Capitulo 43 ▪En el mismo mundo▪

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Cinco meses después.

-Perdón - se disculpo el moreno ayudándome a recoger las mantas que se cayeron.

Noté que traía un uniforme como el de todos los doctores que trabajan aquí.

-No importa- dije recogiendo las mantas.

- Tú te pareces a...-su voz se apago cuando hicimos contacto visual.

Sus ojos avellana tan dulces, tenían el mismo brillo que la última vez que los ví. Eran hipnotizantes.

-Zayn -sonreí ampliamente.

-____ -sonrió y me ayudó a levantarme.

-Gracias. ¿Cómo has estado? -pregunte tocando ligeramente mi mejilla.

Siempre hago eso cuando estoy nerviosa, no tengo idea de porque.

-Bien -sonrió más-. ¿Y tú?

-Muy bien -sonreí.

Hace tres años que no lo veía.

Vaya, sigue casi igual.

Definitivamente los 25 no le quedan para nada mal.

Un cosquilleo invadió mi garganta y por alguna razón, me puse nerviosa.

-¿Qué planes tienes?

-Por ahora ninguno.-le sonreí de lado.

-¿Vamos por un café? -pregunto sonriendo.

Sonreí.

-¿Es una cita? -susurro alguna de mis amigas que estaban atrás viendo como hablamos Zayn y yo.

Zayn sonrió.

-¿Y por qué no? -me guiñó un ojo.

Caminamos juntos hacia la salida del hospital, él se adelantó como todo el caballero que es y me abrió la puerta.

Sonreí ampliamente.

Mordí mi labio superior.

-Gracias.

Él sonrió y salió para caminar a mi ritmo.

-¿Qué dice la vida? -me pregunto sonriendo.

-Pues nada, como dices, estoy disfrutando de la montaña rusa que es.

-Gracias- dijo sonriendo mientras la chica de mínimo unos quince años no dejaba de verlo, la mesera.

Tomé de mi capuchino frío, seguido de esto me limpié con una servilleta.

-¿Y Harry? -pregunto después de un silencio incomodo.

-No sé. Supongo que en Londres o en los Angeles -contesté y me  encogi de hombros, la verdad ya no me importa. -Terminamos hace cinco meses -reí ligeramente.

-Genial- susurro con una sonrisa de oreja a oreja muy bajo, obviamente lo escuche.

Pero me hice la distraída.Mire el envase de plástico que contiene el capuchino frío y empecé a darle ligeras vueltas en la mesa sin levantarlo, notando como la servilleta que esta debajo de este se mojaba por lo frío de mi bebida.

Aclaró su garganta llamando mi atención hacia a él.

Levanté mi mirada de el vaso para encontrarme con su penetrante e hipnotizante mirada avellana.

-¿Tienes planes para el jueves? -sonrió.

Me gusta su sonrisa.

-No, supongo -sonreí ligeramente.

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