintiéndome más relajado que antes. ―Puede llamarme señorita Payne.
―Estoy a sus ordenes, señorita Payne ―respondí cordialmente.
―Le notificaré la fecha y hora tres días antes.
―Sí, será perfecto. Muchísimas gracias.
―Para servirle ―contesté con una sonrisa.
Y colgué la llamada.
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Mundos Diferentes ®
Novela JuvenilHarry Styles, sinónimo de alcohol, tatuajes y diversión, hasta que su tía hace que su vida de un giro de 180 grados. ___ Payne, psiquiatra, doctora de Harry, sin contar que ella es el tipo de chica ideal de él. Poco a poco ambos van sintiendo una g...