Capitulo 52 ▪En el mismo mundo▪

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Sonreímos ampliamente bailando a el ritmo de la canción lenta.

Me perdí en su profunda mirada color avellana, que cuando me miraba adquiría un brillo muy peculiar, me hacia pensar —por su manera de mirarme— que yo era lo más maravilloso que alguna vez hubiera visto en este mundo.

Su frente se junto con la mía, ladeo su cabeza haciendo que nuestras narices rozaran y repitió el acto, de forma de la cual éstas seguían manteniendo contacto, era un "beso esquimal".

Reí ligeramente, de seguro todos considerarían que somos una pareja algo "extraña", aunque ¿a quién le importa? Lo que cuenta es que somos felices.

Mi esposo rió ligeramente y junto nuestros labios delicadamente, por lo que únicamente tenían tacto físico.

Un cosquilleo invadió mi garganta, de un momento a otro la sangre se acumuló en mis mejillas de forma que éstas se tornaron de un ligero color carmesí.

Zayn sonrió y con delicadeza  junto nuestros labios, un ligero rocé y nuestros labios chocaron, adaptandose a la forma de los labios de el otro, haciendo que todo desapareciera por completo. Cualquier pensamiento coherente se esfumó por completo, dejando mis sentimientos y a mi corazón dominarme de pies a cabeza. El tacto suave y delicado de sus labios me hipnotizó, haciendo que sin dudar yo correspondiera de la misma manera. Nuestros labios danzaban sin querer parar, por momentos se separaban para tomar oxígeno y se volvían a juntar, como si fueran partes de un rompecabezas roto a la mitad y vuelto a unir, de forma que me hacia sentir completa y de alguna manera  extraña observando la situación desde otro punto de vista

¿Quién hubiera pensado qué él y yo terminaríamos así?

Lo conocí en una tienda de tatuajes a los dieciséis. Quería un tatuaje temporal, sin embargo por las leyes de el país no pude hacérmelo, no hasta que tuve los veintiuno. Y sorpresa, cuando llegué había un guapísimo chico con algunos pequeños tatuajes. Comenzó a coquetear conmigo al instante, a lo cual yo ignoré por completo. No negaré que el chico era más que irreal, pero no por eso iba a responder a su coqueteo. Nunca me gustó ver a chicas que prácticamente se abalanzaban ni mucho menos observar a las que prácticamente se abrían de piernas cuando cualquier chico guapo pasaba, eran realmente —desde mi punto de vista— patéticas.

No puedo evitar soltar una carcajada al recordar lo primero que Zayn me preguntó. Pues, se supone que me preguntaría mi nombre o edad como los demás, pero, lo que preguntó fue “¿tienes novio?”.

Reí bajito.

«Es que él es especial» mencionó mi lado divertido haciéndome reír más.

—¿Tienes novio? —preguntó mi esposo sacándome de mi mundo y trayéndome a la realidad.

«Quiere coquetear»

Reí otra vez.

—Sí y no, guapo —admití coquetamente y le guiñé un ojo.—¿Y tú tienes novia?

Mordí el lateral derecho de mi labio inferior, tratando de ocultar mi sonrisa, haciendo que Zayn sonriera.

—Sí y no, cariño —admitió con una imborrable sonrisa correspondiendo a mi acto de coqueteo.

—Entonces ¿no le importaría a tu chico si te besara en este mismo momento? —arqueó una ceja mientras formaba una sonrisa seductora en sus rosados, delgados y apetitosos labios.

—Si le importaría.

—Claro que me importaría.

Sonreí en sus labios, seguido de esto deposité un corto y cálido beso en éstos, el cual fue correspondido inmediatamente.

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